INTRODUCCIÓN
I)-Lo que pienso. II)-Lo que siento
I)- LO QUE PIENSO
Para darle una buena introducción a este manuscrito, decidí dividirla en dos partes, por un lado, y primero en la lista tenemos lo que pienso, que no es más que mí visión propia de la vida, a través de un pensamiento muy poco común, crítico, y compartido por un reducido número de personas. Es más bien ese lado contestatario de la vida, que lo único que quiere hacer es escapar de las garras sanguinarias de este sistema tan vil, cruel, e infantil, que no es más que la esencia humana.
Lo que pienso se puede resumir en el hecho de vivir la vida sin la necesidad de demostrarle nada a nadie, ni de aparentar ser lo que no soy.
II)- LO QUE SIENTO
Y segundo, pero no por eso menos importante, está lo que siento, que es lo que resume a ese costado más sentimental y blando de mí ser, que me impulsa a vomitar lo que siento, porque sé que si me tragara las palabras que aquí suelto, el veneno sería tanto, que de seguro hoy mismo moriría.
Así también, hablar desde los sentimientos, hace que las palabras formulen frases menos fuertes, pero que me permitan explayarme en lo que pienso.
Si bien no busco imponer un pensamiento único, ni convencer a nadie a qué piense como yo, sino que es todo lo contrario. Como generalmente siempre dejo que los sentimientos triunfen y avasallen los ejércitos del pensamiento, se ha metido debido a esto, en mí mente la idea de dejar un testimonio por escrito de mí forma de pensar, más allá de si este escrito sea publicado o no, pero por lo menos sabré que queda algo mío deambulando por ahí, cuando de mí solo queden huesos.
CAPÍTULO I
Ser o no ser
I) Ser quien yo soy. II)Sobre lo que es ser uno mismo. III) El valor de la originalidad. IV) La virtud del diferente.
I) SER QUIEN YO SOY
La difícil decisión que al llegar a una cierta edad tenemos que tomar, se centra en el hecho de reconocer mí «yo». En cierta forma, y aunque les pueda sonar un poco extraño, muchas veces no sabemos quiénes somos en realidad, quien es o quien conforma nuestro verdadero ser. El autoconocimiento es en este caso una cosa clave. Partiendo de una base, digamos que en la
adolescencia es donde más se empieza a desarrollar este concepto del yo, de quién yo soy como persona, muchas veces influenciado por terceros que aparecen en nuestro entorno, o en nuestro día a día, por ejemplo quizás nos gusta cierta forma de vestir que encaja perfecto con el artista que tanto admiramos, y vamos adhiriendo ello a nuestro modo de existir.
Al principio nos cuesta encontrar nuestro camino, vamos tomando ideas, conceptos, de aquí y allá, para ir en pocas palabras, conformando nuestra propia identidad. Pero que no termina nunca de ser nuestra verdadera identidad, sino un conjunto de perspectivas ajenas, que a través del pensamiento de otros, yo las proyecto en mí ser. Es por eso que al principio de todo, mis ideas no son mías, sino las planteadas por alguien más. Pero son estas ideas un estadio momentáneo en nuestra mente, porque como toda cosa sobre la faz de la tierra, madura, y el cerebro va madurando, y de a poco se comienza a alejar de ese pensamiento que no es más que el pensar de alguien más, para ir muy paulatinamente creando mí propia visión de las cosas.
La mente tiene una ventaja por encima de todo el resto de órganos del cuerpo humano, y esta es que siempre está activa, creando constantemente ideas, pensamientos, razonamientos, que nos ayudan a afrontar lo que sucede en un día más de vida. Este estado de estar constantemente generando, y produciendo ideas nos llevan al proceso de maduración, a veces se produce más temprano, y otras veces más tarde, pero nunca se detiene, por eso las cosas no nos afectan de la misma manera a los quince años, que a los veinte, o a los treinta.
Sin perder el hilo de lo que he escrito, considero que las ideas primigenias que aparecen pululando por nuestra mente, son sin lugar a dudas, las familiares. La familia influye mucho, por no decir demasiado, en el pensamiento y en la creación de ideas propias. Al principio crecemos creyendo lo que nos dicen los mayores, pero a medida que vamos creciendo, empezamos a dudar, y ponemos en tela de juicio esas ideas, las cuestionamos quizás porque no encajan con nosotros, o porque no son lo suficientemente importantes. Lo que sí no podemos negar, es que la familia es la primera que nos marca una línea de pensamiento clara.
Después como segunda línea de pensamiento tenemos a la escuela, que esta debería enseñarnos a poder pensar por nuestra cuenta, enseñarnos a generar ideas propias, sin intermediarios ni ningún tipo de adoctrinamiento.
Una vez terminada la escuela, y destruido o mejorado el pensamiento familiar, con el avanzar de la edad, cuando comienza uno a introducirse por otros caminos (empieza a explorar otros mundos como quien dice), va también madurando, y la esencia que nos hace ser quienes somos, sale a la luz. Es ahí cuando creamos nuestro propio pensamiento personal, nuestro propio criterio sobre las cosas, puede ser más o menos cuestionable pero no por eso menos respetable. Si bien el concepto de pensamiento propio no es más que la construcción sólida de una base de ideas derivadas de una fuente de inmensas influencias que convergen en un solo punto, mezclándose de forma irreversible con nuestra propia percepción de la realidad.
Sin dudas el llegar a un nivel de pensamiento propio es muy aceptado, sin embargo hay demasiadas personas que en su estado de esclavitud mental, sienten lo que yo puedo leer como una envidia recalcitrante, o celos desmedidos, porque ellos no son capaces de poder generar un pensamiento propio. Son quienes se dejan llenar la cabeza con ideas ridículas, son quienes levantan las banderas de ideales despóticos, son quienes avalan cualquier pensamiento que vaya con el principio moral de la sociedad, y no contra ella, son quienes construyen la vida en base a prejuicios que encapsulan sus mentes en un laberinto sin salida, son en definitiva resentidos sociales, mediocres (José Ingenieros), que se conforman con lo que es común, y no se cuestionan en nada la vida.
Ser uno es ser un anarquista de la vida. Es vivir sin poner límites internos, ni externos. Es vivir cada día como un ser enteramente libre, en cuerpo y espíritu. Es derribar cualquier muralla que nos condene y nos ate con los pesados grilletes de la decadencia social.
Para ser un mismo no se necesita más que aceptar lo que uno es, no hacerle caso a las voces de ll os envidiosos, visualizar el camino, y seguir a pesar de las adversidades, para que al final de nuestra existencia logremos descubrir que pudimos hacer una vida auténtica, como seres originales, y no la copia de la copia.
II) SOBRE LO QUE ES SER UNO MISMO
Adoptar la postura incómoda de ser uno mismo, es a veces desgastante, y cómo esa responsabilidad es mucho peso puesto sobre nuestros hombros, solemos desistir y adoptar la postura común de la mayoría, entregándonos a intentar, por lo menos, pensar como el resto y no ser tan cuestionadores.
¿Por qué digo que ésta postura es incómoda? Porque a veces pensar de una forma que sale del eje del pensamiento mayoritario, o lo socialmente adecuado, puede generar una cierta discrepancia con el resto de los seres mortales, y por lo general cualquier cosa que vaya en contra de la corriente, es brutalmente castigada con la indiferencia del resto, excluyéndola del vínculo social; somos vistos como unos dementes que hablamos incoherencias por ir en contra algo que puede ser considerado normal.
La incomodidad se acentúa un poco más con cada día, mes, o año que pasa. A veces ésta se presenta en un mayor grado cuando empezamos a formar el pensamiento propio, y comenzamos a barrer con fuerza lo que se nos fue impuesto.
De todas formas hay que aceptarlo, lo más importante es aceptarse a uno mismo, como es y
con lo que se piensa sobre ser uno mismo, y te digo que a veces el camino se puede poner difícil, te pueden poner mil trabas, pero lo más importante de toda esa experiencia, es que aprendes a valorar el verdadero significado de ser quien uno es.
Solemos ser la copia de la copia, como si estuviésemos hechos todos con un mismo molde, moldeados bajo la misma línea, pero no sé si te has puesto a pensar lo aburrido que sería si pensáramos todos iguales, lo tan monótona y repetitiva que sería la vida.
A lo largo de la historia, siempre han habido personas que han salido de la misma línea común de pensamiento, de estética, de habla, en fin, rebeldes de lo establecido, que destacan por su irreverencia, su excentricidades, su conducta fuera de la norma.
No hay nada de exagerado cuando se dice que asumir las consecuencias de ser uno puede ser problemático, más hoy en día dónde la auto-censura es algo que está a la orden del día.
Preferimos callar para no ofender o decir algo que podría traernos serios problemas, para evitar también que ningún ser se sienta mal, cuando a fin de cuentas uno debe poder decir sin problemas qué es aquello que le molesta, o piensa sobre la realidad que le rodea.
Ahí pues, encontramos otra cualidad del hombre que sabe ser uno mismo, es precisamente la idea de que tiene el valor de decir lo que piensa, más allá de los problemas que podría causarle. El hombre que puede ser uno mismo, no le teme a la censura, se hace cargo de la responsabilidad de lo dicho, y sabe aceptar con total honor si ha hecho lo correcto, y si si se llegase a equivocar, con desmedida sinceridad aceptará el error que cometió, jurando que jamás se volverá a repetir cosa semejante.
Sobre ser uno mismo solo puedo decir que es la decisión más sabia, y aún así la más
arriesgada. En el mundo donde impera la imagen, el contenido superfluo, el tener muchos seguidores; en el mundo en dónde triunfar es tener riquezas exacerbadas, un auto lujoso, la mejor casa, y aparentar sobre todo que vivo feliz— a costa de ocultar el dolor que se siente mostrando lo que no soy para recibir un par de nuevos seguidores o más me gustas— se vuelve muchas veces pesado para los que no comparten o no pueden llegar a ese «estilo de vida ideal». A estas personas solo les puedo decir que si asumen el deber de ser ellos, se darán cuenta que la vida de ninguna manera pasa por eso, lo simple debe ser lo que nos llene, porque ese auto de alta gama, no estará para cuando la vida te golpeé, y te haga tambalear.
Hoy veo jóvenes que de alguna manera quieren copiar la vida de alguien más, porque eso lo llevó a la fama, o les hace codearse con personalidades importantes que a nosotros nos gustaría tener el placer de conocer también, pero mira que hay algo que nadie hoy en día tiene, el valor de ser original es algo que se perdió por completo desde el momento cero en que descubrimos que somos la misma copia, una tras otra.
Como toda decisión en la vida siempre recae en uno la responsabilidad, o aprendemos a aceptar quienes somos, o terminaremos irremediablemente siendo nada.
III) EL VALOR DE LA ORIGINALIDAD
Hoy se le da un valor un poco sobrevalorado a la idea de la originalidad, cuando a simple vista nada es tan original como parece, todo ya se ha inventado, y desarrollado hasta ser consolidado por un grupo de personas. Las formas de vestir, las nuevas palabras que nos da esta era de la internet, y demás cosas como la televisión, nos condicionan de alguna manera en nuestra percepción de la realidad. Pero ¿Cuál es el verdadero valor de la originalidad? Sería muy fácil decir que la originalidad es algo que está ligado a lo novedoso, a lo nuevo, a lo nunca visto, por ende aquella mujer que se viste de una forma fuera de lo común puede ser original.
Pero por fuera de la moda, o del mundo de internet —pero a su vez no tan fuera de éste— ¿Qué hay con el pensamiento original? ¿Es valorado gratamente que usemos nuestra cabeza para pensamientos propios, y no nos dejemos llevar por lo que piensa la corriente? Muy a mí pesar hoy por hoy, vale la pena ser uno igual al resto que entregarse a los brazos de la originalidad, si bien mí teoría se refuerza aún más cuando digo que somos la copia de la copia. Somos como ese reservorio en donde se van depositando diversas cosas de diversas índoles, generando un batido en nuestra mente de ideas, que se reflejan en nuestro exterior.
Pero ¿Qué es buscar la originalidad? Es quizás la pregunta más importante de todo este capítulo, es por sobre todas las cosas sobresalir de la línea por la cual vamos todos, es caminar por un rumbo diferente, es marchar al ritmo de otro tambor como diría Henry David Thoreau.
Hay que dejar en claro que la originalidad no pasa por el nuevo look, por la nueva moda o lo que sea que está sucediendo, y se vuelve tendencia a nivel mundial. El sentido de la originalidad pasa por la idea de saber apreciar las cosas sutiles, simples, e importantes de la vida, sin darse aires de superioridad, es entenderlo todo, pero a la vez declararse un ignorante en las cosas de la vida para seguir aprendiendo, y todo esto por el mero placer de conocer, saber, e interactuar con la vida misma—que nos es desconocida en su totalidad—, sin la molesta interposición de las pantallas de nuestros celulares, sin la contaminante presencia de las redes sociales. El momento se vive en ese instante en donde somos felices con poco y nada, no por tener la mejor foto en Instagram; la libertad se mide en poder mostrarme como soy ( porque no estoy en contra de las redes sociales), sin pasar antes por un tratamiento de diez filtros para eliminar los granos de mí cara, o sacarme grasa de más, porque de esa forma, y creo que tampoco nos damos cuenta, nos estamos diciendo a nosotros mismos que no valemos, que no somos lo suficientemente atractivos o atractivas, en definitiva te estás diciendo a vos mismos que no vales, eres feo/a, y que por eso debes recurrir a mejorarte porque sino no serás lo suficientemente aceptado en esta sociedad tan superficial.
El original en contraste a todo eso, le hace caso omiso a la opinión ajena, es agradecido por
como es, sabe cuál es su valor, es un orgulloso por lo que hace, y sabe en el fondo que nadie más que él es el dueño de su propia vida. El original desprecia lo superficial, porque sabe que alimentar la mente es la mejor opción, y no por hacerse notar como una persona culta, aparentando ser más que el resto— porque si hiciera eso, estaría rebajándose al nivel de los demás —así con todo eso sabe que el conocimiento es poder, y no duda en aprender, en despertar, en declararse un ignorante, porque nunca es suficiente.
El hombre que descuida su intelecto, debo decir con mucho dolor, está perdido para siempre, e inmerso a ser un esclavo toda su vida. Ahí entra y se vincula fuertemente, la personalidad original, con la idea de ser diferentes, algo que no está para nada mal, y que es de hecho el camino que debemos recorrer todos, para experimentar lo que es, aunque sea una sola vez esa sensación de hacer y ser algo que los demás sueñan, pero no pueden alcanzar.
IV) LA VIRTUD DEL DIFERENTE
Cómo ya vivimos el original se distingue del resto, por su contraria forma de ser, de pensar, y de actuar, pero por otro lado la virtud del diferente está ligada a otras cosas que nos hacen más especiales todavía, reside la verdadera esencia de lo que nos hace diferentes, en esas pequeñas cosas que nos vuelven especiales. En cierto punto, cada ser es especial porque es único en su ser, pero hay quienes sacan a relucir esa diferencia, no con ánimos de mostrarle a todo el mundo que son únicos y especiales, sino para mostrarles que a veces ésta bien ir en contra de la corriente.
Esa virtud discrepa siempre del pensamiento ordinario, el que posee la cualidad que lo hace destacar, ese virtuoso, no es más que alguien que se niega a acatar algunas cosas que para él y su forma de ver la vida, no son más que imposiciones sociales.
Esta de más decir que la sociedad toda, en general es de imponer una serie de normas, que obligan a aquellos que las cuestionan, a pararse del otro lado de la vereda, siendo vistos como raros, como desviados, pero eso se refleja siempre en la envidia del ser ajeno; el que no puede ser libre por mérito propio, no hace más que ser un esclavo excelente, empero envidiará de manera perpetua, la libertad de los demás, y envidiará también, aquella virtud que lo destaca del resto, es decir aquella cualidad de la que él carece, pero que el envidiado posee y muestra con orgullo.
¿Pero qué puede ser considerado como una virtud que nos hará diferentes? A simple vista es normal que todos pensemos de formas diferentes, y es allí donde recae el peso de la virtud, por ejemplo el aprender, amar y aceptar la vida simple, sin pretender grandes intereses materiales, ninguna riqueza de ensueño, y a la vez viviendo plenamente con la comodidad de lo que tengo, eso nos da la virtud de una vida que sobrepasa lo establecido, más en estos tiempos, en donde todo transcurre hoy por el nuevo aparato que logre comprarme, el nuevo vehículo que todavía estoy pagando, o la lujosa casa que me compré.
Hoy en día, en el mundo de lo excesivamente material, una personalidad que posee la virtud de vivir en simplicidad es demasiado criticada por la forma en la que afronta la vida. Porque seamos claros, la felicidad está dentro de nosotros, y nadie es más feliz que nadie por el hecho de poseer el auto más grande, o porque mediante ese auto logró atraer al sexo opuesto, cuando sinceramente si una mujer se interesa en vos, solo porque tenes plata, o un auto lujoso, creo que es momento de empezar desconfiar si eso es realmente amor, o un deseo/atracción a lo material.
La virtud es en cuestiones de vida, abrazar lo que soy, criticar lo establecido, y hacer la vida propia, por más que ésta transcurra por la vereda opuesta, al borde de la vida prefabricada, o artificial que hoy tenemos la complacencia o la desgracia ( me inclino más por la segunda) de vivir.
La virtud que nos califica como seres únicos, y de un pensamiento que sale del eje establecido, se entrena, madura, y se va convirtiendo en un escudo que nos defiende del ataque sistemático del mundo actual. Es también adoptar una postura por la propia vida, y no viviendo para pensar en la vida de los demás, porque esa vida se degenera a un grado tan bajo cuando nos hacemos cargo de los problemas de los demás. El que es uno mismo, solo se ocupa de sí mismo, puede ayudar, porque el impulso de esa virtud lo mueve a salvar la vida de sus pares, pero una cosa es el ejecutar una buena acción, y otra cosa es descuidar la vida propia para solucionar la de los demás.
Los virtuosos aman su vida, aman la de los demás, aman el conocimiento, y desprecian lo material en el sentido de tener por tener (de comprar para tirar), y sobre todas las cosas no tienen vergüenza en decir lo que piensan, así esto rompa con las perspectivas de vida de la sociedad. Porque por sobre todas las cosas, el virtuoso sabe que moralistas hay muchos pero muy pocos son los que tienen moral, porque sabe que afrontar los hechos de la vida muchas veces no es tarea sencilla, y más si no se piensa como en el común de la sociedad.
Esa virtud discrepa siempre del pensamiento ordinario, el que posee la cualidad que lo hace destacar, ese virtuoso, no es más que alguien que se niega a acatar algunas cosas que para él y su forma de ver la vida, no son más que imposiciones sociales.
Esta de más decir que la sociedad toda, en general es de imponer una serie de normas, que obligan a aquellos que las cuestionan, a pararse del otro lado de la vereda, siendo vistos como raros, como desviados, pero eso se refleja siempre en la envidia del ser ajeno; el que no puede ser libre por mérito propio, no hace más que ser un esclavo excelente, empero envidiará de manera perpetua, la libertad de los demás, y envidiará también, aquella virtud que lo destaca del resto, es decir aquella cualidad de la que él carece, pero que el envidiado posee y muestra con orgullo.
¿Pero qué puede ser considerado como una virtud que nos hará diferentes? A simple vista es normal que todos pensemos de formas diferentes, y es allí donde recae el peso de la virtud, por ejemplo el aprender, amar y aceptar la vida simple, sin pretender grandes intereses materiales, ninguna riqueza de ensueño, y a la vez viviendo plenamente con la comodidad de lo que tengo, eso nos da la virtud de una vida que sobrepasa lo establecido, más en estos tiempos, en donde todo transcurre hoy por el nuevo aparato que logre comprarme, el nuevo vehículo que todavía estoy pagando, o la lujosa casa que me compré.
Hoy en día, en el mundo de lo excesivamente material, una personalidad que posee la virtud de vivir en simplicidad es demasiado criticada por la forma en la que afronta la vida. Porque seamos claros, la felicidad está dentro de nosotros, y nadie es más feliz que nadie por el hecho de poseer el auto más grande, o porque mediante ese auto logró atraer al sexo opuesto, cuando sinceramente si una mujer se interesa en vos, solo porque tenes plata, o un auto lujoso, creo que es momento de empezar desconfiar si eso es realmente amor, o un deseo/atracción a lo material.
La virtud es en cuestiones de vida, abrazar lo que soy, criticar lo establecido, y hacer la vida propia, por más que ésta transcurra por la vereda opuesta, al borde de la vida prefabricada, o artificial que hoy tenemos la complacencia o la desgracia ( me inclino más por la segunda) de vivir.
La virtud que nos califica como seres únicos, y de un pensamiento que sale del eje establecido, se entrena, madura, y se va convirtiendo en un escudo que nos defiende del ataque sistemático del mundo actual. Es también adoptar una postura por la propia vida, y no viviendo para pensar en la vida de los demás, porque esa vida se degenera a un grado tan bajo cuando nos hacemos cargo de los problemas de los demás. El que es uno mismo, solo se ocupa de sí mismo, puede ayudar, porque el impulso de esa virtud lo mueve a salvar la vida de sus pares, pero una cosa es el ejecutar una buena acción, y otra cosa es descuidar la vida propia para solucionar la de los demás.
Los virtuosos aman su vida, aman la de los demás, aman el conocimiento, y desprecian lo material en el sentido de tener por tener (de comprar para tirar), y sobre todas las cosas no tienen vergüenza en decir lo que piensan, así esto rompa con las perspectivas de vida de la sociedad. Porque por sobre todas las cosas, el virtuoso sabe que moralistas hay muchos pero muy pocos son los que tienen moral, porque sabe que afrontar los hechos de la vida muchas veces no es tarea sencilla, y más si no se piensa como en el común de la sociedad.
CONTINUARÁ....