miércoles, 8 de octubre de 2025

EN DEFENSA DE LA NO MATERNIDAD

 ARGUMENTOS PARA NO SER MADRE



Y LA IMPORTANCIA DE LOS CUERPOS A LA HORA DECIDIR SOBRE SU FELICIDAD 




Por...MARK
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Tanto el matrimonio como los hijos, son opciones elegibles, es decir: por sí o por no. No son una obligación social. Y obviamente, el NO es la mejor elección

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  I

   Soy, ante todo, un defensor de la autonomía del cuerpo. Es decir, que nadie puede mandar sobre él más que yo, por eso es que defiendo de manera férrea el derecho que tiene una mujer para decidir algo tan simple como no ser madre.
 
   Esta idea es una de la tantas que defiendo, puesto que para mi visión, los hijos, al igual que el matrimonio y otras imposiciones, no son más que mandatos que ahora ya las mujeres no desean acatar, y eso está perfecto.

   Aplaudo de pie a la joven dama que se planta ante toda una sociedad y le dice en la cara que no desea traer hijos al mundo. Esto por supuesto genera un tremendo escándalo, pone a la gente a conversar y a debatir, sobre algo tan simple como una decisión, pero parece que para este sistema, es necesario engendrar nuevos esclavos que vendrán a suplantar a los que ya no sirven más.




II

   Nunca entendí porqué presionar tanto a la mujer con el asunto de los hijos. No es tan difícil entender una decisión, ni mucho menos respetarla. Cada quien viene a la vida para transitarla de acuerdo a sus intereses, y hay vidas a las que les es imposible pensar que puedan llegar a concebir otra. 

     Tenemos que estar tranquilos, pues el mundo no se va a extinguir, ni mucho menos. Me parece, ante mis ojos, una elección verdaderamente acertada la de no querer traer otra personita al mundo. No necesito grandes argumentos o explicaciones exageradas para entender la importancia que tiene vivir sin cargar con la responsabilidad de otra alma, que requiere de mí todo el tiempo. 

    Ya sabemos que la economía está al borde de la quiebra, que el mundo ha enloquecido y que ya las calles han perdido toda seguridad, ahora, frente a esta debacle hay que preguntarnos con toda sinceridad ¿Conviene tener hijos hoy? La respuesta es un rotundo NO.




III

   Tiremos abajo la vieja moral social y religiosa, que ya no logra imponerse en la mente de la gente, salvo en aquellos pobres adoctrinados por un lema perverso: «Dios, Patria y Familia», tres elementos tan sádicos, que han construido mitos imborrables, en base a fundamentar la mentira. 

  Dios, es tan solo una invención del hombre, que en tiempos antiquísimos, al no poder explicar su origen, termina recurriendo a la creación de una fábula que logra llenar el vacío que genera no saber de dónde somos.
 
   La Patria, no es más que tierra delimitada políticamente y utilizada con fines bélicos. Sobre todo para fomentar un falso orgullo hacia un suelo árido y con un puñado de edificios.

   Y por último la Familia, pilar del sustento, de la educación y la formación de los valores, pero a veces es un ente disfuncional, fragmentado por laceraciones que han ido alejando a cada uno de sus miembros. Cuando crecemos tenemos que enfrentarnos a un desafío que parece imposible, hay que romper con la idealización de la familia, porque cuando alcanzamos cierta edad, nos damos cuenta de que no dejan de ser personas, y por ende traicionan, matan, roban. La familia hoy, es un bastión que tambalea ¡Y qué mejor que eso! Porque una vez destruida, crearemos un modelo de familia renovado y mejor.

    Con respecto a la Familia, la mujer es la encargada de darle vida a través de la procreación, y a su vez, actúa como mediadora en las discusiones y es esclava permanente de esa misma institución, puesto que una vez que la mujer entró en el rol de madre, nunca podrá salir de él, porque no existe forma de renunciar a ese castigo, muchas veces adquirido por presiones o mandatos que, de no cumplirse, pueden terminar con la exclusión de esa mujer del círculo familiar. Algo muy lamentable que hasta en nuestros tiempos sucede.




IV

    Se teme, no sé porqué, al efecto contagioso que pueden tener algunas mujeres sobre otras, a la hora de manifestar lo bien que se sienten sin tener hijos. La gente lo ve como una especie de enfermedad, y las abuelas se persignan para que sus jóvenes nietas no caigan en ese encanto propio de Satanás.

    Las miradas raras, los comentarios que duelen y el prejuicio sin fundamento, terminan por desgastar a una persona que tan solo tomó una decisión consciente sobre su vida y su cuerpo.

    Frases como «te vas a arrepentir» o «no seas egoísta», no logran penetrar en las mentes de las mujeres decididas, que saben que su valía en el mundo, no se valida con cargar nueve meses a otro ser humano. Entiendo el milagro de la biología, pero respeto a los que no desean materializar ese milagro.

   Las personas asumen—y es cierto—que toda decisión evidentemente tiene una consecuencia, pero como todo en este mundo es dual, las consecuencias pueden ser positivas o negativas. Existe un cincuenta por ciento de posibilidades que no tener hijos sea la decisión, a futuro, mejor tomada, o puede ser que haya otro cincuenta por ciento que sea de arrepentimiento. Más allá de eso, si la mujer que decidió un día no ser madre, en el final de su vida se arrepiente, es tan solo una piedra más en la mochila de esa persona, al resto no tiene porqué importarle, porque evidentemente todos nos hemos equivocado en algo en nuestras vidas. 
 
   Hay que dejar de controlar, para empezar a dejar ser.




V

   No hace falta mirar con tanto detenimiento para darnos cuenta que la figura del hombre no es tan atacada cuando decide no tener hijos, si bien sigue resultando raro, no se le hace tanto hincapié en este asunto. 

   Al hombre se le suele perdonar esta forma de pensar, creo que por una razón biológica, mientras que a la mujer se le a asignado un cierto rango etario en el cual hasta cierta edad se le puede permitir ser madre. La mujer entonces debe afrontar con más firmeza las acusaciones y los consejos de la otredad, porque una vez que haya pisado los treinta y largos, tendrá que escuchar cosas como «se te va a pasar el arroz» o «¿Cuando vas a decidirte por ser mamá?».

   Parece que con este tema, la sociedad siempre se empecina en querer hacer cumplir su voluntad, ignorando los deseos del individuo. Ese es, sin dudas, un atropello a los derechos individuales, de poder decir sobre lo que uno quiere o desea en la vida.

   Si al hombre no se lo presiona tanto, porque no hacer lo mismo con la mujer. Por el hecho de haber nacido con la capacidad de engendrar vida, no significa que tenga (o quiera) someterse a un trabajo de parto.
   
   Así como nos gusta que respeten nuestras decisiones, también es fundamental respetar la de los demás. Al final, nadie se está equivocando, son simplemente formas de vivir completamente diferentes, pero válidas a la vez. 



¡GRACIAS POR LEER! 




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