EL PROBLEMA NO ES NO CONSUMIR DROGAS, EL PROBLEMA SON LAS DROGAS
PARA LIBERAR LAS MENTES JÓVENES
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No eres libre si aún estás atado a una adicción como el cigarrillo, el alcohol o drogas con la marihuana. Ya con el consumó de las mismas has perdido todo tipo de voluntad. Te has dejado seducir por el placer y hoy por hoy estás pagando esa dura decisión.
Por eso el straight edge es la opción principal para las mentes que quieren hacerse fuertes. Si, entiendo, te llamarán aburrido por no emborracharte como lo hacen tus amigos, por no querer darle una pitada al cigarro o por negarte a entrarle a la marihuana.
Ser straight edge no es fácil. Es lidiar con el invasivo consumo, que parece ser necesario para poder vivir. Es como que estamos obligados a caer en esas redes en donde si no te drogas no eres una buena persona o no eres alguien divertido.
Esto es más que nada ponerte a prueba, a ver cuanto aguantas, y en el medio está el tener los brazos cansados por tanto remar contra la corriente. El straight edge no busca otra cosa más que el propio bienestar. Nos demuestra que no hace falta hacer lo que hace el resto para sentirnos bien.
Y no, no somos especiales—ni únicos y detergentes— por no caer en las adicciones— somos más bien conscientes de los riesgos del consumo adictivo y preferimos, ya que estamos de paso, vivir alejados de lo malo, para poder estar libres de lo dañino.
Nosotros nadamos en dulce de leche definitivamente, pero aún así acá estamos, siendo una pequeña resistencia que intenta transmitir una mensaje sobre la importancia del aguante frente a un sistema que ordena con voz ronca de comandante: «¡Consume, consume!».
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