miércoles, 6 de noviembre de 2024

CANTOS A LA LLUVIA

LA BELLEZA ESTÁ EN LO SIMPLE, ALLÍ DONDE EL ARTE NACE SOLO



ESCRIRTOS CON OLOR A TIERRITA MOJADA

Por...MARK
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«Una lluvia cae lentamente
y te lloran las mejillas al reir.
Dentro del oscuro medio dia,
moretones amplios hunden el sol,
árboles en llanto lavan el alquitrán.
Donde van los hombres, corren sin ver
buscan una casa donde secar su piel.

Donde va la gente cuando llueve,
siempre hay un lugar donde parar».

(Pedro y Pablo-«Donde va la gente cuando llueve»)



✨CANTO PRIMERO✨


    La lluvia moja el pavimento reseco que la absorbe como un muerto de sed en el desierto. Me gusta la lluvia, me teletransporta hacia un lugar en donde abunda la bonanza, donde nada malo puede llegar a sucederme. Me lleva a ese punto en donde lo negativo se corta, y nada puede tocarme. Soy, en definitiva, inalcanzable para el dolor.

   No se si es que yo estoy desvariando, o hay una especie de conexión mística con la lluvia, es como casi un vínculo ancestral, que nos lleva a sentirnos liberados cuando empiezan a caer las gotas sobre nuestros rostros. Hay tantas canciones que admiran a la lluvia, que me hacen pensar que es uno de esos pocos placeres que realmente se pueden disfrutar con todos los sentidos. Sentado frente a la ventana, contemplando como esas lágrimas de ángeles caen rápidas y otras veces lentas, como siguiendo el ritmo de un juego ajeno a todo lo humano. Es mística la lluvia, es poesía, es pasión, es aroma dulzón de tierra mojada y brisa fresca que hace ruborizar las mejillas.

   Ahora, déjenme decirles que no existe cosa más hermosa que el amor de lluvia, que se da en ese momento, cuando los amantes se entregan al placer seductor del romance de pareja, y se comen las bocas sedientas en medio de un torrencial aguacero. Ellos saben que no necesitan paraguas ni ninguna protección, el vínculo armonioso que los une en ese momento único, es más importante que la ropa que empieza a empaparse hasta gotear y confundirse con las gotas de la tormenta.

   Si quiere podemos subir un poco más el nivel, y me atrevo a decir que es hermoso hacer el amor con lluvia. Hay que saber sentir el cuerpo del otro, comprender su inmensidad, mientras la naturaleza nos bautiza con su agua. Es un cuadro impresionista ver las curvas del amante siendo teñidas por las pinceladas de los relámpagos, que nos han invitado (forzosamente) a apagar las luces de la casa ¡Que deleite de placer, cuanta lujuria derrochada entre dos seres que se aman mutuamente!

   Y después, una vez culminado el acto amoroso, ya saciado el hombre y satisfecha la mujer, tienen el regalo de dormir bajo el cobijo de ese sonido que hacen las gotas al chocar contra el techo. Es como si el viento las meciera a un ritmo que las hace caer rendidas, así los amantes pueden ir alejando sus mentes de las prisas del día siguiente.

   Al amanecer la ciudad sigue bajo el azote del agua. Es increible como todo cambia su color, las veredas negras y blancas, resaltan el verde y ocre de algunas hojas que se ven desparramadas, mientras que los charcos de agua, dibujan los retratos fugaces de los transeúntes que no se detienen a contemplar las maravillas de la naturaleza. Hasta parece que incluso la ciudad toma otro colorcito, la hace más brillante, por eso yo la prefiero así, bajo la lluvia. Cuando sale el solo sufro entonces una decepción muy grande, porque ya no se hacen los retratos, porque las hojas se vuelven quebradizas, porque la ciudad se vuelve opaca y gris, como sin vida. Y la gente ya no parece humana, sino un compendio de autómatas que van y vienen sin sentido. La lluvia es el sentido, la lluvia es lo que alimenta el alma, lo que nos hace sentarnos a reflexionar.

   Que lindo es mirar la lluvia desde el sillón, con un buen mate o un rico café. La lluvia es la responsable de crear esos espacios, en donde nos pone a reflexionar, sobre cosas que quizás antes no hubieran tenido sentido. Recuerdo que en mi casa decían que el viento sur cambiaba el ánimo de la gente, como que las alteraba, yo creo, y siguiendo la misma lógica, que lluvia nos tranquiliza, porque estamos siempre en posición de combate, y al igual que los perros cuando se trenzan en combate y se les tira agua, esas gotas celestiales nos hacen bajar los humos, nos humanizan. Por eso creo que hay una especie de conexión mística, de lo contrario no habría versiones diferentes del Diluvio Universal, ni tampoco, tribus originarias, elaborarían con esmero ritos y danzas para invocar la lluvia.




«Viento dile a la lluvia
Que quiero volar y volar
Hace más de una semana
Que estoy en mi nido
Sin poder volar»

(Los Gatos- «Viento, dile a la lluvia»)




✨CANTO SEGUNDO✨


   Seamos sinceros, todos amamos ese aroma tan delicado de la tierra siendo mojada por gotas de lluvia fugaces, que se levanta como una fragancia que nos llena de naturaleza por dentro. Es que no hay nada como la conexión antigua entre lo moderno y lo natural. Amamos lo simple, por eso nos gusta la lluvia, y no nos importa si nos agarra en medio de la calle y no llevamos paraguas, porque nos da igual si nos mojamos. Aún así hay quienes corren a refugiarse de la tempestad, no porque no aprecien ese espectáculo maravilloso, sino más bien porque quieren cuidar esas prendas de valor solo sentimental.

   La lluvia calma con su mano pacífica todos los males del mundo, es como un efecto casi sedante lo que nos produce. Apenas conozco gente que odie la lluvia, por no decir que si hay, serían muy pocos. Tan solo unos amargados que no saben el valor de las pequeñas cosas, o tal vez —y solo tal vez— yo sea un exagerado al escribir esto, es decir, al ovacionar demasiado a la lluvia, analizándola, llevándola a un podio en donde es casi un milagro, y a lo mejor no es más que agua condensada en las nubes que cae a la tierra y ya está. Sin embargo, no me juzgue por encontrar lo majestuoso en lo cotidiano, pues no quiero, más bien me niego a perder la capacidad de asombro ante lo más banal y común. Todo es digno de admiración, pues en todo hay belleza, hasta incluso en los objetos más artificiales que el hombre ha creado.

   Mira al niño divertirse bajo la fina llovizna ¡Con que gracia se mueve! ¡Mira lo feliz que está! Casi ni le preocupa que su ropa termine empapada. Mira ahora al adulto en su automóvil, nervioso porque no quiere mojar su segunda piel ¡Cuánta frustración por no poder ser como aquel niño que divisa desde la ventanilla! A perdido la capacidad de ser feliz. Ya no se siente libre ni pleno, ahora es un rutinario ser, que le escapa a la magia, que ya no disfruta de la lluvia.

   Por otra parte, aquel chiquillo no le teme al tiempo, se ve cegado por la majestuosa obra de la naturaleza. Dirige la mirada al cielo y no puede entender cómo es que desde esa inmensa masa gris, brota agua. Es esa inocencia el milagro de la vida. Disfruta de su ignorancia. No le teme al qué dirán, es feliz en ese momento, por siempre y para siempre. Se hace ahí, uno con la lluvia.



«¿Quién podrá quererte como yo te quiero, amor?
¿Quién, pregunto quién, podrá quererte como yo?
Siempre lo decías y me atabas a tu piel
Con ramos de besos y escuchábamos caer
Sobre los techos de zinc,
Lluvias de otoño en abril.

Tengo esa nostalgia de domingo por llover,
De guitarra rota, de oxidado carrusel
¡Ay, Alelí!... ¡pobre de mí!».

(Abel Pintos- «Bailando con tu sombra (Alelí)»)




CANTO TERCERO

   Con qué energía uno devora discos, libros, películas y series en las tardes de lluvia. Placeres que todos podemos disfrutar, y de los que nadie se priva.

   La lluvia es también una invitación al amor pasional, a ese acto en donde las parejas se entregan a explorar sus cuerpos, a degustarlos, a comerlos. Por eso es que la lluvia une a las parejas, por eso es que hay una asociación real entre el beso romántico y la lluvia. A lo mejor son idioteces que nos vendieron las películas y libros romanticones, pero que hermoso es ese momento.

   La lluvia tiene un don particular y es que, así como puede darnos placer, es por otra parte, consoladora de almas dolidas. Nos lava con sus caricias toscas las lágrimas que lloran al ser amado que ahora yace enterrado en el cementerio local. No hay funeral que no sea recordado en donde no haya llovido, es como que necesita estar a tono con los sentimientos más tristes del ser. Y uno allí se siente raro, porque se encuentra entre el llanto y la sensación agradable de la lluvia, que hace confundir las cristalinas lágrimas.

  Si ya el entierro es un momento crucial en la vida del vivo, es también un poema si se une la lluvia al funeral. Es algo que termina por complementar la escena. Es el toque necesario, porque entendemos que no estamos solos, y podemos consolarnos al saber que si hay alguien allá arriba, también llora con nosotros.

   Pero también (lejos de lo negativo de la muerte), la lluvia es el reposo del obrero, que debido a la gran intensidad del aguacero, no puede llegar a su puesto de trabajo, y tiene que tomar la agradable decisión de quedarse en su casa, en ese templo magnífico que todos lo que lo habitan le llaman hogar. Sabe que puede por un tiempo disfrutar de su espacio, de compartir momentos, de hacer lo que le gusta, ni hablemos de descansar. La lluvia entonces se vuelve una bendición que alegra al pobre proletario, porque sabe que puede dormir un rato más, y que cuando se levante estará lejos de las presiones laborales ¡Que importa si es solo por un día! Por lo menos es un día donde puede ser feliz.

   No hay mal que por bien no venga, y la lluvia no puede hacernos mal, es alimento para la tierra, es beneficio para los campos, es alegría para los niños y solo lluvia para algunos adultos amargados.

   Pero quiero que sepan que yo le canto esto a ese estado natural, porque amo esos días de lluvia, días de relajo, donde no hay ansiedad, y pese a que todos en la ciudad quieren esquivarla, solo los que caminamos las calles, con el paraguas y los auriculares, sabemos lo bendecidos que somos.

  

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«You know I never meant to see you again
But I only passed by as a friend, yeah
All this time I stayed out of sight
I started wondering why

Now I, ooh, now I wish it would rain down, down on me
Ooh, yes, I wish it would rain, rain down on me now
Ooh, yes, I wish it would rain down, down on me
Ooh, yes, I wish it would rain on me»

(Phil Collins- «I Wish it Would Rain Down»)





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ESPACIOS DE MI ALMA EN DONDE LA LLUVIA SE VUELVE MAGIA





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«Someone told me long agoThere's a calm before the storm
I know, it's been comin' for some time
When it's over, so they say
It'll rain a sunny day

I know, shinin' down like water

I wanna know, have you ever seen the rain?
I wanna know, have you ever seen the rain

Comin' down on a sunny day?»

(Creedence Clearwater Revival-«Have You Ever Seen The Rain»)









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