HEREJÍA

 O LAS PALABRAS QUE JESÚS NUNCA PRONUNCIÓ 

Por...MARK

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1Los azotes laceran mí piel. Percibo el tejido abrirse cada vez que el cuero fustiga mí espalda. La sangre corre libre por las heridas que empiezan a ser visitadas por alguna que otra mosca.

2Veo sus rostros con sonrisas finamente esculpidas. Se regocijan con el sufrimiento de un pobre como yo. Ellos no saben lo que hacen ¿Acaso yo sí debería saberlo?

3Llevaré esta corona de espinas mientras el mundo aún siga siendo un calvario para las almas nobles.

4Seguiré firme en esta cruz hasta que mí cuerpo sea despedazado por el último cuervo.

5La lanza de Longinos se ha quedó incrustada en mí costado izquierdo, y vi la sangre estallar en una suculenta lluvia roja, tiñendo la cara del romano traidor.

6Mí padre me ha abandonado, para que el castigo de mí carne sirva de ejemplo a ustedes los infieles, que prostituyen sus vidas ante las entrepiernas de los poderosos, que las lamen hasta obtener de ellas el semen del poder, con el cual inseminan de sufrimiento al mundo.

7Entre este sufrimiento y todo el dolor que siento, los maldigo. Así como lo hice con el pueblo de Capernaum, lo haré también con cada uno de ustedes. Padecerán el silencio de mí padre, ante sus suplicas desesperadas.

8Yo sé que este no es mí final y en tres días venceré a la muerte, pero nadie más podrá hacerlo. Nadie más será inmortal.

9De ahora en más, sobre esta tierra no nacerán más hijos de Dios. Todos serán malditos. Crecerán entre inmundicias y escombros de ciudades en ruinas. Correrán a los templos en busca de la fe, pero no la encontrarán ahí ni en ningún otro lado. Han sido bendecidos como sus propios sepultureros.