lunes, 5 de agosto de 2024

SOBRE LO HUMANO

 EL HOMBRE COMO ABSTRACCIÓN



DE LA IGUALDAD INMATERIAL QUE COMPONE NUESTRA ESENCIA


Por...MARK
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  Estamos destinados a pasar gran cantidad de nuestras vidas con otros seres humanos, por más que muchas veces tratamos de apartarnos aunque sea un pelín de las interacciones sociales, porque verdaderamente a veces logran agotarnos, no podemos evitarlo. Y es esta constante exposición a otras personas lo que puede producir un pequeño desgaste en el núcleo social, generando conflictos, luchas de egos y violencia. Es evidente de que por más que existan diferentes contratos sociales tácitos, muchas veces renegamos de la sociedad por el hecho de sentirnos un poco alejados de la cultura dominante o del pensamiento que impera en determinado contexto histórico, ya que a decir verdad, lidiar con el humano puede ser una tarea bastante agotadora.

Las relaciones interpersonales nos llevan a depender de otros para poder subsistir o alcanzar determinados objetivos, por lo tanto cada nuevo día es un contacto con otro ser igual de raro que yo, con un microcosmos en su interior, lleno de pensamientos, felicidades, dolores y vacíos, eso genera muchas veces discrepancias en la sociedad, por lo que es necesario un diálogo claro entre las partes para poder llevar a cabo una vida medianamente tranquila, por lo que podemos afirmar que el noventa por ciento de nuestros problemas cotidianos son con otros humanos, y el otro porcentaje restante lo dejamos a causas externas y no humanas.

Unos de los miedos principales de las personas introvertidas, tímidas o poco sociables es no animarse a entablar una relación personal con otra persona, y no estoy hablando en cuestiones de pareja o amistades, sino de un miedo a la reacción del otro y el daño que ese otro puede generarnos con sus palabras.

Existe este argumento que dice que las palabras no pueden herirnos, pues son simplemente palabras, pero no se trata de una herida física, sino de una rotura del alma, dañando irremediablemente (en la mayoría de los casos) la capacidad de interacción con otras personas, impidiendo poder tener desde conversaciones casuales en la sala des espera del odontólogo, o en el acto de conseguir pareja. La herida que dejan las palabras nos pueden hacer sentir rechazados y marginados, porque nos terminamos creyendo aquello que nos dicen, y es obvio que esto refleja una baja total del autoestima, pero es que para las personas que somos introvertidas (aunque yo me califico más como un hombre de pocas palabras), nos cuesta diferenciar el dolor físico de una palabra, ya que tiene el mismo impacto. Tal vez alguien con el ego por las nubes, no le afecta que le llamen idiota (aunque sea en chiste), pero alguien que tiene un autoestima tan bajo, puede causarle un dolor emocional gravísimo. De ahí que muchas personas que pertenecen a las características de seres introvertidos o tímidos, decidan medirse a la hora de entablar relaciones nuevas que les aporten novedosas experiencias para sus vidas.


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Seamos sinceros, si pudiéramos nadie querría tratar con otro ser humano, pero el hecho de desarrollarnos como animales sociales, nos lleva a involucrarnos con seres tan raros como nosotros, algunos buenos, otros malos, pero eso no significa que tengamos que restringir nuestras interacciones sociales, de hecho lo mejor es ser inteligentes y entender al otro que está frente a mí, como un humano, es simplemente eso, un compendio de músculos, huesos, piel, órganos y cerebro, que tiene la capacidad milagrosa de comunicarse mediante la palabra, que tiene autonomía, que posee algo tan preciado como la razón, pero sin embargo es solo un humano.

Desestructurar al ser que hoy físicamente componemos puede ser la clave para entender cómo lidiar con ellos y con nosotros mismos. Realizar una abstracción del humano, y centrarlo sólo en un sistema inteligente, sintiente y sufriente, que muchas veces tiene miedo, dudas y rara vez es feliz, nos da una pista de lo que debemos hacer ante este choque que muchas veces se nos presenta frente a otros humanos.

Con quien ahora estamos charlando es solo una masa de carne que adopta una forma única a lo largo de su paso en el tiempo de la vida y del universo, pues no existe en este planeta Tierra nadie que sea igual a vos o igual a mí, somos únicos e irrepetibles en el tiempo, pero somos iguales en componentes, tenemos dos ojos, dos orejas, una naríz, una boca, pelos, manos, piernas, etc. somos lo mismo pero diferentes. Por eso no te amargues cuando una relación social sale mal, cuando otro humano nos confronta o nos pone en situaciones difíciles, estamos lidiando con esa misma masa de carne que cuenta con mis mismos componentes, pero que no deja de ser una mínima molécula en el espacio, cuya existencia o no existencia, no cambia nada en el órden natural. El humano muchas veces se cree más importante de lo que realmente es.


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Tenemos que aprender a mirarnos como seres abstractos desde la simple, y como seres profundos desde lo interno. Cada partícula, molécula y átomo que compone lo que somos, no es nuestro, nosotros no somos nuestros nombres, ni nuestro género, ni nuestros órganos, somos solo esencia que ocupa un recipiente al que nosotros llamamos cuerpo. Pero tenemos conciencia de lo que somos, fuimos y posiblemente seremos, tenemos la capacidad de hacer el bien como así también el mal, de ayudar o mirar para otro lado.

Sí, es verdad que somos seres complejos, llenos de banalidades y prejuicios, pero si has prestado atención a lo que he escrito, sabrás entonces la respuesta ante aquel comentario negativo, ante aquellas molestas situaciones por parte de otros humanos. La cosa es tomar las palabras y las acciones como de quien vienen, otro ser igual de insignificante que yo, cuyas presiones sociales (impuestas por otros seres masivamente insignificantes), nos van cercando a un mundo con el cual nos sentimos cada vez menos identificados, pues este dejó de ser un lugar seguro desde muchísimo tiempo.



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No hay nada más seguro que la muerte, pero no podemos depender de ella para tratar de subsistir pensando en que algún día ella nos dará el beso final que nos haga cruzar el umbral. Como anexo a esto, y como dato histórico además, encontré en Youtube una conferencia sobre una religión practicada en la antigua Grecia, conocida como Orfismo, en donde se asegura que si el hombre había sido engendrado de la sangre de los titanes (según la mitología Griega), y estos eran (los titanes) de alguna manera despreciados por los dioses, era normal entonces que la vida fuera vista como un castigo más que un goce, por lo que la muerte, llegada a su debido momento, era el acto de libertad absoluto, librándonos de la condena de vivir.

Para los Órficos la vida era miserable por el odio y el rencor que nos tenían los dioses, actualmente nos hemos desprendido de toda esa idea, y podemos entender que la sociedad, atravesada por la política, la economía, las leyes, los conceptos morales y éticos, terminan convirtiéndose en una traba para cualquier persona.

Desde un punto de vista capilar, es decir desde lo micro que es la vida social e individual, nos damos cuenta que solo triunfan los que pueden estar bien con Dios y con el diablo, pero sabemos que el dicho dice todo lo contrario.

Si analizamos más a fondo las barreras sociales, notamos entonces como tomar al ser humano como un concepto abstracto y de ahí deconstruirlo, notamos entonces que no hay nada que nos delimite ni nos diferencie. Ser humano es cargar con ideas de lo que somos, o creemos que somos, pero, despejados de las vanidades y las ropas, somos iguales. Variados en tamaños, pesos y colores, pero seguimos compartiendo actitudes sólo de humanos, rasgos que no podemos compartir con los perros o gatos.

Del reino animal, somos los más desarrollados pero los menos adaptados a la vida social moderna. Tratamos de meternos en nuestras burbujas para que nadie nos moleste, pero también somos nosotros los que podemos molestar a otros. La dualidad de estar de un lado u otro de la balanza, nos hace poder jugar los diferentes papeles que nosotros decidimos interpretar en este gran cabaret llamado vida.

Somos todos partes de lo mismo, cada una de éstas piezas componen los progresos y maravillas que hicimos y haremos a lo largo de la historia. Pero, pese a tener lenguajes súper desarrollados, aún así nos cuesta entendernos y relacionarnos. La solución dependerá de cuán comprometida está la sociedad para hacer de la vida un gran disfrute.

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