CAPITULO I
La historia que se cuenta a continuación es tan real como mi propia existencia, ya que nadie puede explicar lo que realmente he visto. Quizás algunas cosas que contenga está simple y humilde historia parezcan sacados de alguna narración de ficción o simplemente parezca un engaño. Pero eso es algo que yo no puedo decir y dejaré que ustedes mismos tengan el placer de decidir y pensar lo que quieran.
Era el verano del año 1924, yo tenía en ese entonces unos quince años, vivía con mi familia en un pequeño pueblo, del cual no voy a hablar, ya que no viene al caso mencionar, pero que cumplió una parte fundamental del suceso que voy a relatar.
Recuerdo muy bien ese año, estábamos el el ultimo día de clases, esperando a que terminara para dar comienzo a los días de vacaciones, algo esperado por todos, pero había algo en mi interior que me hacía sentir extraño. Las palabras de la profesora resonaban en mi mente casi sin ningún sentido, mientras mi cabeza se centraba en la extraña sensación que recorría mi cuerpo, como si éste intentara decirme algo.
Sonó el timbre y la hora de clases finalizó, tados salimos corriendo celebrando el fin de las clases. Me reuní con mis amigos a las afueras de la escuela, en una pequeña casa abandonada que se había convertido en nuestro refugio, allí hablamos y compartíamos opiniones sobre diversos temas, aunque lo paranormal siempre estaba presente.
Ese dia había sido el primero en llegar a aquella casa, la pobre estaba destruida, sus dueños la habían abandonado hacia mucho, y las arañas y la humedad se habían vuelto sus nuevos propietarios.
Esperando a que mis amigos llegaran decidí dar una vuelta por la casa, ya que nunca había tenido la posibilidad de conocerla más a fondo. La madera del piso vieja y podrida rechinaba con cada paso que daba, el silencio era sepulcral, a tal punto que podía oír hasta mi propio latido del corazón.
Llegué a una escalera que conducía al piso de arriba, las ventanas estaban tapadas y la poca luz que entraba reflejaba la sombra de los objetos como figuras siniestras que me seguían sigilosamente.
Finalmente llegué a la habitación de arriba esta estaba completamente desordenada, con cosas desparramadas por el piso. Me acerqué a la habitación que estaba a mi derecha y pude notar una pequeña caja dorada que se encontraba posada sobre la alcoba, esperando pacientemente ser encontrada.
Me acerqué a ella y nuevamente esa sensación en mi cuerpo, ignirando lo que sentía la abrí, un nerviosismo recorrió mi cuerpo, en ella había varias fotos viejas y algunos escritos en un dialecto al parecer desconocido, acercado al latín.
Seguí buscando y revolviendo todo lo que había cuando de pronto algo llamó mi atención, una fotografía bastante antigua o algo arruinada por el paso del tiempo. En ella habia una familia sonriente y feliz, como en cualquier fotografía, pero viendo con detalle, se podía observar detrás del hijo menor de la familia, una figura no humana, de una estatura menor, esta estaba asomando su cara, de aspecto horrible esbozando una sonrisa extraña, acompañada de unos ojos grandes y brillantes.
La sensación que tenía hace un momento comenzó a ser mas fuerte, casi que podía sentir la marida de ese ser o por lo menos sentir su presencia. El miedo se apoderó de mí corazón y preguntas surgieron ¿a caso la familia no se había alertado de aquella precensia? ¿a caso nadie sabía lo que estaba parado allí?
Un ruido me hizo soltar la caja que calló al piso desparramando su contenido, venía de abaajo. Guardé la foto en mi bolsillo y me quedé sentado en el cama, otra vez el ruido y cada vez se acercaba más, podía sentir a alguien subir las escaleras, cada vez se acercaba más y más, mientras en mi mente la figura de aquel ser se representaba.
Una voz se escucho y me trajo tranquilidad, era uno de mis amigos que me había venido a buscar. Salimos de allí pero no le dije nada de la fotografía, hasta no saber que era realmente.
Le di un vistazo a la casa mientras nos ibamos, pero no sé por que tuve por un momento la extraña sensación de aquella casa era más que una simple vivienda.
Continuará...