EN MEMORIA DE LA RUTINA
POEMAS PARA ROMPER EL CÍRCULO
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LAS RAZONES DEL PORQUÉ
A cada día se le asigna un demonio particular, que lo vigila y se encarga de hacer su voluntad, para que el hombre tenga que padecer, en cada nuevo amanecer, un infierno.
Los días últimamente son largos, tediosos, todo porque decidiste irte. Todo porque no tuvimos el valor suficiente para afrontar la situación. «¿Y qué otra cosa voy a hacer?» me dijiste, yo solo me encogí de hombros, te miré y no supe qué decir.
Ese domingo me acosté deseando que el mañana nunca me encuentre. Le pedí a Dios y a la Santa Muerte, que me llevaran lejos, nunca me escucharon. Pero si me dieron fuerzas para que no pudiera llorarte. Creo que tengo los ojos hinchados por tanta lágrima reprimida. Creo que podría llorar un río ¿Pero para qué? Ya tú figura es un fantasma en los pasillos de mi inconsciente.
Ahora solo tengo que enfrentar una nueva semana. Odié cuando sonó el despertador y me encontré vivo un lunes.
Ahora solo tengo que enfrentar una nueva semana. Odié cuando sonó el despertador y me encontré vivo un lunes.
Por lo menos aún tengo ganas de escribir, y creo que esa es la mejor terapia, aunque no sé hasta qué punto me salvará de la locura.
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A LOS DÍAS DE LA SEMANA
*
LUNES
Se lo empieza así, sin ganas.
Su llegada hace que el resto de
los días que están por venir,
parezcan eternos.
Uno, durante el domingo, se
ha olvidado por un rato de
la estupidez de la monotonía.
Ahora, lunes de nuevo, hay
que volverse a enamorar de
la rutina.
Hay que conquistarla, aunque
en realidad no tengamos ganas
ni de levantarnos.
Quién ame los lunes, de seguro
debe tener una vida buena,
alejada de preocupaciones.
Quién detesta arrancar un
lunes, es un ser humano que
vale la pena.
Porque es real.
Porque siente la frustración
de tener que empezar una
un nuevo círculo.
Pero, contra esto no podemos
hacer nada, así está destinado.
Todos los días, de todos los años,
estamos, cual hamster, condenados a dar vueltas por
esta rueda, que llamamos semana.
¡Oh lunes apiádate de mí!
Que todavía tengo ganas de
dormir un rato más, de seguir
soñando, con que todavía no
has llegado.
Para darme cuenta al despertar, que ya
estás aquí.
Inamovible.
Y yo que no me quiero desprender
de estas sábanas.
*
MARTES
El martes llega con el sabor
del sexo mal hecho.
Es decir, se vuelve una
decepción, pues el ritmo
lento del tiempo, me hace
pensar que cada hora es
interminable.
Martes, tú que vienes con
la carga de la guerra.
Tu significado altera
cualquier intento de
satisfacción.
Me comprometo a dar lo
mejor.
Recién, cuando apenas llegas,
estoy tratando aún de procesar
el lunes.
Me convenzo de que tengo que
pasarte.
Que esa es la única forma de que
las cosas funcionen.
Pero el reloj no me ayuda.
Pero el amor me ha lastimado.
Pero la rutina me ha desgarrado.
Pero... Siempre hay un pero.
Excusas para desviarnos de
lo que nos causa dolor.
¡Oh martes, pasa rápido y no
te detengas, que yo ya quiero olvidarme de vos!
*
MIÉRCOLES
Llega la mitad de la semana.
Aún sigo con poca energía.
Desearía que todo se fuera
pasando más rápido.
Pero no importa, al menos
puedo sentir la satisfacción
de saber que estoy un día
más vivo.
Triste pero vivo.
La semana pasada decidiste
irte.
La semana pasada fue un
infierno.
Esta parece prometer un
poco más.
¿Cuánto tengo que seguir
dando?
La mitad de la semana me
agarró desprevenido, con
las manos en la soga.
Con un frío gélido en el alma.
Con un dolor que no puedo
explicar.
Mitad de semana y todavía me
sigo repitiendo, cuanta falta
me haces.
La cama está vacía.
Mitad de semana.
Sacando fuerzas de donde
no hay.
Para vivir.
¿Vivir?
*
JUEVES
Me siento decepcionado,
empecé el día con
demasiado positivismo.
Me extraña que yo sea
así, si hasta no hace mucho,
lloraba por tener que
levantarme a verle la cara
al estúpido sol, que quema
con su fuego las pobres
intenciones de un pueblo
que solo quiere seguir
soñando.
Será acaso que, este exceso
de energía, sea un derivado de
que falta poco para que estos
cinco e infinitos días se
terminen de una buena vez.
Aunque si me pongo a pensarlo,
las horas, que para nada son
cómplices del hombre, traerán
de a poco un nuevo lunes.
Un nuevo círculo que resucita y
muere, para resucitar de nuevo.
Jueves con aire de «juernes»,
palabra inventada por el
obrero, para intentar convencerse
a si mismo, de que ya falta poco
para el descanso.
*
VIERNES
Que el adiós no sea para siempre.
Que tu beso no me mate, cuando roce mis labios.
Que tus caricias no me sigan lastimando la piel.
Que tus palabras no me quemen como lenguas de fuego.
Que tus ojos no me mientan cuando me hipnotizan.
Que tu cuerpo no sea mi tumba.
Es que no quiero la gillette y la bañera.
Es que no quiero la soga y el árbol.
Ni el arma y la detonación.
Es que quiero la vida por sobre el triunfo pesimista de querer dejarlo todo.
Vienes, un poco más sano (si es que se puede estar sano hoy)
Viernes, un poco melancólico.
Pero viernes al fin.
SÁBADO
Empieza bien, y espero
que así termine.
Será tal vez porque ya
me despedí de las
preocupación de la
semana.
Será porque se terminó,
por lo menos durante
dos días, el tormento
del trabajo.
Decido ahora dedicarme
al relajo.
No quiero más productividad
por hoy.
Quiero ser tan sólo yo y mi
alma.
Ayer cancelé todas mis salidas.
Ahora me quedé sin vos y sin
amigos.
La soledad del sábado duele
mucho menos que la de los
domingos.
Por lo menos es un día que
no me está apuñalando
el alma con su cuchillo
melancólico.
Al menos es un día
para sentirme, dentro
de mis posibilidades,
un poco más vivo.
DOMINGO
Este día cae como un
balde lleno de melancolía
sobre mi alma fría.
Me reafirma que el tiempo
pasa rápido.
Una bendición, porque estoy
más cerca de la tumba.
Una maldición, porque jamás
te volveré a ver.
Sólo quiero estar en la cama.
Hundido en las sábanas.
Me molesta la luz del sol y
el ruido insoportable del
vecindario que se despierta
entre risas y música.
¿Por qué están felices?
¿Hay razones para estarlo?
Yo no las encuentro.
El domingo me deprime.
El domingo es como estar
dentro de una tumba.
Mi cama es mi ataúd.
Mi cuerpo ya empieza a
pudrirse.
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