LA DESHUMANIZACIÓN DE LA SEXUALIDAD
EL PEOR CONTENIDO AL ALCANCE DE TODOS
Por…MARK
*******
*
«El órgano sexual más
importante es el cerebro»
*
I
Todos «pecamos» alguna vez por ver o hacer contenido sexualizado en diferentes plataformas que no son adecuadas para ese tipo de material, que intenta disfrazar con sutilezas—por ejemplo bailecitos tontos— unas intenciones que no son más que la de generar interacción mediante la utilización del cuerpo como llamador de la atención.
Definitivamente estamos dentro de una burbuja virtual en la que, lo que prima, es la idea de vender el cuerpo por un par de likes. Pero es interesante plantear como el producir este tipo de contenido puede afectar de manera altamente negativa la esencia humana.
Hoy, con la inmediatez de las reacciones y sin la necesidad de tener uno que salir, puede desde la comodidad de un hogar cálido, darle rienda suelta a la experiencia de objetivar el cuerpo, lo que conlleva una rápida y escalada deshumanización.
II
Me gustaría entonces iniciar esto hablando desde el punto de vista (y de vida) cristiano para ver quién puede atreverse a tirar la primera piedra, y nadie lo haría, porque todos, a pesar de negarlo en la cotidianidad, consumimos algún tipo de material con un contenido sexual que, dependiendo de su estilo o estética, se puede dividir en dos partes:
a)- Contenido sexual directo: cuando la intención se aleja de las sutilezas y directamente se muestran actos explícitos y sin ningún tipo de reparo. Lo podemos encontrar en diferentes páginas XXX o en el popular OnlyFans
b)- Contenido sexual indirecto: se lo puede encontrar en redes sociales que no son específicamente de contenido para adultos, y se caracterizan por jugar con el doble sentido y el chiste sutil pero cargado de simbolismo erótico. Generalmente es una estrategia que les permite sortear los obstáculos que ponen las diferentes plataformas para así cuidar al público que es menor de edad, que de igual manera tiene acceso a este contenido indirecto de forma gratuita, porque los «creadores», saben aprovechar aquellos aspectos en los que las diferentes políticas de determinadas redes sociales los dejan libres de culpas.
El tipo de contenido (a) sinceramente no me preocupa demasiado, pues no está tan a la vista como si lo está el contenido (b), porque es imposible pasarse de un reel o un short a otro, sin toparse con videos que definitivamente no tendrían que estar ahí, o por lo menos sin una restricción de edad, porque bien sabemos que hay muchos menores de edad en plataformas como Youtube o TikTok, que no tienen porque ver ese tipo de cosas.
III
De todas formas no estoy acá para dar sermones de que es lo que se debe ver y que es lo que no, después de todo no estoy apto aún para lanzar la primera piedra. Tampoco necesito ponerme en modo RedPill y hacer todo un discurso sobre el valor perdido de las mujeres modernas o de los hombres que consumen este contenido.
Mi enfoque está ligado a una simple idea que me da vueltas en la cabeza, y es la mercantilización de cada cosa que nos rodea, incluso nuestros cuerpos.
La moda actual de las redes sociales, que curiosamente no decrece, nos muestra ese interés comercial por intentar alcanzar un cierto estatus mediante, por ejemplo: la marca personal. Este concepto no es más que una estrategia para intentar monetizar cada rasgo que nos destaca.
La marca personal es solo un juego para intentar venderse en un mundo competitivo, y es obvio que gana el que ofrece el mejor producto. Por eso, muchas modelos de OnlyFans se agarran de la marca personal para simular que esa mercantilización de sus cuerpos no es más que negocios (una justificación poco ética). Por supuesto que negocian con el libido de los hombres, que depositan su dinero por ver un par de pechos. Esto desemboca en problemas graves que nos alteran la concepción que tenemos sobre sexo y sexualidad.
La línea que divide los negocios (sexo) con la superficialidad de la materia (sexualidad), nos da un intención errónea sobre como podemos percibir al otro, de ahí que, todo lo que lleve a dicha persona, no podrá ser desprendido de esa etiqueta que le dió su propia marca personal.
IV
Hay que prestarle una total atención a la postura moderna y capitalista de mercantilizar el cuerpo, como si fuera un objeto de alto valor, pero que irremediablemente, con el tiempo, perderá todo esplendor. Si es que la degradación moral no lo termina por consumirlo antes de lo esperado.
Pero ¿por qué digo que hay que ponerle atención a la hipersexualización? Esta pregunta deriva del análisis de que cuando se trata al cuerpo como si fuera tan solo mercancía, se pierde cualquier tipo de valor. La carne se desprende de todo sentimiento, y pasa a ser tratada como objeto de deseo o de admiración, lo que desvaloriza al componente humano.
La sexualización gratuita (en el sentido de la libertad de poder mostrar la intimidad como si nada fuera), empieza por degradar la imágen humana. Una vez que la persona se expone a difundir su imágen íntima, deja de ser sujeto para pasar a ser objeto. Ser objeto no significa otra cosa más que la pérdida del sentido humano, donde se le resta la importancia vital al alma y la profundidad del pensamiento, y se pondera en cambio la importancia de la figura combinada con el rédito de exponer algo tan personal como la vida sexual.
Para el resto de espectadores esa mujer o ese hombre, que se vende por dinero, ya no es un ser pensante, tan solo pasa a ser un objeto de deseo, en donde el interés por los conocimientos profundos, se reducen a una belleza que solo logra ir en una sola dirección, la sexual.
V
Lo sexual domina el mercado actual, es increíble la cantidad de contenido que se produce, siempre tratando de superarse. Pero el crecimiento exponencial se debe en primera instancia a la falta de censura a la hora de evaluar si realmente ese video o esa foto, es la adecuada para la plataforma. Dejo en claro que siempre voy a hablar del contenido indirecto, aunque también hay que tocar el tema de OnlyFans, una plataforma que se posiciona como popular entre los que quieren hacer dinero fácil.
Quiero retomar el punto que dije arriba sobre el contenido que siempre está tratando de superarse. Pongamos como ejemplo a la chica inglesa que se acostó con cien hombres en veinticuatro horas. Ese suceso es especialmente adecuado para hablar de como Lily Philips se convirtió en el ejemplo real del ser-objeto.
Con su «asombrosa hazaña», la británica logró sellar su final como humana para ser solo un cuerpo fetichizado por hombres a los que ella les dió el consentimiento, al acceder a complacer los favores de quienes quieren seguir manteniéndola en ese estado de no-sujeto.
Su conducta vino a darle un sentido a todo esto que estoy escribiendo, y es que ya no puede ser vista como persona, es solo eso, un objeto con fines sexuales, que compró el discurso de la mercantilización de sus atributos, como nos enseña la nueva cultura de la libertad, donde prima esta especie de seudo-revolución, que no hace más que alterar las mentes de las personas.
Pero Lily Philips es una de varias, solo que ella está en el ojo de la tormenta, por tan solo ponerse a si misma como objeto, al venderse a cien hombres. Y lo peor de todo, es que la objetivación es dañina para la persona, pues ya no habrá con ella interacciones reales, solo será vista como un cuerpo para saciar la euforia erótica.
Lily Philips sufrirá las consecuencias de su actuar, siendo relegada de lo único que le quedaba de humanidad.
VI
Es lamentable tener que llegar a un determinado momento en el que decidimos perder todo, hasta nuestra intimidad con tal de llamar la atención en este mundo demasiado globalizado.
Sabemos muy bien que el sexo vende, y mucho, por eso es también una forma de manipulación, porque juega con ese impulso que nos provee la potencia sexual, para hacernos entrar en un bucle constante y en forma de espiral, en dónde ese tipo de contenido termina siendo más y más, a medida que nos introducimos en el.
Y es sabido que por cada like o interacción con ese tipo de material audiovisual, el algoritmo jugará de maneras perversas para seguir recomendando más contenido de ese estilo y así, lentamente, volviendo objetos a personas.
De ninguna manera pido la prohibición para este tipo de contenido, solo quiero dejar aquí asentado lo mal que hace venderse en una plataforma para obtener unos miserables dólares, a lo que habría que preguntarle a estos sujetos ¿Cuánto vale tu humanidad? Si me lo preguntan a mí, al parecer muy poco.