SENTIRSE BIEN
¿UN ACTO EGOÍSTA O UNA ACCIÓN NECESARIA?
Por...MARK
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Una de las cosas primordiales del ser humano es la necesidad constante de buscar el bienestar, ya sea mental, físico o espiritual. Hay una intrínseca relación entre el sentirse bien y el ser feliz, pues es en el abundante bienestar donde más felices somos, por eso no es de extrañar que día tras día busquemos espacios seguros que nos permitan poder obtener el placer de sentirnos bien, aunque sea por media hora. Estos espacios seguros no son más que un refugio artificial que nos distancia—para bien— de la vorágine del mundo actual, donde la presión y sus constantes exigencias nos terminan consumiendo. Es allí, en medio de ese caos de realidad mezclada con virtualidad, cuando decidimos buscar un momento de tranquilidad, detenerse un momento, tomar aire y descansar.
Pero la sociedad hiper productiva, no desea que encuentres el camino real hacia el bienestar, este mundo voraz y competitivo, necesita humanos que se comporten como máquinas, que rindan más pero que cuesten menos. A los grandes guardianes del capital, les importa poco si te sientes bien o mal, de cualquier manera debes dar el mil por ciento de tus capacidades, aún así te sientas a punto de morir.
De ahí viene que para muchos priorizar el bienestar sobre otras cosas, termina siendo un acto egoísta, como si se estuviera pensando en las consecuencias de sentirse bien, en lugar de disfrutar de sus beneficios. Cuántas veces nos habrá pasado por la cabeza, esa sensación de culpa por querer sentirnos bien, por poner en primer lugar nuestro bienestar físico o mental, ante situaciones que nos proporcionan estrés o nos disgustan. Pareciera que la sociedad solo quiere vernos destruídos en la miseria asquerosa en la que nos está metiendo, y solo debemos escuchar a esos falsos maestros millonarios que nos van a decir que es conveniente o no en nuestras vidas, a quienes debemos escuchar y que debemos evitar.
Si nos ponemos un poco quisquillosos, podemos encontrar muchos puntos negativos de esta sociedad decadente, que tira siempre para abajo, chupando hasta nuestras últimas gotas de energía vital. Hoy más que nunca es necesaria la búsqueda del bienestar y también hay que aprender a ser un poco egoísta con la gente que nos rodea y nos impide ser felices y estar bien. La vida depende solo de nosotros y en lo preparados que estemos para afrontarla, pero es importante contar con un estado de bienestar bien constituído, alejado del pensamiento ordinario.
Ser egoísta no es necesariamente negativo, pues si yo no pienso en mí mismo, nadie más lo hará, solo somos basura en un gran arenero que flota en la nada inmensa de un universo al cual le somos completamente indiferentes. Es importante aquí dejar de lado el altruismo barato de dar sin recibir nada a cambio, ya que cuando necesitamos alejarnos por un momento de aquellos, terminaremos siendo terriblemente defraudados, al ver que aquellos a los que les entregaba mi sudor, sangre y lágrimas, miran mal mi camino elegido de por primera vez ponerme yo como prioridad. Esto es algo que afecta cualquier componente humano, ya sea una familia, una amistad, una relación laboral o de pareja, etc., y ojo que no mencioné la idea de recibir algo a cambio, sino que el hecho de que esas personas ya no reciban mi ayuda, dejan de verme como a un amigo para pasar a mirarme con recelo.
Ser demasiado bueno trae sus consecuencias (al igual que ser demasiado malo), para ello es necesario el justo equilibrio, ya que al ser seres sociales podemos llegar a acuerdos y alcanzar así todos el pleno bienestar.
No es el bienestar una utopía, sino un desafío que las nuevas sociedades conformadas por las futuras generaciones, necesitarán aprender para llevar a cabo vidas más tranquilas y menos dedicadas a la explotación productivista, para evitar así, recaer en una sociedad cansada y deprimida, que parece no tener una salida clara.
Ser egoísta no es necesariamente negativo, pues si yo no pienso en mí mismo, nadie más lo hará, solo somos basura en un gran arenero que flota en la nada inmensa de un universo al cual le somos completamente indiferentes. Es importante aquí dejar de lado el altruismo barato de dar sin recibir nada a cambio, ya que cuando necesitamos alejarnos por un momento de aquellos, terminaremos siendo terriblemente defraudados, al ver que aquellos a los que les entregaba mi sudor, sangre y lágrimas, miran mal mi camino elegido de por primera vez ponerme yo como prioridad. Esto es algo que afecta cualquier componente humano, ya sea una familia, una amistad, una relación laboral o de pareja, etc., y ojo que no mencioné la idea de recibir algo a cambio, sino que el hecho de que esas personas ya no reciban mi ayuda, dejan de verme como a un amigo para pasar a mirarme con recelo.
Ser demasiado bueno trae sus consecuencias (al igual que ser demasiado malo), para ello es necesario el justo equilibrio, ya que al ser seres sociales podemos llegar a acuerdos y alcanzar así todos el pleno bienestar.
No es el bienestar una utopía, sino un desafío que las nuevas sociedades conformadas por las futuras generaciones, necesitarán aprender para llevar a cabo vidas más tranquilas y menos dedicadas a la explotación productivista, para evitar así, recaer en una sociedad cansada y deprimida, que parece no tener una salida clara.
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