UNA SEÑAL DE ESPERANZA
Por...MARK
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*Nota póstuma a la publicación:
Esta historia, así tal cual la cuento, iba ser entregada al programa del Excelentísimo Ingeniero Cantalapiedra (se figurará usted de cual hablo), pero no pude hacerlo, no podía enviarla, tocaba fibras sensibles que no quería develar. Pero finalmente me he decidido a hacerla pública en este mismo momento, creo que puede ser interasante esta experiencia.
Antes de continuar le pido que disculpe mí forma de escribir, no se me da muy bien hacerlo, pero lo voy a intentar. Eso creo que ya es algo.
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«Que se le va hacer che, se termina el año. Lo único que nos queda es esperar a que el próximo sea mejor». Eso fue lo último que me dijo mí papá antes de dejar este mundo. Recuerdo el momento exacto en el que tuvimos esa profunda charla, algo extraño entre nosotros porque no éramos muy comunicativos. Pero había algo en él que le hacía intuir que esa podría ser nuestra última charla. Creo que sabía que se iba a morir.
La noche del 31 había finalizado, nos reunimos como todos los años en la casa de campo del hermano de mí papá. Mí tío era una persona maravillosa, siempre atento con nosotros, y como era de esperarse nos recibía con un banquete. Pasado un rato largo después de la cena, y terminado el brindis, al rededor de las cuatro de la mañana, me fui a posar al lado del alambrado, a admirar aquella impecable nochesita de verano, con un paisaje que reflejaba al fondo las luces de la ciudad, que mostraban algún que otro fuego artificial que se había quedado atrás.
Mí viejo se acercó muy tranquilo, con su vaso de cerveza y el pucho en la mano. Se ubicó a mí lado y se quedó mirando conmigo aquél cielito de madrugada.
—¿Cómo estás?—me preguntó.
—Bien, sabes que siempre traté de estarlo—le respondí sin mirarlo.
Los dos sonreímos y empezó la charla real. El conocía lo que me pasaba. Sabía que cada palmo de mí estaba consumido en una ansiedad que me volvía loco. Me asustaba el vertiginoso paso del tiempo. Me enojaba ser el espectador de mí propia vida sin la intención de ser el protagonista principal. Cada año que pasaba era lo mismo, me invadía esa sensación de haber desperdiciado mí vida. Tenía trabajo, tenía una novia, pero ¿Qué había para mí? ¿Dónde quedaban los sueños? Sentía que la vida me golpeaba mientras aún estaba en el piso. Desde hacía más de seis años, cada nuevo año era para mí una tortura.
En un momento de la conversación, sentí como mí padre puso su mano en mí hombro y me tranquilizó diciendo que todo en la vida eran ciclos, solo tenía que darle tiempo a este para que finalizaran. Lo miré con unos ojos piadosos y sentí los suyos aguados. Me dijo que me quería, me abrazó y volvió para la casa donde estaban todos.
Me quedé un rato apoyado sobre el alambrado, cuando sentí la voz de mí novia llamarme. Una semana después mí papá moría a causa de un preinfarto, el pobre sufría del corazón. Lo enterramos un diez de enero, bajo un día de calor extremo. Mí madre se desmayó, mí hermana menor tuvo que hacerle aire con un abanico. Yo permanecía inerte ante el cajón, no quería moverme, sentía que si lo hacía de seguro me quebraría.
Cuando todo finalizó, no quedó otra que seguir adelante. Pasaron los días, pasaron los meses, pasó la navidad y llegó el año nuevo. Otra vez al campo de mí tío. Su encanto actuado le hacía disimular muy bien el dolor. Pasamos la velada casi en silencio. Otra vez volví al alambrado, me quedé allí mirando al cielo. Otro año terminaba y otro empezaba ¿Qué sentido tenía ahora? Cómo sea debía afrontarlo, esperando tal vez que pueda ser un poco mejor. No pude evitar llorar, cuando sentí en la espalda esa mano pesada pero cariñosa de mí padre. Me volteé con mucha ligereza, pero allí no había nada. Una sensación de calma me invadió... Tal vez era una señal de que el año que venía podía ser diferente.
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Otro años más que pasa de manera inmediata. Es increíble como vuela el tiempo y ya estamos a días del tan esperado 2024. Obviamente como en todo año nuevo, deseo que traiga prosperidad y abundancia a todos aquellos que leen esto (y a los que no), para que dejemos atrás todo este presente de violencia y sangre. Espero realmente un cambio, que el ser humano madure y logre alcanzar su mejor versión.
Ya puedo sentir como el 2024 se presenta ante nosotros con una gran cantidad de oportunidades y posibilidades infinitas para la creación de un mundo mejor.
¡¡¡GRACIAS A TODOS POR LEER!!!
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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