lunes, 7 de agosto de 2023

LA FRAGILIDAD DEL HOMBRE MODERNO

 UN FANTASMA SILENCIOSO: DILEMAS DE LA "SOCIEDAD DEL FUTURO" 



DEPRESIÓN, ANSIEDADES, EL VACÍO Y OTRAS YERBAS

Por...MARK
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    La vida actual involucra una vorágine dinámica y acelerada en donde el vivir se trata de malgastar nuestro tiempo en cadenas que nos atan a cosas que no nos permiten crecer. La mente humana, tan frágil y poderosa a la vez, sucumbe ante tanta inmensidad ofrecida por la sobreestimulación de la Era de las Pantallas. Desperdicio mi tiempo en el interés de la satisfacción constante, buscando siempre mantener en alza la dopamina que necesito para vivir, a tal punto que dependo de ella para casi cualquier cosa, y lo más devastador es que, si no la tengo, no puedo hacer nada. Si no subo mis niveles de estimulación, con imágenes, audios y videos, no logro nada. Llegué al punto en donde le quité espacio al aburrimiento para estar en una constante de entretenimiento, un estado peligrosísimo para mi salud mental. Al no darle un espacio de relajación de todos esos estímulos a mi cerebro, termino irremediablemente cayendo en el hastío más profundo, en donde lo tengo todo, pero ese todo ya no me satisface. Lo que antes era divertido, ahora solamente deja vacío, la dopamina comienza a bajar, y ya no hay nada que encienda esa chispa como antes. Estoy tan concentrado en todo, que termino por hartarme de cada cosa que hasta hace una semana me divertía. Son muchas las veces en donde los mensajes de Whatsapp terminan por asfixiarme, en muchas ocasiones entro a YouTube pero no puedo conectar con nada, todo me parece degradante, un contenido superficial y hueco, solo puede confortarme la música (que es para lo único que uso la plataforma, o para estar al tanto de videos que publican algunos youtubers de mi agrado). 
   Caigo entonces en el vacío, pero si yo analizo más a fondo mi interior, encuentro un sentimiento que es más profundo que estar cansado de las pantallas, y es el cansancio para con la vida misma, que se ha convertido en una agónica obra de teatro, que estoy deseando encontrar su fin. Soy visitado todas las noches por un fantasma silencioso, que no puedo notar, hasta que con sus manos frías me atraviesa el alma, a eso muchos expertos le llaman depresión, pero lo más triste de todo, y para mi desgracia, es que ese fantasma no viene solo, está acompañado de miedos, de ansiedades, de la negatividad plena, de la falta de motivación, de mi pésima autopercepción, de mi baja autoestima. 
    Si me pongo serio, cualquiera diría que no tengo un valor real (pero sin caer en el meme), ¿Y saben qué? tienen razón, soy una persona de carácter depresivo, que se ve limitado a reconfigurar su vida en base a sus padecimientos, soy alguien que le afecta la visión del otro sobre mi, soy alguien que padece las consecuencias traumáticas del acoso escolar, soy alguien que carga con un pasado de timidez y apartado de los afectos que puede brindar la buena amistad. Hasta el día de hoy carezco de amigos, considero que es un título muy grande para personas que no la valen, de todas formas así vivo, soy un solitario por naturaleza, siempre fui un egoísta que prefiere invertir tiempo en si mismo antes que ir desperdiciándolo en otras personas, pero eso no me limita, puedo vivir sin la necesidad de amistades, eso no me impide hoy en día gozar de mi pareja, pero mi personalidad introvertida me lleva a disfrutar más de una buena lectura antes que de una salida de fiesta. Si recaigo en la poética, puedo afirmar que la soledad es mi única gran amiga, y no pido nada más.  Disfruto de ella, soy un ser que odia los trabajos en equipo, me desempeño de manera especial y eficiente en lo individual, por eso elegí el arte, soy solo yo en mi propio mundo, a mi propio ritmo, sin presiones ni disgustos. Pero entonces viene el vacío ocasionado por una necesidad de poder hacer más de lo que tengo a mi alcance, crecí toda mi adolescencia con la sola idea de querer cambiar el mundo, pero eso es imposible ¿consecuencias del adoctrinamiento seudo-marxista propio de escuela pública? lo dudo, diría más bien proselitismo anarquista, necesidad de cambio, crítica fuerte al sistema, condena del existir a vivir trabajando sin poder hacer lo que amo, país injusto que siempre está en crisis y donde el mal corrupto triunfa, desesperanza, negación absoluta de la vida adulta. Miedo a vivir.

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   No hago nada pero igual me siento cansado, las semanas se pasan cada vez más rápido, el avance inescrupuloso del tiempo me lleva a pensar que en algún momento se agotará, tengo miedo de quedarme sin tiempo, de morir como alguien más del montón, un simple siervo más, pero a su vez se que tengo que intentar ir por lo que puedo, por lo que me sale, por lo que me motiva, pero es tan difícil poder hacer lo que a uno le gusta. Nací en un mundo dominado por la apariencia, donde el espectáculo es la base de todo; la imagen trae aparejada la apariencia y la apariencia lleva bajo sus alas al estatus, poder social, renombre, sin lugar a dudas falsedad artificial de un cámara sometida por los filtros de belleza. 
   Me decepciona esta vida tan acelerada, donde todo parece hacerse a las corridas, donde todo gira en torno a creencias baratas. Estamos parados en un mundo que solo te exige más y más, donde quedarse dormido es comparable a haber asesinado a alguien. En el mundo de la falsa empatía, donde todos dicen estar a favor de tal o cual causa, terminan condenando al cansancio, decir cosa semejante es como proferir los más impuros improperios. Lastimosamente no somos máquinas, no estamos programados para trabajar doce horas y dormir cuatro, necesitamos del descanso, necesitamos del reposo, aun así no hagas nada, ya el vivir es desgastante. 
    El mundo que se erige sobre nosotros castiga al cansado y premia al lame botas, aquel que se somete a jornadas infrahumanas de trabajo esclavo, y sacrifica horas vitales de sueño, de ocio, de momentos con su familia, es tomado como un ejemplo, como un modelo que tenemos que copiar y seguir hasta el fin de nuestros días. Que se puede esperar de una sociedad que piensa que la depresión se puede curar "poniéndole ganas a la vida". Escuchar eso me hace pensar que vivimos entre ignorantes, o personas que en su vida no han tenido que lidiar con ella, porque es simple hablar sin haberlo vivido, pero cuando se está en el barro, luchando contra tu propia alma, tus propios pensamientos, ahí pensamos distinto, nos damos cuenta que no tenemos el control de nuestras cosas, que nada es tan simple como lo hacen ver estos influencers que dicen que "la depresión se quita siendo más productivo" o que la padecemos por "tener tanto tiempo libre y no llenar la mente con más actividades". ¿En serio es tan fácil? ¡Entonces voy a deshacerme de mis pastillas ahora mismo!.

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    Sin lugar a dudas estamos ante una sociedad cansada, pero que en su afán de querer olvidarse que está enferma, finge demencia para no aceptar la verdad. "No se puede estar sano en una sociedad enferma", decía Krishnamurti, y es la pura verdad, pero solo los que aceptamos que también estamos contagiados dentro de un conglomerado infectado, somos tratados como restos desechables. Al sistema no le importa ni vos, ni yo, ni ellos, somos capital humano renovable, siempre habrá alguien que ocupe tu lugar, si es que no lo llega a tener una máquina. 
    Me pasa actualmente que no puedo conseguir trabajo, finalmente después de analizar mi interior, accedí a dejar de lado lo que me pasa, para poder tener algo que me permita llenar la panza, unirme pues al mercado laboral, vendiendo mi fuerza de trabajo para seguramente no llegar a fin de mes. Pero ahí estaba yo, mandando mi CV (curriculum vitae) y mil mensajes a diferentes lugares, cayendo en la urgencia de hacer cualquier cosa, abandonando incluso al arte, por obtener una moneda que me permita vivir dignamente, algo que todavía no conozco, ya que hay una contaminación, político-económica y político-cultural, que hace de la vida un pesado perno sobre nuestras espaldas. Pero de igual manera no me rindo ante el cruel motor. Lástima que el destino decide hacer lo contrario, y me lleva a pensar que el mundo de hoy en día se subyuga bajo una palabra que ahora me parece molesta, "experiencia". Esa simple palabra y que a su vez posee múltiples significados, es el elemento vital que se requiere para entrar al sistema laboral, si no la tienes quedas automáticamente excluido de cualquier acercamiento con un puesto de trabajo; puede ser que milagrosamente a alguien no le importe que no la tengas, pero en mi caso eso todavía no sucedió.  
     Me defiendo con mi arte y a la vez lidio con mis propios fantasmas, eso es algo que al mundo no le sirve "¿Cómo puede ser que te dejes someter a los designios de tu propia mente? solo piensa en otra cosa y listo" ¡que facilidad, que elocuencia en tus consejos, lo anotaré en mi máquina de escribir invisible!.
     Se hace muy complicado muchas veces seguir adelante, es como intentar remar en dulce de leche. La vida cobra otro sentido, se torna gris, y ya nada motiva, ese fue el primer punto que tuve en cuenta para apartarme de las redes sociales, luego llegó la negatividad, después la falta de compromiso, el desánimo, la falta de motivación para hacer las cosas que me gustan, apatía y necesidad de alejarme de la vida; pensamientos suicidas que concluyen en nada, ideas de cambio que no prosperan y el constante parloteo de una sociedad que se cree dueña de opinar sobre las vidas ajenas. 
    Nos consumimos en eso, horas vacías dedicadas a la expectación sin límites sobre lo que hace o deja de hacer el otro, generando presiones que no llegan a nada o consiguen quebrar a las pobre mentes. Convivimos con un compendio de ideas ultra-positivistas, en donde todo sea en pro hacer crecer el consumo, pero lo único que estoy logrando es frenar el vacío, desviando mi atención hacia cosas que después de un tiempo pasarán a ser otro vació. Ahora, ya todo marcha y pasa de moda tan rápido como una flecha, estamos en un mundo que no se puede adaptar a nada porque en dos segundos las cosas cambian y tenemos que tratar de encajar en ese nuevo molde, hasta que viene otra mucho mas novedoso. Miremos Instagram, miremos Tiktok, los trends no llegan ni a la semana, porque a los dos días nos cansamos de ello, y ya necesitamos otra cosa para tapar el vació; es es distracción por distracción, no hay satisfacción real, ¿Cómo entonces podemos terminar de adaptarnos a una sociedad que está en constante cambio, qué nunca está quieta? Es una respuesta un poco difícil de responder, creo también que no hay una respuesta, tratamos a nuestra forma de querer encajar, lo hacemos bien lo hacemos mal, a quien le importa. Estamos actuando, estamos jugando con un papel que ni si quiera nosotros escribirnos, "tienes la vida que te mereces", ni si quiera se si soy digno de merecer la vida. Pucha, hasta esa duda tengo.

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    Siento que entré en una doble personalidad, hay un Yo antes de la pandemia, y hay un Yo después de ella. La diferencia es abismal, siento que después de aquel encierro criminal, caí en un pozo sin fondo, de igual manera no quiero sonar a discurso político que basa sus ideas echándole la culpa al pasado, pero es que esto es real. Después del 2020 pase a ser otra cosa, ni siquiera un ser humano integro, otra "cosa", dominada por su propia mente, sumergido en el infierno de mis propios pensamientos, que aúnan fuerzas con la realidad tan brutal que nos toca vivir como nación. La sensación de vacío bebe con fuerza de la realidad, puesto que ella influye no solo en la cuestión mental, sino también en la cuestión económica, pero una cosa está ligada a la otra, las dos necesitan estar equilibradas, cualquier alteración las desestabiliza. 
     Crecimos en una sociedad en donde no entregarte a la productividad, terminan fomentando ese desequilibrio, y son muy pocos los privilegiados que pueden tener una suficiente estabilidad económica, el resto mientras, se dedica a intentar llenar el hambre con lo poco que tiene.
    La gravedad del asunto no termina ahí, ya que llegamos a un punto tal de locura, en donde se penaliza al cansancio, no es tolerable mencionarlo, es algo que deben evitar. La depresión es muchas veces cansancio mental, pero es un cansancio muy mal visto, tomando incluso muy a la ligera. Se le suma más gravedad al asunto si el sujeto no ha realizado ninguna actividad, y encima argumenta que está cansado, su osadía no será dejada pasar.           También es entendible la banalización de los hechos, hay personas que hacen de la depresión, del estrés, la ansiedad o cualquier otro trastorno mental, una frase cotidiana, algo del pasar, cuando en realidad es mucho más profundo que cerrar un ciclo haciéndote el flequillo, o tratando de tener la mentalidad de un Sigma male. Lastimosamente hay personas que terminan ridiculizando estos padecimientos tan graves, y por eso mucha gente no es tomada en serio, ni con el cuidado que deben de tener, porque de seguro deben pensar que está fingiendo o sobreactuando la situación.

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      El mundo es complejo, como así también bastante marginador, cualquier persona que se sepa fuera del sistema está excluido para siempre, vetado de por vida, privado a desarrollarse como un ser humano íntegro. Crecimos dándole mucha importancia al mérito, pero como se lo puede aplicar si no hay oportunidades claras, "es que a las oportunidades hay que crearlas", si fuera así de fácil, todos seríamos grandes generadores de oportunidades, increíbles empresarios, ricos mangantes que amasijan y acumulan grandes cantidades de capital. 
    Para el sistema, el que está afuera es tratado como un objeto sin valor alguno, es como un jubilado, que después de haberse partido la espalda trabajando, ahora no es más que un gasto para el estado. Aunque no lo quieran admitir, eso es lo que piensan los gobiernos, pero el otro sector, la masa joven e inexperta, sin una base educativa solida, es solo una herramienta más que puede traducirse en una pujante fuerza electoral. Hay quienes venden su dignidad por un voto, hay quienes aguantan el hambre antes que entregarse a la máquina de la corrupción.  
    Es evidente que en toda vida humana hay un factor determinante que es el contexto en el que nace, por lo que podríamos decir que nos encontramos con tres agentes que son fundamentales en al estabilidad, físico-mental del sujeto social: a)-la familia, b)-la educación, c)- el contexto político-económico. Las tres áreas influyen en la formación del individuo como ser funcional para la sociedad, un gobierno que garantice derechos básicos, que no vulnera libertades, que trae bajo su brazo un proyecto económico que permite crecimiento individual, da por consiguiente una familia con bases sólidas y una educación más efectiva.
Después de allí se perfilan otros sub-agentes que involucran más puntos a tener en cuenta; la visión anterior peca de reduccionista, por lo que podemos decir lo siguiente: 

a)- Familia:
-educación-
-seguridad-
-contención-
-apoyo mutuo-
-estabilidad económica-
-libertad responsable-

b)- Educación:
-escuelas-
-compromiso-
-libre pensamiento-
-libre de adoctrinamiento-
-libertad-
-cultura-
-desarrollo intelectual-

c)-Contexto político-económico:
-prosperidad-
-desarrollo individual-
-cultura-
-estabilidad económica-
-seguridad-
-salud-
-educación de calidad-
-alimentos-
-libertad-

     Cada punto en especial sirve de impulsor para el desarrollo del sujeto social, par poder actuar dese lo individual hacia lo colectivo, pudiendo valerse por si mismo, formar comunidades y vivir en armonía. Pero eso es solo en una sociedad idílica, que sucede únicamente en los libros o en muy pequeñas escalas al rededor del globo. Lo importante es entender porque nos afectan las cosas, y que no son solamente producto de un solo agente, se que hay más pero considero a esos tres como los más importantes.

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   Es entendible que nuestra condición de ser seres equilibrados, tiene que ver en su mayoría con el factor que desempeña la sociedad y cada integrante de ella. Es imposible querer reformar al individuo si la sociedad en la que vivimos está fragmentada en ideas y conceptos que dividen aún más a las personas, en lugar de contemplar una unidad positiva.
   También es muy importante conocer que rol ocupa cada uno, y a partir de allí, trabajar para crear un mejor funcionamiento del tejido social, que ahora está partido y sin rumbo aparente, anestesiado ante la mordedura certera de los medios de comunicación y las redes sociales. ¿Por qué es necesario actuar para el bien común? Porque esa fue siempre nuestra naturaleza. Desde los inicios del hombre, nos hemos agrupados en comunidades, en lugares adecuados con personas que piensan igual, parecido o diferente, pero siempre se ha logrado luchar por el mejor funcionamiento de la sociedad. Ahora solo somos meros espectadores pasivos, movidos por el hilo capitalista de hiper-consumo, dejando de lado el valor del ser, para pasar a darle valor al tener. Medimos nuestra vida en métricas de likes y seguidores, necesitamos la constante validación de un otro para sentirnos pleno ¿Dime qué compartes en tus redes y te diré quién eres?

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    Vamos desarrollando entonces una conducta depresiva, adoptando la idea de que lo único real es lo que afirma mí red social, solo porque el perfil tiene un verificado, pero no, no entendemos que la realidad es más, la vida es siempre más. Hay tantas cosas allá afuera que nos estamos perdiendo por desviar la atención, hay todo un mundo abajo de nuestros pies, ¿No es impresionante acaso ver a las hormigas trabajar o entablar épicas batallas con insectos más grandes que ellas? ¿No es acaso grandioso sentarse a ver el atardecer, mientras no se piensa más que en el momento presente? Vivimos proyectados siempre hacia el mundo virtual, creyendo que allí está la vida, pero lo que vemos en nuestras televisiones o en la computadora, no es más que el uno por ciento del mundo.
    Por su puesto que cualquier persona querría evadirse de esta realidad tan maldita, pero al igual que un drogodependiente, sabemos que la sensación está, por más dormidos o anestesiados que estamos, tarde o temprano—más temprano que tarde—nos daremos cuenta de cuanto tiempo valioso tiramos a la basura. 
     Entre tanto espectáculo, apariencias e imágenes, caemos en el vacío deprimente de no encontrar nada que nos llene, si a fin de cuentas todo termina siendo la copia de la copia. Creamos personalidades en base a un perfil, creamos contenido solo porque está de "moda", hacemos solo por hacer, sin preguntarnos siquiera por qué. 
   Nadie se detiene a pensar el peligro de ideas como el transhumanismo, los meta-versos o la irrupción devastadora de las AI (Inteligencia Artificial por sus siglas en inglés), todos asumimos que así es la modernidad, destruyendo a la posmodernidad, para abrirnos paso a la meta-humanidad. Pero eso no nos hará salvarnos de nuestra propia mente, ahora se suman nuevos dolores de cabeza, como por ejemplo el miedo a ser reemplazado por una máquina, ellas pueden ser cien por ciento más productivas y eficaces que un humano. Ellas llegan siempre a horario, no se quedan dormidas, no se cansan, y por sobre todas las cosas producen constantemente. El obrero, es como dijimos anteriormente, material descartable, que puede ser usado y tirado, porque después de él, vendrá una larga fila de nuevos esclavos dispuestos a darlo todo, un ejército de reserva constante que ignora los peligros de la nuevas tecnologías. 
   Un trabajador deprimido no sirve, un trabajador cansado no rinde, uno que se queja del sueldo es peligroso, pero aquel que no tiene la tan conocida experiencia hoy en día no es nadie.

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     Nuestra preocupación vital es luchar contra la insatisfacción, eso se vuelve una adicción tan incontrolable que nos consume por completo. Intentar evitar la conexión con la "realidad" de las pantallas, nos produce miedo, nos deprime y altera todos nuestros sentidos. Sufrimos el proceso de desintoxicación de las pantallas, porque no nos gusta caer en el vacío, pero no nos damos cuenta que estamos ya vacíos de igual forma.
    La redes sociales y la cultura de la imagen, vino a traer alteraciones psicológicas y cognitivas como el déficit de atención o la poca capacidad de los jóvenes para poder concentrarse. Estamos ante una debacle cultural, con los índices de depresión y de suicidio en jóvenes más altos que nunca, pero de igual maneras seguimos ignorando el problema que tenemos frente a nuestras narices. La vida se pierde navegando en la internet, y se nos olvidó el valor de leer un libro. 
    La reflexión invita a hacer una autocrítica y asumir que yo también soy parte del problema, pero por lo menos trato de buscar soluciones.

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BONUSTRACK

NOTAS AL PASO
 LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO


1- Guy Debord sentó las bases de lo que fue una mirada certera y justificada de una sociedad dominada por los medios masivos de comunicación, en donde el adormecimiento de la masa, se debe al constante bombardeo de información sobre nuestros cerebros. Vivimos regidos por la hegemonía mediática, por lo que se dice en las pantallas, pero si ya por el año 1967 Debord vaticinaba esta cuestión tan grave como peligrosa ¿Qué queda para nuestros tiempos modernos? La era de las pantallas vino a plantear la idea de sociedad del espectáculo de una manera más contundente, haciéndose evidente en nuestro diario vivir. 

2- Pasamos horas perdidas sumergidos en nuestros celulares o en las computadoras, tratando de entender la vida de alguien más, consumiendo el materialismo hueco de los amantes de las redes sociales, comparando nuestras vidas con aquel perfil que parece estar todo el año de vacaciones. Nos creemos más por estar conectados, por compartir la vida, por fomentar nada más que el espectáculo, alimentando así a esta maquina letal que vulnera cualquier indicio que antes se tuvo de privacidad. Ya nada queda en la esfera de lo confidencial o en la de lo personal, ahora toda acción, toda cosa posible que realicemos debe ser compartida para poder medirla en likes y compartidos, y sobre todo ser juzgada de manera severa por la audiencia que desea saber que es de la vida de tal o cual.

3- Estamos haciendo de nuestras vidas un espectáculo para el entrenamiento de unas compañías que muchas veces no benefician nuestra salud mental, estamos haciendo crecer un sistema impulsado para hacernos adictos a ese espectáculo, porque el ego humano no puede resistirse ante el hecho de querer ser más, de querer sobresalir, pues fomenta la insana idea de que tenemos que competir, es una larga batalla sin cuartel ni ganadores, en donde se discute quien traer el mejor físico, quien saca la mejor foto, quien come la comida más cara, rara y lujosa jamás hecha. Notarán que hasta las vidas más insignificantes y rutinarias cobran otro sentido cuando se las ve por una pantalla, o en un posteo.   

4- Las imágenes ya no se usan para capturar momentos inolvidables y guardarlos en el recuerdo, ahora la cultura de la imagen trae consigo la ida de apariencia. La foto o el video tiene la intención de aparentar ¿Aparentar qué? simplemente enaltecer algo que se posee por el mero echo de querer demostrar que tengo algo que el resto no. La apariencia destruye la idea de privacidad, pues es el consumismo y el materialismo lo que empuja a muchos por el camino de querer mostrarse, como un pavo real que agita al viento su colorido plumaje. 

5- Este nuevo capitalismo representa a una sociedad en donde el valor del individuo dentro de la misma, se basa en lo que posee y no en lo que es. Ser y tener son dos cosas completamente distintas, es mejor ser a tener, puesto que el tener no te hace un mejor ser. Validar a una persona por lo que tiene y no por lo que puede aportar o el valor que puede darle a la sociedad, es sumergirse en un concepto al que denomino la pérdida de valor; cualquier cosa material que esté por encima del valor o del sentido humano, se vuelve un elemento que despoja al hombre de toda concepción de ser pensante y racional, puesto que la vida es más que el tener en cantidad. Muchas veces se pasan las horas mirando y recorriendo los perfiles, buscando cosas que no necesitamos, pero por el simple echo de que otros las tengan ya significa que es una necesidad que debo satisfacer (necesidad irreal hay que decirlo).

6- Este tiempo hiper-capitalista, basado en el tener y que despojó al ser de todo sentido, se basa en el consumismo para rellenar vacíos, carencias, pero es solo un lujo que solamente las clases ricas y de poder pueden darse, mientras que el simple trabajador aun sigue vendiendo su único elemento todavía (y muy nuestro pesar) negociable: su fuerza de trabajo. Es para el capitalista un goce disfrutar del espectáculo, mientras que el pobre junta fuerzas para levantarse todas las mañanas. Para el trabajador, el espectáculo no es más que un momento de ocio, limitado por cierto, para despejar la mente de la agobiante jornada laboral.

7- El espectáculo está al alcance de todos, pero es solo el goce de algunos pocos privilegiados. Nos hemos convertido en seres que solo viven por y para el espectáculo, para la polémica y el conflicto, necesitamos llamar la atención, y de allí que los contenidos que este mundo nos genera segundo tras segundo sean de dudosa calidad, de falsa información, de fake news, contenido hiper-sexualizado, vida positiva y conspiraciones estúpidas. Estos tiempos modernos representan la idea de que ya no se interesa abrir la mente del internauta, ahora solo se trata de ver cuanto miden las métricas; no se busca hacer pensar, ahora se trata de pensar lo menos posible.

8- ¡Que siga el espectáculo! después de todo está en nosotros poder decidir que queremos ver y que no, que deseamos y que no, tratando siempre de poder zafar del voraz sinsentido de un mundo completamente corrompido por manos de titiriteros, que mueven los hilos de nuestras conductas y muchas veces hasta de lo que pensamos.  

 9- El espectáculo y las nuevas tecnologías dan paso a la creación de nuevos dispositivos de vigilancia que pesan sobre el individuo, y sobre todo aceptados por él mismo. Nosotros somos los siervos de empresas que buscan moldear nuestra conducta, deciden que tenemos que pensar, que podemos decir; conocen a la perfección nuestra psicología, capaz de elaborar un perfil psicológico con lujo de detalle sobre nuestros gustos, nuestras pasiones, nuestros deseos, nuestros miedos.

10- La imagen y la tecnología no solo se limitan a la creación de control, sino que benefician a empresas que manejan estos perfiles para inducir en nuestras mentes es necesidad (innecesaria), para consumir. Vivimos vigilados y sujetos al deseo de cosas que no necesitamos, pero esa es la función del marketing, crear necesidades donde no las hay, y esa vigilancia es el complemento vital, ya que gracias a ella pueden acceder a información específica para recomendar productos o publicaciones adecuadas a nuestro gusto. Lo más gracioso es que lo hemos naturalizado de tal forma que no nos molesta ser espiados o escuchados, no nos interesa entender porque accedimos voluntariamente a la vigilancia, y el castigo, muchas veces por desobedecer las normas de dichas redes, puede ser la exclusión o la suspensión, llegando incluso a perjudicar a las personas afectadas.

11- Llega un momento en donde el espectáculo aburre, es tanta su invasión sobre nuestro cerebros que terminamos por agotarnos psicológicamente, pero las reacciones que produce el intentar alejarnos del mundo espectacular de las pantallas, son similares al que sufre un adicto en su periodo de desintoxicación. Nos da miedo salir de esa burbuja falsa de realidades paralelas, porque a fin de cuentas es lo único que conocemos, porque preferimos la realidad cómoda que nos ofrecen los dispositivos antes que la verdadera realidad ¿por qué? porque la realidad es cruel, es dura, es sacrificada, las pantallas en cambio satisfacen nuestras comodidades, si algo no me interesa deja de aparecerme, si algo me gusta lo veo hasta el hartazgo.

12- Con la invasión tan presente de la tecnología hemos ido perdiendo espacios valiosos para el ser humano, se ha ridiculizado al hombre y a la mujer, se los ha vendido como objetos puramente mercantiles, como una imagen que cotiza en likes y followers, un error que nos cuesta caro.  




viernes, 4 de agosto de 2023

LA CAÍDA: AUGE Y DECADENCIA DE LA CIVILIZACIÓN (PARTE II: CAPITULOS IV, V, VI)

 PARTE II: EL CAMINO DEL PROFETA


CAPÍTULO IV

REVELACIONES

    Develar los secretos que durante mucho tiempo habían rodeado a la figura del Ente era una tarea arriesgada, tan arriesgada que mi vida podía desaparecer e incluso peor, se sabía que al Ente le gustaba hacer sufrir a aquellos que, irrumpiendo la paz o tratando de saber quiénes eran, sufrían dolorosas sesiones de tortura. Aún así, y sabiendo lo que me podía llegar a pasar, continúe con mis investigaciones, obviamente manteniendo todo en un completo secreto. Si mi marido, mi amiga o alguna otra persona llegaba a enterarse de esto, podía peligrar la misión.

    Para empezar tuve que proporcionarme de una computadora, una de último modelo, aunque de las pocas que quedaban, me gustaban mucho éstas supercomputadoras, porque a pesar de ser de tan avanzada tecnología, todavía mantenían ese diseño clásico de los años 2015, ésta en particular era una verdadera joya. Una vez ya con el ordenador en mis manos necesitaba una conexión a internet, eso nunca fue un problema en esta era, ya que la internet fue siempre lo más importante, por lo que el 10G fue una verdadera bendición, a tal punto que podías estar en el medio del desierto del Sahara, y aún así tu internet andaría a la perfección, aunque ahora algo fallaba, la radiación impedía que la señal llegase adecuadamente, y solo funcionaba a determinadas horas, por ejemplo a la mañana conectaba mí supercomputadora de siete a diez y media, y a la noche cuando todos se iban a dormir, desde las once hasta las dos de la madrugada.

   Durante los primeros días de investigación no hallé nada, digamos que todo parecía perdido, las páginas de conspiranoicos hablaban de otros temas, como por ejemplo el avance de las tropas inglesas sobre las tierras de América, y que estaban arrasando gran parte de este sector, y a los prisioneros los hacían sus esclavos. Esas noticias no me las tomaba muy en serio, aunque en realidad pasaban. Mi objetivo era claro, hasta que un día encontré un sitio web demasiado raro, con un par de publicaciones sobre un lugar oculto en alguna parte del mar, eso me llamó mucho la atención, continúe leyendo y la nota finalizaba con una foto un poco pixelada, al parecer una base subacuática, y más abajo dejaba una dirección de correo electrónico. De inmediato decidí escribirle.

   Tres semanas después aquel extraño me contestó, solo había un par de palabras que decían algo así: «Secreto. Mantener oculto. El mar habla» más unas coordenadas ¿Acaso me había revelado la ubicación exacta del lugar secreto donde se encontraba el ente Ente? ¿O sólo se trataba de una trampa? No tenía forma de averiguarlo, ni tampoco la movilidad necesaria para navegar hacía el medio del mar, pero si yo no podía ir hacia el Ente, el de seguro vendría directo a mi. Ni siquiera me puse a pensar en lo arriesgado que sería, o en el costo que tendría que pagar, así que me puse manos a la obra, lo único que tuve que hacer fue crear un conflicto con noticias falsas sobre la ubicación de la organización, y ahora a esperar.

   La mañana del domingo siete de abril del año 4.002 el Ente anunciaba mí captura, y yo no tenía un lugar a donde escapar, ni tampoco era en momento de explicarle a mi marido y a mí amiga lo que estaba pasando, solamente armé un bolso con un par de cosas, y algo de agua, besé a mí marido como nunca y me marché de allí. Todo era parte del plan, ofrecer resistencia a la captura me daría la posibilidad que quizás me enfrente cara a cara con él, y esa sería la primer y única vez que lo vería.

    Un grupo de comando finalmente me arrestó, me golpearon un poco, me taparon la cara con una bolsa de nilón que olía a carne y sangre en descomposición, me subieron a un vehículo especial de las fuerzas de la paz, y en media hora me encontraba en una base militar. Parecía que estaba en la tierra, las montañas, el sol, por lo que comencé a dudar en aquellas coordenadas que ese extraño me había pasado, sabía que no debía confiar en él, pero aún cabía la posibilidad, una pequeña probabilidad de que me llevaran ante el Ente. Un grupo de soldados de no más de veinte años me hicieron sentar en un pequeño e incómodo banco mientras revisaban un montón de papeles e informes, al cabo de una media hora me sacaron las esposas electrónicas y me dijeron que sería trasladada al cuarto piso, y así lo hicieron, ocuparon un teletransportador para llegar más rápido, y en mí asombro, estábamos en el medio del mar.

    Por lo que pude entender el lugar estaba dividido en cinco plantas, la base militar estaba ocupando la primera, mientras que en las profundidades se encontraban el resto de los pisos. A diferencia de los edificios que comúnmente existían en la tierra, aquí bajabas al cuarto piso, y subías al primero. Me dejaron esperando en una sala amplia completamente iluminada con una luz de un blanco intenso, el largo de aquel pasillo parecía inacabable, hasta que de lo lejos divisé una serie de figuras enanas que parecían acercarse a mí, hasta que finalmente estuvieron paradas a mi lado. Todas eran de baja estatura, con aspectos un poco grotescos que me hacían acordar a aquellas historias de duendes que habían quedado de la segunda era del mundo, aunque por el chip que traían al costado de la oreja pude darme cuenta que se trataban de robots. Ellos me guiaron hasta el fondo del pasillo, que a simple vista parecía tan eterno, lo recorrimos en apenas unos veinte pasos, y allí me dejaron frente a una gran puerta de acero, que parecía antigua por la cantidad de óxido que tenía acumulada, dándole un calor anaranjado, estaba al parecer labrada a mano, con simbologías extrañas que simulaban un bajorrelieve

   Cómo las puertas de una casona antigua, aquellos armatostes de metal crujieron fuertemente al abrirse de par en par, mis ojos no alcanzaban a mirar, adentro todo era una absoluta oscuridad, y un silencio mortuorio lo invadía todo. Dudé un instante si entrar o no pero entendí que quizás algo, o alguien me estaba esperando del otro lado. Antes de dar los primeros pasos, confieso que me arrepentí cien veces de haber hecho todo esto, pero tenía en mis manos una posibilidad única y no podía huir como una mujer cobarde. Yo había sido parte del ejército y no podía darme el lujo de permitirme tal acto de deshonor. Cerré los ojos y di el primer paso

    Entrar a aquel lugar fue una experiencia agradablemente perturbadora, se sentía como estar caminando sobre el vacío, o sobre el aire, daba la sensación de que estar allí era como estar en algún mundo desconocido, en otra dimensión diría yo. La única luz que cortaba esa oscuridad tan profunda era la luz blanca del salón donde había estado antes. Yo seguía caminando, teniendo la sensación de que en cualquier momento me precipitaría al vacío, o terminaría chocando contra algo, es esa misma sensación que te da cuando intentas caminar con los ojos cerrados por tu casa. De la nada aquella puerta de metal volvió a chirriar y se cerró, dejándome en una absoluta oscuridad.

   No sabría precisar cuánto tiempo estuve allí sin moverme, en el silencio de aquella habitación, si se le puede llamar así. De vez en cuando tenía la sensación de que habían pasado horas, incluso días, pero a veces solamente parecían segundos. Tenía miedo, tanto que empecé a llorar, solo estaba yo y el silencio del lugar que hacía eco de mí llanto, de mí respiración agitada. Un frío envolvió mí cuerpo, sentí que una fuerza superior me levantaba a un metro de distancia del suelo, el ruido sordo de algún aparato sonando, y de la nada esa fuerza me soltó y caí al piso. De súbito una cegadora luz blanca me bañó completa, tuve que cerrar los ojos, creí por un instante que podría quedarme ciega, finalmente la intensidad bajó y pude abrir mis ojos, todo alrededor seguía oscuro, salvo por esa luz que me apuntaba solo a mí. Una abducción extraterrestre de seguro no era.

    Era sabido que no se trataba de ningún ataque marciano, aquella luz solo estaba allí para iluminarse, di unos pasos al frente saliendo de su luminosidad y ella me siguió hacía donde estaba, un paso a la derecha y ella fue a seguirme también, mi inteligencia me dijo que podía usar esa luz para inspeccionar el lugar. Comencé a caminar tratando de ver dónde me encontraba, estuve un par de horas intentando buscar algún indicio de aquel lugar, pero no había nada, eso era imposible, no podía estar en una habitación que no tuviera paredes, ni tampoco límites aparentes, y así, de la nada, cinco ases de luz se encendieron de no sé dónde, revelando ante mi a cinco siluetas gigantescas, muchos más altas que aquellos gigantes bíblicos. Cinco sombras que estaban fijas, estáticas, observándome cuidadosamente, el miedo era intenso aunque quise contenerlo recordando mis propias palabras: «El Ente puede oler el miedo». Ninguna de esas cinco figuras emitió palabra, sonido o gesto alguno, y el silencio me ponía un poco incómoda, lo que me llevó a balbucear algunas frases. Lo primero que hice fue intentar saber si ellos eran el Ente, y las cinco figuras gigantes dijeron al unísono: «Nosotros somos la organización conocida como el Ente, somos los emisarios de la paz, del conocimiento y la verdad, somos el organismo más inteligente de todo el universo, que fustiga a aquellos que no siguen el camino recto de la paz, y que premia a los hacedores de la caridad, el amor, y la no violencia». Una sonrisa de alegría se me dibujó en la cara, por fin estaba frente a frente con el Ente. (En esta parte de la historia trataré de ser lo más detallada posible con respecto a la conversión que sostuve con ellos, y debo decir que sus palabras las recuerdo tal cual salieron de sus bocas).

—¿Qué intentan hacer con el planeta Tierra?— Les pregunté yendo directo al punto.


—¿Qué pretenden ustedes los humanos hacer con éste planeta? Les hemos regalado la vida en tranquilidad, les hemos brindado felicidad, amor, goce, para que luego terminen matándose los unos a los otros, arrancándose los ojos como cuervos, perdiendo el respeto hacia sus vecinos— Respondieron al unísono.


—Nosotros hemos aprendido de nuestros errores muchas veces...— Les dije sin titubear.


—Pobre e ingenua mujer, que fácil es engañarse a uno mismo, qué fácil es admitir un error pero no hacer nada para cambiarlo. Lo mismo debió haber pensado tu esposo cuando te engañó aquella vez, aún así tú creíste que él había cambiado, pero nunca sucedió. Si el hombre saca beneficio de la guerra, puede lamentarse mil veces por las muertes de los inocentes, pero nunca se lamentará de los beneficios que le otorgó la guerra— Hicieron una pausa— El mal es el peor camino, pero al hombre ordinario le gusta hacer daño, le gusta matar a sus hermanos, le apasiona hacer sufrir a sus enemigos, porque en la balanza de la vida sólo parece triunfar aquel que lastima a los demás.


—¡Malditos! ¡No pueden saber eso de mí! Además una guerra no se compara con la traición de un esposo a su amada— Grité con fuerza.


—Hum, recurrir al insulto es lo más básico que tienen, porque no saben hacer otra más que maldecir, y engañarse a ustedes mismos. Son débiles, indefensos, se creen los amos de algo que ni siquiera pueden poseer, no comprenden la verdad, y nunca estarán preparados para recibirla. Nosotros nos hemos encargado de mostrarles la verdad, pero sus ojos están ciegos de egoísmo, no quisieron ver, porque no vieron el amor de la caridad, y sí el dinero que se les daba por realizarla; porque no vieron el poder del amor, y en vez de eso descubrieron que era más fácil matarse los unos a los otros. Ustedes están condenados, ustedes firmaron el fin de sus días con sus manos manchadas de sangre, sangre inocente, de personas que no merecían morir— El tono de sus voces se notaba calmo, hablaban serenamente.


—Pero no todos somos así, algunos si pensamos en el bien de los demás— Dije tratando de convencerlos— Dennos otra oportunidad para poder hacer las cosas bien, y les prometo que así será.


—Tienes un espíritu fuerte mujer, pero eso no te será suficiente, nada puede detener lo que está a punto de venir, es el castigo que se merecen, porque…

—Pero podemos cambiar, solo dejen que lo intentemos— Agregué cortando sus palabras.


—Ya es demasiado tarde, durante miles de años hemos estado vigilándolos, velando por su seguridad, tratando de evitar lo inevitable. Les dimos todas las oportunidades posibles, les dimos el tiempo suficiente para que olvidaran sus errores, y por una vez en sus vidas hicieran las cosas bien, pero no son seres de confiar, no son lo suficientemente inteligentes como para avanzar. Nos han avergonzado durante años, nos han mentido, y deberán pagar por cada error cometido— Sus voces se volvieron más contundentes.


—¿Cuál es nuestro castigo?— Pregunté con miedo— ¿Nos mataran a todos? ¿Es que acaso no tienen piedad?— Agregué entre llantos.


—Su castigo ya está decidido, nosotros no mataremos a nadie, de eso se están encargando ustedes mismos… Nuestra piedad es infinita, pero no se puede hacer nada con aquellos que han visto la verdad y le han escupido en la cara. Por suerte nuestro Padre es demasiado piadoso y los ama con pasión, tanto que volvería a mandar a su hijo a esa cruz nuevamente con tal de salvar sus pellejos, pero debido a sus acciones y a la vergüenza que hoy le generan, les ha concedido siete años para arreglar todo esto, si no lo consiguen este planeta dejara de existir tal como lo conocen. Ve y diles a los demás seres mortales que el final se acerca, que olviden sus errores, o todos perecerán— Dijeron los cinco en un tono tajante.


—Antes de hablar mírense a ustedes mismos, han desaparecido a más de diez países, y vienen a hablarnos de paz, y de no violencia— Dije soltando una risa irónica.


—La violencia que nosotros usamos es de un modo ejemplificador. Ustedes los seres humanos no son más que criaturas indefensas, presas de sus propias ambiciones dañinas, un castigo justo puede hacerle a los niños aprender algo valioso, ustedes si juegan con fuego les daremos aún más fuego, si quieren guerra, les daremos aún más guerra, pero deben atenerse a las consecuencias, todo tiene un precio, y la desobediencia debe ser reprendida— Dijeron los cinco mientras se levantaban de sus asientos.


—Si pero ¿Nos van a dejar morir?... Por fav.. —Mis palabras se cortaron de golpe.


    Esa fue toda la conversación y de la nada una luz cegadora me bañó, solo podía ver un gran halo blanco sobre mí, y de repente oscuridad, oscuridad plena, escucho a lo lejos gritos desesperados. Hay dos voces, una más gruesa como de hombre y otra más fina de mujer, oigo mí nombre entre aquéllos murmullos «Samanta, Samanta», de a poco comienzo a oír mejor, conozco esa voz tan gruesa, es mí esposo, reconocería su voz entre un millón. Trato de reaccionar pero no puedo, tengo pequeños flashbacks de algo que pareció tan irreal, siluetas negras con voces que me hablan al unísono, cruzan por mí mente de manera fugaz una madre llorando, un niño sin brazos, ejércitos que se movilizan con sus manos manchadas de rojo, y llevando consigo prisioneros, ahora esclavos, camiones que transportan armas, animales agonizando, flora natural muriendo, poca comida, poca agua, y… la voz de mí marido que resuena en cada rincón de mí cabeza, que me lleva hacía a él, y otras voces angelicales que al ritmo de ruidosas trompetas me anuncian que solamente quedan siete años, y la voz de mí esposo que me llama… que me llama a su lado.

   Abro los ojos, la luz solar me ilumina la cara, no recuerdo muy bien donde estoy, hasta que de a poco me voy encontrando en el departamento de mi amiga, habían cambiando tanto, ella estaba más anciana, sus rastas eran blancas, su piel comenzaba a demostrar algunas arrugas, y mí marido que había sido un hombre tan apuesto, ahora estaba con sus cabellos largos medio canosos, y una barba tan larga y enmarañada, y yo tan desconcertada como envejecida, para darme cuenta que durante seis años estuve durmiendo, soñando con la destrucción, y quizás soñando con el Ente ¿Pero aquello había sido un sueño? Había parecido tan real, la página web, el email, las coordenadas, mí huida de los soldados de la paz, mí captura, aquellos robots tan raros similares a duendes en aquel salón blanco y grande, y aquella puerta tan oxidada con ese olor a metal, el lugar oscuro, el Ente… Dios mío ¿Todo había sido un sueño? ¿Todo había sido producto de mí imaginación? ¿Y qué había del mensaje? ¿Qué había de los sietes años antes de que el mundo muriera?, eso quería decir que solamente me quedaba un año para arreglar este planeta, y eso era algo absolutamente imposible.

     De a poco mí marido, y mí amiga me fueron poniendo al tanto de las cosas que habían pasado en este tiempo que estuve «dormida», me contaron que el Clan Machete estuvo en conflicto con tropas españolas, lo que ocasionó la muerte de más de cinco mil civiles, el clan salió victorioso y ahora avanzaba en busca de más gente, por otro lado el Clan Katana había sido mutilado por los Berserkers, y el jefe Katana fue obligado a suicidarse como es costumbre en Asia. Mientras tanto, nuestra ciudad recibió un par de ataques, y el Ente permaneció en silencio como había pasado cuando China lanzó el misil, justo un mes antes de que yo despertara éste lanzó un explosivo haciendo desaparecer del mapa a Israel. Yo por mí parte me quedé un momento meditando aquello, la noche que esa torre voló el Ente había permanecido en silencio, solo podía significar una cosa y era que aquella organización se había estado comunicando con alguien más de forma telepática, y lo mismo había hecho conmigo, quizás no todo estaba perdido, quizás si más personas habían recibido su mensaje las cosas serían más fáciles de lo que pensaba.

   Por mí parte les confesé lo que había vivido mientras estaba dormida, aunque para mí todo había pasado realmente, pero ellos me juraban que nunca había salido de esas cuatro paredes, y que nunca desperté de aquella noche en la que me dormí durante seis años. Pero en fin, ellos sabían todo y el mensaje que debía darle al mundo, aquel comunicado que podía solucionar las cosas, todavía tenía más suerte, aún el séptimo año no había comenzado, y a este le quedaban dos meses. En menos de dos semanas idee mí plan de acción, viajaría a varios puntos de este maravilloso planeta ,ahora en ruinas, y encontrar a aquellas personas que de seguro habían recibido el mismo mensaje que yo, para que juntos logremos detener el fin de nuestros tiempos. Era una misión arriesgada, estábamos un poco viejos pero teníamos el espíritu joven, y armados con fe, lograríamos sortear cada obstáculo que el destino nos pusiera.

   A mediados de noviembre emprendimos el viaje, mí amiga decidió quedarse, este tipo de aventuras le daban mucho miedo, creo que fue por ese fallido viaje que hicimos una vez a Malasia dónde casi nos devoran una tribu de caníbales ancestrales, de igual manera yo a ella no le exigía venir conmigo, que haya sobrevivido junto a mí todos estos años de agonía, era para mi el mejor regalo. A la mañana bien temprano nos despedimos de ella, con cuatro besos en cada mejilla, como era tradición. Lloramos, nos abrazamos, reímos con algún chiste de los que ella siempre hacía, y finalmente nos prometimos volvernos a encontrar, en esta vida o en el más allá. Siempre la voy a extrañar (perdona que no pudo contener mí llanto, la quería tanto, y nuestra promesa aún sigue en pie).

    Con un poco de comida, algunos litros de agua y el corazón palpitante partimos en un auto volador de cielo y mar, en busca de aquellas personas. Por dentro sentía una ansiedad mezclada con nervios, por fuera me sentía con ganas de vivir esta aventura, y me daba igual si el mundo se iba a acabar dentro de un año, lo importante era vivir, y saber que pasara lo que pasara mi marido me amaba, me amaba como la primera vez que nos vimos, y me hacía el amor como en aquellos viejos tiempos de juventud. Era una mujer de cincuenta años, con los huesos débiles pero con las hormonas de una joven de dieciocho años. La mezcla de adrenalina, y nervios era algo que excitaba demasiado, tanto que varias veces teníamos que frenar el auto para poder hacer el amor cada dos o tres horas Recuerdo alguna que otra vez bromear acerca de que si lo hacíamos tantas veces podría quedar embarazada, un chiste gracioso que nos mantuvo riéndonos durante un buen rato.

    A parte de tener relaciones sexuales, parábamos para acampar, orinar, o defecar, comer algo, hidratarnos, y luego seguir adelante. De vez en cuando me preguntaba que estaría haciendo mí amiga, o que pensarían mis padres de todo esto, que sería de mí hermanito, seguro sería un viejo cascarrabias como siempre aseguraba que sería, tantos recuerdos de gente buena, de gente que nos han dado amor, alegrías, esperanzas, para luego morir y nunca ser reconocidas.


    En fin, creo que ya conté demasiados detalles. En el viaje todo era tranquilo, las carreteras de lo bien que estaban eran limpias, a veces algún que otro árbol caído, o tal vez podías encontrarte con algunos esqueletos amarillentos de personas abandonadas por el tiempo, de vez en cuando se podían ver algunos caminantes que vagaban sin rumbo, tratando de encontrar alguna salvación para sus vidas. Muchas veces pensaba que la muerte era su única solución, y otras veces me sentía más piadosa y comprensiva, capaz de dar lo que sea por poder sacarlos de ese sufrimiento. Pero en este momento lo único que me importaba era nuestro rumbo directo a la parte norte de Estados Unidos, para encontrar a otra persona que haya vivido lo mismo que yo, y de no encontrar nada allí iríamos a Europa, y luego a  Asia, las esperanzas estaban altas, y aquel cartel que nos daba la bienvenida a los Estados Unidos, nos hizo tragar saliva y cruzar los dedos.

CAPÍTULO V

Y EL MUNDO NO QUISO ESCUCHAR...


    Estados Unidos, un país tan poderoso en todo lo que fue la «Era Arcaica» y durante el tiempo que duró la paz mundial, ahora era solamente un cúmulo de pestes, sequía y muerte. La parte sur de este país estaba irreconocible, un inmenso desierto conformaba todo aquel árido paisaje, de vez en cuando asomaban algunas puntas que debieron haber pertenecido seguramente a edificios de increíbles alturas, los únicos que permanecían libres de cualquier contacto con la arena, eran los que se construían en el aire, los mismos se sostenían mediante un tubo macizo de concreto que contenía un ascensor que te permitía llegar hasta la punta del edificio. Habían sido una total innovación, ahora estaban completamente abandonados, el concreto agrietado, lo que me daba a entender que aquí no existía persona alguna desde hacia años.

   Transitábamos tranquilos por aquel desierto, y de a poco se comenzaron a divisar los primeros edificios que no se encontraban enterrados bajo aquella arena amarillenta. La ciudad se abría paso frente a nosotros de una manera majestuosa, por fuera los edificios estaban en un estado menos deplorable, pero que apretaban cierto aire de estructura antigua. Un grupo de Soldados de la Paz nos detuvieron a unas cinco cuadras, consultaron nuestros datos y nos dejaron seguir avanzando.

     Más adelante se abría lo que parecía ser un gigantesco centro comercial de más de cuatrocientos metros de altura, equipado con las más altas tecnologías, construido completamente en vidrio y metal. La gente iba y venía, entraba y salía, el cambio de aquel desierto a este lugar tan tecnológicamente avanzado daba la sensación de haber estado en dos mundos muy distintos entre sí. Decidimos finalmente dejar el auto estacionado e introducirnos en aquel lugar, no sabía si allí podría encontrar alguna pista de alguna otra persona que haya recibido el mensaje del Ente, pero lo iba a intentar; unos días antes de llegar a Estados Unidos, mí esposo me dijo que: «esta misión era como esquivar balas con los ojos cerrados», aunque tenía razón yo confiaba en mí instinto.

   Entramos en aquel centro comercial y todo era lujos y comodidades, el problema empezaba a medida que ibas subiendo de pisos, cada vez los lujos se iban perdiendo y los pisos superiores los habitaban personas sin hogar, pobres diablos que no tenían ninguna esperanza de vida. Pero al llegar al piso cuarenta y cinco, una sensación, un presentimiento me dijo que allí moraba el otro ser humano que también había recibido el mensaje, otro aliado espiritual si se le podía llamar así, porque aquella comunicación con el Ente se sintió así, se sintió como un llamado espiritual, como cuando aquel ángel se le prestó a la Virgen María anunciando el nacimiento del hombre más importante de la historia, o como cuando la Virgen de Fátima se le apareció a aquellos adorables niños, anunciando sus visiones proféticas. Pues así se sintió la llamada del Ente, y eso que yo nunca fui una mujer creyente en la religión, o esas historias que parecen más que nada sacadas de un un cuento de fantasía, pero ahora sabía que la parte lógica no me funcionaría; pero si ese costado más relacionado a los sentimientos, a las percepciones que escapan de este mundo, y creía firmemente en esa sensación.

  Tanto creía en él que mágicamente me guio por todo aquel piso hasta desembocar en un asqueroso departamento, sin puertas y con un hombre posiblemente sudafricano, que se reía de una forma desquiciada mientras veía una televisión apagada. Mí esposo no quiso creerme cuando le dije que aquella persona podía ser la que tanto estábamos buscando. Cuidadosamente y esquivando la basura que se encontraba apilada, al parecer durante meses (tal vez años), me acerqué a él y sus ojos negros se quedaron clavados en los míos, su mirada era profunda, no apartó sus ojos, ni si quera pestañeo, me dijo que sabía perfectamente que estaba haciendo yo ahí, que todo esto estaba planeado con antelación, que todo estaba perfectamente desarrollado desde el inicio del mundo, que no somos una casualidad, y que no podemos hacer nada por el hombre.

    Le pregunté si el Ente se había comunicado con él de alguna forma, si había recibido el mensaje, y si había esperanzas de salvar a la humanidad, al escuchar esto río como un loco, más de lo que ya aparentaba, me dijo que estaba demente, que eso era imposible, que teníamos que pagar por nuestros errores de la peor forma posible, nosotros éramos los artífices de toda la maldad en este inmundo planeta, que si nos arrodillábamos ante el hombre Todopoderoso podríamos parar lo que estaba a punto de ocurrir, lo inevitable podría volverse evitable. Sus manos huesudas tomaron mí cara y comenzó a apretarme con mucha fuerza mientras gritaba, y en mí mente se desarrollaban pensamientos de muerte, destrucción, en alguna parte del mundo, o de lo que quedaba de él, una madre lloraba con sus hijos que estaban convertidos en unos sacos de piel y huesos, mientras que el hombre obligaba a otro hombre a cumplir con sus tareas de esclavitud, los ríos se teñían de rojo, las nubes se tornaban negras, los animales caían rendidos al suelo, y la Tierra se secaba y la vida nunca volvía a crecer.

   Sus manos decrépitas y sucias  me soltaron, y caí sentada al piso, mí mente estaba muy confundida, y aquel extraño demente de menara muy seria me dijo: «La única forma de salvar al hombre es que ellos se salven a si mismos, ya no quieren escuchar las palabras de paz, o las visiones proféticas. Si un hombre no puede hacer que otro hombre abra los ojos, debemos entonces dejar que aprendan por sí mismos, y si a las palabras de salvación ellos hacen oídos sordos, pues condenados serán los que han traído tanta maldad a este mundo. El castigo no es injusto, es merecido» y así de la nada volvió a mirar su televisor apagada, pero ya no reía como un desquiciado.

   Salí de allí con una sola idea, no quería que de ninguna manera todo lo malo acabase con esta mundo, necesitaba hacer esto con o sin la ayuda de aquel loco, por lo menos podía contar con la ayuda de mí marido, él era la única persona en la que podía confiar y que nunca me traicionaría, por eso décimos ponernos manos a la obra, trazando una línea de recorridos alrededor del mundo para reunirme con los jefes de clanes de guerra, con los jefes de las organizaciones de extrema derecha, y los de ultraizquierda, necesitaba negociar la paz, necesitaba poder darle a tantos inocentes la posibilidad de ver que podíamos crear un mundo mejor, y mi corazón estaba hinchado de esperanza.

    Nuestro primer destino fue España, el lugar se mantenía en condiciones un poco mejores comparado a otros lados, como por ejemplo los edificios permanecían en perfecto estado, las tiendas, negocios, autos, todo estaba excelente, pero la gente era rara, de vez en cuando algún pequeño niño aparecía por las polvorientas calles, cargando en su cuerpo las consecuencias de los tan altos niveles de radiación. Las mutaciones más comunes eran de un crecimiento desmedido de la cabeza, llegando a equiparar al tamaño del cuerpo, y morían por no resistir semejante peso, otros nacían con inmensas protuberancias en sus cuerpos, a veces con huesos frágiles que se quebraban con tan solo una caricia, las deformaciones eran de lo peor, y estas atacaban también a las personas adultas.

     ¿Pero por qué también a adultos? El problema reside especialmente en las expediciones en busca de oro, plata, y otros metales ricos que se vendían de forma ilegal, lo más importante de todo esto no es la ilegalidad de los hechos, sino que para buscar estos metales preciosos, debían de zambullirse en aquellos terrenos donde antes había estado un país. Debido a la caída de la ojiva nuclear, había que esperar mil años hasta que esa tierra estuviera libres de agentes contaminantes, sin embargo la codicia de estas personas, y el apuro en las búsquedas, los llevaba a adentrarse en esos terrenos radioactivos, y sin ninguna protección que los mantuviera alejado de aquellos gases.

     Para extraer aquellos metales, se realizaban excavación de no más de cincuenta metros, con herramientas de minería, era un trabajo pesado que si salía bien podías volver a tu casa en dos días, y si la suerte no estaba de tu lado, posiblemente volverías a ver a tu familia dentro de un mes. Lo interesante de esa actividad, que no era la posibilidad de que sufrieras una mutación o que tus hijos nacieran con algún problema, eso por supuesto que no, sino que en estos países devastados dónde solo quedaban polvo, las historias y leyendas rondaban de boca en boca. Durante nuestra estadía en España, una semana, nos contaron cosas increíbles, sobre seres sobrenaturales que salían de las entrañas de la tierra, incluso animales que nunca antes el ojo humano había visto, y que incluso muchos «Cazadores de Tesoros», se habían enfrentado en combate cuerpo a cuerpo, algunos perdiendo la vida, y otros logrando poder salvar sus traseros para después tener una historia con la cual entretener a sus nietos, cuando estos ya sean unos viejos decrépitos.

     Las historias que más me encantaban eran al de los «Terramorfos», supuestas criaturas monstruosas de unos tres metros de alto, parecidos a los antiguos gigantes, estos en cambio estaban hechos de arena, pero con una forma similar a la de los humanos, eran pacíficos y raramente atacaban a los hombres, salvo que estos los atacasen a ellos, obligándolos a actuar en defensa propia. Muy pocos Cazadores de Tesoros tenían la posibilidad de verlos, ya que vivían en tierras lejanas, donde se decían que moraban en grandes castillos de arena, pero a mí entender, no eran más que una simple leyenda.

    De todas formas, no todo era leyendas, la misión seguía en marcha, y mí plan era ir a ver al jefe de guerra de la zona, que desde hacía unos días junto a sus tropas arrasaba pequeños poblados en las regiones de Taiwán y Malasia, matando a hombres y niños, a las mujeres las tomaban cautivas para los «Campos de Bebés». Dado que el Ente había prohibido el nacimiento de bebés hasta nuevo aviso, ignorando a los natalistas, que dicho sea de paso, nunca dijeron más nada, estos grupos se encargaban de reproducir niños que luego engrosarían sus filas.

   El jefe de guerra, un hombre de aspecto rudo, de una contextura física un poco venida a menos, tenía una cara llena de tajos, y una voz muy gruesa, era un defensor del nacimiento de los bebés y odiaba a aquellos que diseminaban las ideas antinatalistas, amaba el nacimiento de la nueva vida, porque afirmaba que «en un futuro necesitaríamos más hombres para pelear en el frente».

   En estos campos de bebés, los soldados se encargaban de embarazar a las prisioneras, una vez que daban a luz, eran retenidos y alimentados con leche materna que se ordeñaba de los mismos senos de las mujeres cautivas, hasta el momento habían nacido dieciocho niños.

    Nos hizo sentar en el interior de una rudimentaria carpa, rodeado de un par de soldados, todos bien equipados con armas de alto calibre, dos pistolas a cada lado, un par de cuchillos, cinturones de balas, y las caras pintadas. Había escuchado que la pintura facial era también una forma de diferenciar diferentes agrupaciones de guerra. El jefe de aquella organización encendió un cigarrillo y comenzamos a hablar.

    Le comenté del motivo por el que venía, que estaba buscando una forma de negociar la paz y volver a aquellos tiempos donde todos éramos felices, para evitar que el mundo cayera en una devastación total, y por último le confesé lo del Ente, y lo que me habían dicho. Traté de ser lo más clara posible para que me diera la posibilidad de poder traer un poco de esperanza al mundo. Aquel hombre tomó unos minutos de silencio y dijo (lo reproduzco textual):

—Nosotros lo que más queremos es la paz, pero los tiempos que corren exigen que la vida sea dura y que mantengamos a raya a aquellos que pisotean nuestros derechos, me importa muy poco lo que Ente le haya comunicado a usted, le recomiendo sinceramente que no intente detener aquello que es inevitable. Dígale al Ente que en cualquier momento se anunciará su caída, nos habla de misericordia pero él no tuvo ni la mínima consideración con aquellos países que ahora son solamente un pedazo de tierra seca, nunca le importamos, nunca fuimos de su interés, la paz solo trajo guerra, y la guerra destrucción, y la destrucción el final de nosotros, y si ese final se acerca al terminar este año, debemos estar contentos de que la muerte traerá alivio a todo aquel que ha sufrido. Ahora les recomiendo que se vayan y déjense de idioteces, no podemos soñar despiertos cuando la realidad nos golpea con fuerza.

    Salí de allí cargada de una impotencia tan grande, no podía creerlo, estaba enfurecida, sentía que lo que estaba haciendo no tenía sentido, pero todavía tenía alguna esperanza, había más gente a la cual llevarle mí mensaje y que quizás podrían escucharme. El siguiente destino fue la India, donde nos recibieron de manera amable pero resultó ser lo mismo, me rechazaron nuevamente, el siguiente destino fue Corea del Norte, pero también rechazaron mí pedido de unión por la paz. De allí volvimos para abajo a América Latina, nos recibieron muy bien, pero allí el pedido de paz era algo sumamente impensado, por lo que el próximo lugar fue la parte de Rusia qué había quedado sana luego del bombardeo, pero no era una zona segura, los robos, las matanzas a civiles, y la guerrillas organizadas azotaban todo a su paso, pero sabía que debía continuar con esta misión sabía que debía detener la inminente catástrofe y necesitaba actuar pronto.

    Había dialogado mediante lo que se conocía como mensajes cifrados, o más bien mensajes en código con algún miembro de estas organizaciones guerrilleras, un pequeño truco heredado de mis años en el servicio militar. Aquel general había accedido a verme en un punto específico, en un pequeño pueblo, o más bien valle desierto, alejados de cualquier posible interrupción, y allí con el sol saliendo detrás de las colinas nos reunimos con aquellos soldados.

   Cómo siempre empecé con mi discurso de paz, tratando de agregarle a mis palabras de pacificación nuevas frases, para ver si así podía lograr que ellos me escucharan, pero eso no funcionó. Algo salió mal y pasaré a describir la situación en tres actos :

    Primero, aquel jefe reaccionó solamente con risas al pedido de paz, quizás no debí insistirle tanto, o tal vez estaba tan cegado por la violencia que la paz le hacía gracia, le parecía quizás un chiste bueno de contar. Eso no lo entendí, el muy maldito se había reído en nuestra cara, se había burlado de mi al contarle aquella historia con el Ente, y como toda agrupación guerrillera querían la caída de la organización, y no iban a parar hasta lograrlo.

    Segundo, sus hombres obedecieron alguna orden que él dijo en ruso, repentinamente nos tenían de rehenes, y estábamos viajando en un camión militar hacia quién sabe dónde. Cada vez perdía las esperanzas de todo, me sentía mal, todo había fracasado, le había fallado al Ente, le había fallado a la humanidad. Todas las formas de paz habían quedado olvidadas, y solo teníamos la opción cómoda de esperar el final.

    Tercero, nos encerraron en unas pequeñas celdas separados los unos de los otros, nos tenían como perros. Me dieron un poco de comida con un hedor similar al vómito, seguramente estaba hecha de cosas de mar… Cosas de mar en descomposición, y para tomar me sirvieron una bebida que era horrible, seguramente algún vodka o algo similar, y allí estuvimos un día y medio.

    Nos soltaron al atardecer del día siguiente, según tengo entendido estuvieron averiguando nuestros antecedentes, estábamos limpios, pero sabía que esto no se iba a quedar así. Nos condujeron a otro lugar, el camión  militar se movía tan lento que nos daba la sensación de que nunca avanzábamos, pero finalmente llegamos a destino. Estábamos en la cima de una montaña nevada, un lugar secreto, posiblemente una base, a partir de allí supe que nada sería como antes.

   A los gritos, y a punta de pistola nos obligaron a arrodillarnos, dándoles la espalda, un ruso calvo de unos dos metros de altura, extrajo de su funda un poderoso cuchillo, la hoja emitía un brillo incandescente cuando el sol se reflejaba sobre ella. Tomó a mi marido por el pelo y le colocó aquella arma blanca justo sobre el cuello, atrás de la barba. Mis gritos, lágrimas y súplicas no hicieron más que esfumarse en el viento, y como un carnicero profesional el cuchillo se deslizó de manera perfecta sobre el cuello de mi esposo, la sangre brotó y sus ojos hicieron el último esfuerzo por mirarme… Siento… Siento que en aquella mirada me lo dijo todo, en aquellos ojos color miel se notaba el amor que me tenía, me estaba diciendo que me amaba por una última vez.

    No había forma de apagar mí llanto, y quizás ahora pienses que lo estoy diciendo muy tranquila, pero por dentro estoy sufriendo, puedo sentir que estoy muerta, ya no hay manera que me conmueva a la hora de hablar de la muerte de mis seres queridos. Hoy ya soy una anciana que vivió lo suficiente como para ver a todos sus seres amados morir, caer bajo las manos de los hombres, las manos de nuestra propia raza, y no podía ni puedo entender cómo llegamos a este punto. En este momento me encuentro con todos estos recuerdos que te estoy confesando, y con un dolor en el alma que no me lo cura nadie, por suerte el tiempo que llevo en esta nave me sirvió para hacer un poco de reflexión, y dejarles un mensaje a todos aquellos que lo estén escuchando.

   Perdona otra vez si me enredo en mis propias palabras, recordar la muerte de un esposo no es tarea fácil, pero seguro te preguntaras qué fue de mí, la verdad que quiero obviar algunos detalles, pero con solo decir que fue golpeada por manos de hombres que no tuvieron ni siquiera un ápice de sentimientos, y casi, solo casi fui abusada de manera sexual, mediante penetración, si no fuera por aquel… milagro, si es que entra en esa categoría.

    Procedo a contarte aquel incidente que salvó mí vida. En el momento en el que estaba a punto de ser penetrada la tierra tembló, tembló tan fuerte que los árboles se agitaron y las pocas aves que allí moraban se alzaron el vuelo despavoridas, los rusos no sabían qué hacer, y comenzaron a retroceder, yo trate de pararme pero era una tarea muy difícil, el temblor de la tierra era similar a un sismo pero de una amplitud que nunca se había vivido antes, una amplitud que era imposible de medir en la escala, y de la nada la tierra se calmó, el silencio fue de cementerio, hasta que un sonido similar a un estruendo lo quebró. Parecía el sonido de una trompeta pero amplificado al mil por ciento, increíblemente ensordecedor, y al compás de este ruido las nubes parecían abrirse como cuando se sopla el polvo sobre una superficie. Eso me llamó la atención, y a la vez me asustó. De golpe otra vez el silencio.

    Ante los ojos de los rusos, los míos, y calculo que los del mundo entero, el cielo se abrió ante nosotros, una luz blanca intensa cegó nuestros ojos, y desde aquella luz descendieron mágicamente, levitando, con sus vestiduras que flotaban de una forma mágica cinco seres, eran cinco ángeles con sus largas alas blancas que se batían con una majestuosa elegancia, eran cinco gigantes legendarios, eran el Ente.

    Las lágrimas de emoción que caían por mis mejillas estallaron más aún cuando el cuerpo de mí marido que yacía muerto en un charco de sangre, comenzó a levantarse y a ascender hacía el cielo, solo allí me quedé tranquila, porque sabía que estaría a salvo. Toda esta escena había paralizado de súbito al mundo, parecía que la Tierra se había detenido por completo, pero sabía que ellos no habían venido solamente a llevarse el cuerpo de mí marido, estaban aquí por algo más, y eso estaba a punto de suceder. Su mensaje esta vez sería escuchado por el mundo entero.

   Entonces los cinco batieron sus alas, y sus voces cortaron el aire.


CAPÍTULO VI

LOS QUE VIENEN DEL CIELO


      Las caras de asombro de los rusos eran impagables, y a la vez me imaginaba la cara de todas las personas alrededor del mundo, contemplando de forma atónita aquella hermosa aparición— seguramente los medios de comunicación existentes estarían pendientes de la situación, desesperados por informar todo lo sucedido—, lástima que los medios habían decaído demasiado, los televisores estaban desapareciendo, las radios casi eran imposibles de conseguir, me atrevo a decir que muy pocas personas tenían en sus manos algunos de estos aparatos eléctricos. Y con los medios en papel era otra historia, ya nadie consumía papel, ni siquiera el papel higiénico, o así las servilletas de cocina. Pero sea cual sea el medio, todos tratarían de poder cubrir esta noticia. Pero a decir verdad solamente bastaba con mirar al cielo, que la figura del Ente estaba allí presente, en cada país, en cada lugar, en cada rincón del mundo, brillando con sus alas relucientes, altivos en aquel cielo completamente despejado.

    Lo que voy a decir a continuación es el discurso que el Ente dio, es más bien una especie de carta un poco extensa, con un mensaje no tan alentador, trataré de hacer las cosas más claras y concisas posible, ya que el Ente estuvo alrededor cinco horas hablando, cinco horas que no fueron para nada eternas debo decir.

   Pues sin más aquí te narro el mensaje, y quiero que escuches, que esto quede registrado en tu memoria, para que la eterna historia de nuestras miserables vidas no se repita nunca más. (Daría lo que fuera para que el mundo volviera a la vida, de todos modos mí visión de las cosas no importa, sus palabras tan claras son más vitales que las mías). Aquí te transcribo lo que ellos nos dijeron, sus palabras tan sabias y a la vez crueles, afirmando la destrucción total. 
   Sus voces hacían eco en el firmamento cuando de pronunciaron ante nosotros:

«Hoy estamos aquí ante todos ustedes con un mensaje de desaliento para los seres humanos, a los que durante tantos años hemos amado, ahora deberán afrontar la situación. Su final está cerca, la Tierra los devorará para siempre. Fueron muchas generaciones, y siglos en los que nos hemos mantenido ocupados velando por su seguridad, nos hemos decepcionando cada vez más, y nos fuimos dando cuenta de que finalmente el castigo debía llegar, no se podía retrasar más; les dimos la paz mundial, les dimos amor, felicidad, goce, pero no pueden ustedes desprenderse de las raíces violentas que tanto los arraigan a esa vida pasada, a esa época cavernaria dónde todo giraba bajo el mando de la crueldad, y la mano dura de los autoproclamados dictadores. La corrupción corría por las venas de ustedes, y aún así son tan ciegos que no ven la verdad, que no valoran la vida, que no respetan a sus vecinos. Ustedes, en pocas palabras son, y serán los encargados de cavar las fosas dónde sus cadáveres yacerán podridos, entre larvas y gusanos, dormirán para siempre con la conciencia sucia por las consecuencias de su actos.

«No tendremos piedad, no nos temblará la mano a la hora de castigarlos, nuestros enviados internaron hacer hasta lo imposible por evitar este día, y solamente han recibido su desprecio. Dentro de cuatro meses ningún hombre, mujer, niño, animal, planta, quedará en pie, todo será arrasado, no tendrán lugar donde esconderse, huir no les servida de mucho, el planeta morirá y ya nada crecerá por millones, y millones de años.

«Aunque lloren, aunque se arrepientan, nada será posible para evitar lo que estaba escrito desde el comienzo de su existencia como raza. Pero, como somos seres de bien, el mundo dará señales y ustedes sabrán que el final está llegando, serán siete las advertencias, estás son:

«I)-Los niños del mundo, los recién nacidos y los que no, como así también los animales sanos y enfermos, serán entregados al cielo para darles una salvación justa por su inocencia perdida, y sus malos tratos por parte de ustedes. Morirán antes de que todo termine. No sé preocupen, no sufrirán, ni sentirán dolor, dormirán eternamente bajo nuestro cobijo.

II)-El cielo temblará y escupirá fuego. No se asusten porque el látigo sagrado pasará quemando todo a su paso, convirtiendo en cenizas los campos, las casas, los edificios, cualquier construcción será derribada, incluido aquellas personas que crucen ante el fuego.

III)-La Tierra se abrirá y se harán agujeros increíblemente gigantes que absorberán toda el agua del planeta. De a poco la tierra se resquebrajará, no habrá agua en ninguna de sus formas, no habrán más lluvias en la Tierra .

IV)-Durante el verano el calor será intenso, secando todas las plantas y cultivos que tengan, por más sombra que posean. Sus pies arderán al contacto con el suelo, sus calzados se derretirán, y sus pies se llenaran de ampollas, que nunca sanaran.

V)-El sol desparecerá y la oscuridad será eterna. No funcionará la electricidad, ni las velas, ni linternas, las pantallas de sus celulares se pagarán para siempre, vivirán en la noche eterna.

VI)-El frío del invierno será tan crudo que morirán congelados. Sus órganos se enfriaran, sangrarán por la nariz al internar respirar el gélido aire, sus pulmones colapsaran.

VII)-Para este punto ya no quedará ser con vida, y la Tierra será solamente un grano de polvo en la inmensidad del espacio. Nadie, nunca jamás podrá sembrar vida en este planeta, hasta que finalmente se extinguirá para quedar en el olvido.

«Aquí hemos lanzado nuestras señales que no tardarán en suceder, estén tranquilos, no le teman a la muerte, y sepan que esto es solo el precio de sus acciones, ya es tarde para pedir salvación, y ya es tarde para que nuestro poder divino pueda salvarlos. Esta es también una decisión de nuestro Padre, que muy apenado por sus acciones, ha vuelto a hacer cargar a su hijo aquella corona del sufrimiento. Besen a sus hijos por última vez, abracen a sus padres, a sus seres queridos, y despídanse de ellos para toda la eternidad.

«No intenten cometer suicidio, pues sus almas no serán elevadas en salvación hacía el infinito y basto universo, sino que se quedarán atrapadas en algún lugar que nosotros, los seres celestiales hemos  denominado «El Santuario de Efraín», en nombre de aquel profeta que una vez confesó al mundo el sueño de paz mundial, pero que después de practicar el sexo impuro con aquellos niños ardió en la Pira Santa, y su alma fue entregada a Efraín, el ser mitad demonio, mitad hombre que se alimenta de la maldad, y que de seguro estará contento de saborear la sangre nueva.

«Ya podemos sentir el miedo en sus venas, sus mentes se llenan de ideas de pánico y terror, sepan pues que el castigo divino no llegó de la mano de nuestro Padre, su dios, sino que ustedes mismos, en plena facultad de conocimiento de sus actos, y con el uso tan barbárico se la razón, se encargaron de destruir el mundo. Que la culpa haga latir sus corazones, y el arrepentimiento se les haga un nudo en la garganta. Cómo única muestra de nuestro aprecio por ustedes, solo les diremos que los hemos amado lo suficiente como para dejarlos ir, y para que la condena sea pagada. A partir de ahora los siete sucesos mencionados se empezarán a cumplir después de la media noche, estén preparados».

   Y así como el Ente apareció, también se esfumó, desvaneciéndose en el cielo como si de una visión holográfica se tratase, y en cuanto quise darme cuenta estaba sola en aquel lugar, los rusos habían temblado de miedo, y salieron despavoridos a buscar algún refugio, por mí parte tenía que volver a la ciudad, tenía que ir en busca de mi amiga, saber si estaba bien, la nave militar sería mí medio de transporte.

    Me subí a ella, sabía pilotearla, el modelo ruso era algo similar al modelo de naves lanzados por el ejército del cual yo formaba parte, así que no me fue tan difícil maniobrarla. Con el GPS encendido, emprendí el viaje de regreso a casa, con las esperanzas por el piso, pero sabían que había dado lo mejor de mi para cumplir con la orden del Ente, con la orden de aquellos ángeles tan hermosos.

      Me daba curiosidad saber que sintió la gente al ver aquello, supongo que miedo, pues es la primera vez que algo así se revelaba, o bueno quizás hubo alguna que otra aparición del Ente muchos antes de ser lo que hoy es, solamente que la gente en tiempos atrás no estaba preparada para ver, y oír, preferían ignorarlo, y al no darle importancia a aquellos detalles, esos pequeños sucesos que nos daban a entender que las cosas no iban bien, minimizábamos el problema, para volverlo insignificante, y así reírnos quizás de las locuras de un mendigo al sostener un cartel con un mensaje apocalíptico, o del desquiciado que gritaba a viva voz en la plaza del pueblo, que el fin estaba cerca, que había recibo un mensaje de los ángeles, del Ente para ser más exactos.

   En fin, tantas señales para finalmente terminar de la peor manera, «no hay peor ciego que aquel que no quiere ver» solían decir algunos viejos sabios de la era pasada, pero eso ya no importaba, ahora solo quedaba esperar a que se cumplieran las señales. Mientras, yo me encontraba rumbo a mí ciudad, rumbo a mí hogar, también dispuesta a recibir el final que nos sería repartido en partes iguales. Por suerte el piloto automático de la nave me permitía poder llorar mientas ésta se conducía sola sobre las desiertas y ampolladas tierras.

   ¿Qué por qué lloraba? Por el mundo, por la situación, porque había gente demasiado buena que no merecía ese final, personas que daban su vida por la caridad, por ayudar a otros, y todos teníamos que pagar por el mismo plato roto, que no todos rompimos, pero no podía hacer más nada, era lo que tocaba y tenía que aceptarlo de todas formas.

    Las horas pasaban lentas, en aquella nave que de una manera pesada avanzaba a una velocidad de tortuga, dándome la posibilidad de poder observar detalladamente los diversos paisajes que me iba encontrando al andar. Podía pasar de un bosque nevado, a una ciudad desierta, lo que si notaba era que la gente de aquellos lugares se mantenía oculta. Al principio pensé que se trataba del miedo al camión militar, pero luego me di cuenta que ya estaba empezando a anochecer y se estaría por cumplir la primera señal dada por Ente, un escalofrío recorrió mí cuerpo, por solo pensar en el sufrimiento de los cientos de padres y madres alrededor del globo.

   Y lo menos esperado llegó, cuando el reloj de la nave anunció la media noche, el cielo ennegrecido se  iluminó con ases de luz que descendían a la Tierra, de inmediato algo golpeó mí cara, una luz que venía de allá arriba me bañó completa, la nave se detuvo, pero yo sabía que era algo imposible, a no ser que estuviera embarazada, porque mí vientre parecía estallar, y una luz salió de mí estómago, un pequeño espíritu de un bebé que estaba empezando a formarse se elevó junto a la luz, luego de eso me desmayé. Al despertar no sabía si lo ocurrido a la noche había sido real ¿De verdad estaba embarazada? ¿Acaso había podido tener vida dentro de mí? De pronto el llanto, la ira, todos aquellos pensamientos me golpearon de lleno en la cara, estaba embarazada de mí marido, con el trabajo de años de estar buscando y buscando, pero la sensación que reinaba en mí era comparable con la idea de saber que te han arrebatado una parte ti, y que ya no volverás a verla, nunca más. Comprendía por primeras vez lo que siente una mujer que ha perdido a su bebé, se siente tan horrible, pero sabía que el Ente estaba actuando bien, mi hijo, mi bebé, no iba a nacer en este mundo, ni en ninguno a decir verdad, pero nada era mejor que la muerte.

    Después de asimilar lo transcurrido aquella noche, y luego de haber comido un poco de galletas de avena, y tomar algo de Bluewater, una botella que encontré de milagro en una caja de balas sobre una ametralladora, dormí un rato. Te comento de paso que tener una botella de estas bebidas entre tus manos era como encontrar agua en el desierto, desde hacia un par de años estaban desaparecidas, las fábricas se habían declarado en bancarrota, la escases de agua, y la contaminación que esta tenía, dificultaba mucho la producción de la tan deliciosa agua azul.

    Después de dos semanas de viaje intenso, llegue a la ciudad, estaba completamente irreconocible, los Berserkers la habían arrasado, los cuerpos de muchas personas estaban tirados en el piso, mí corazón en ese momento temió por la vida de mí amiga, por lo que detuve la nave y corrí hacía su casa. Sabía que estaba a unas ocho cuadras, más dos a la derecha y finalmente ante mí se mostraba el jardín tan amplio que tenía, durante esa caminata no podía dejar de pensar en la vida de mí amiga. Me acerqué a la puerta, y espere antes de abrir.

    La casa estaba desordenada, todo tirado, hasta que veo que desde una puerta subterránea ella salía impecable como siempre, al verme rompió en llanto, su abrazo fue tan intenso, tan cargado de amor, que podíamos estar aferradas toda una eternidad, de no ser por los gritos desesperados de la gente, que desde la ventana, empezaban a correr desesperados. Para develar dudas salimos al balcón, y vimos una oleada de Berserkers que volvían a atacar de nuevo, quizás porque sabían que había más sobrevivientes, o porque querían adelantar nuestra muerte antes del final.

   Le dije a mí amiga que tomara algunas cosas, que tenía que abandonar aquella casa y tratáramos de huir, en ese momento me lamenté mucho haber dejado a diez cuadras la nave militar, pero de seguro algún otro vehículo encontraríamos. Salimos por la puerta de atrás que desembocaba frente un moderno museo de arte, al lado estaba el banco, y lo que le seguían eran un grupo de casas, a la vuelta existía una concesionaria, seguramente podíamos obtener algún vehículo de allí, y así fue como lo hicimos, pero no llegamos lejos, doblando la esquina aquellas bestias nos venían pisando los talones, nos arrojaban piedras y una de ellas me hirió en la pierna, caí de bruces al tiempo que mí amiga rompía el vidrio de la concesionaria con un pedazo de concreto, pero no llegamos a nada, los Berserkers pronto estuvieron frente a nosotras.

   Como en una fila india nos llevaron junto a un grupo de diez hombres y mujeres atados de las manos, depositándonos sobre una inmensa roca, no sabíamos que sería de nosotros, que nos esperaba, hasta que la primera víctima cayó decapitada, la sangre era drenada en una copa y después bebida por el que parecía ser el jefe, un hombre bastante obeso, vestido con piles de lobos, y adornado con collares de dientes, y cuernos. 
   
       Luego de matar a las primeras cinco victimas hicieron una pausa, de seguro aquel hombre debía tener el estómago lo suficientemente inflado de sangre que ya no le debía entrar una gota más. Unas dos horas después comenzó todo otra vez, eliminaron a las primeras tres víctimas, hasta que de la nada y sin esperarlo, algo que ya estaba escrito, sucedió.

Continuará...

miércoles, 2 de agosto de 2023

HOMBRES DE PALABRA (PARTE 3)

 ESCRITORES OLVIDADOS: JUAN BAUTISTA ALBERDI



ARGENTINA, TIERRA DE LITERATOS


Por...MARK
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I
    Si hablamos de grandes y fundamentales hombres en la historia de la República Argentina, no nos podemos olvidar a uno de sus más ilustres y nobles caballeros de ésta consagrada nación ¡Es por eso que recibimos hoy en esta sección de grandes personalidades de la literatura y la cultura, al liberal más famoso de esta parte del mapa, el señor Juan Bautista Alberdi!.
  Si bien su vida fue prolífica en diferentes aspectos como por ejemplo en lo político, lo periodístico y lo jurídico, no podemos negar que nos ha dejado una serie de exquisitos manuscritos (entre ellos ensayos y memorias), siendo dos de ellos de una importancia vital para el orden estructural de la Argentina del 1800. Es por eso que era necesario poder charlar a cerca de dos obras, una la principal y la otra su continuación, porque si de rescatar la historia esto se trata, entonces no se puede dejar pasar esta oportunidad.


Revolución del 25 Mayo, año 1810

    Algunas de sus obras pasaron a ser símbolos de época, mientras que otras no trascendieron tanto, entre ellas se encuentran: «El Espíritu de la Música» (1832), «Fragmento preliminar al estudio del Derecho» (1837), «Predicar en desiertos» (1838), «Reacción contra el Españolismo» (1838), «La generación presente a la faz de la generación pasada» (1838), «La Revolución de Mayo» (1839), «El Gigante de Amapolas» (1842), «Ideas para presidir a la confederación del curso de filosofía contemporánea» (1842), «Memoria sobre la conveniencia y objetos de un Congreso General Americano» (1844), «Bases y Puntos de partida para la organización política de la República Argentina» (1852), «Cartas sobre la prensa y la política militante de la República Argentina» (1853), «Elementos de derecho público provincial para la República Argentina» (1853), «Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina» (1854), entre otros tantos volúmenes de excelentísima calidad.

II

    Tucumano de origen, nace en 1810 tres meses después de la Revolución de Mayo, creció en el seno de una familia típica de aquellas épocas. Hay que decir, como dato interesante, que sus padres habían apoyado y participado decididamente de dicha Revolución. 
   Después de idas y vueltas con el estudio, y tiempo después de que su padre falleciera, recibe una beca del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, y estudia en el Colegio de Ciencias Morales, pero termina abandonando por motivos relacionados a la exigencia estudiantil de dicha institución. Aun así, después de un tiempo retomó la labor del alumno, pero esta vez en la Universidad de Córdoba.
    De todas formas, siguiendo la carrera de abogacía, demostraba siempre su amor por la música y su composición. En el año 1832 escribe su primer manuscrito «El Espíritu de la Música», que obtiene una cierta notoriedad.
     Pero en estos capítulos que siguen no quiero enredarme con detalles biográficos, sino que mi interés está en meterme de lleno en dos libros que fueron fundamentales para la historia de la Nación Argentina, material responsable de haber influenciado (parcial o totalmente), en la creación de la Carta Magna, es decir nuestra tan amada—y tan poco valorada actualmente—, Constitución Nacional. 

Preámbulo de la Constitución Argentina, creada en 1853


III

   Alejado de su patria y exiliado en el vecino país de Chile, Alberdi comenzaría a ejercer como abogado, pero a su vez daría pie a un volumen fascinante y necesario, creando con la urgencia que esos tiempos demandaban: «Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina», libro por demás interesante y pieza clave de la cual aquellos ilustres hombres que sancionaron la Constitución de 1853, usaron como guía o referencia. 
   Es sin dudas un material interesante, que plantea no solo una visión sobre como debería regirse al país, sino que a su vez propone una visión amplia con respecto a las Constituciones de Uruguay, Chile, Perú, Colombia, siendo La Banda Oriental del Uruguay y La Confederación de Chile, las Constituciones a tomar en cuenta para seguirlas como modelo—aunque también destaca lo más negativo o los errores que se han producido en las mismas. Pero si de Constituciones ejemplares hablamos, Alberdi toma como ejemplo de buena fe, a la de California, Estados Unidos.



     El libro transcurre en treinta y cinco capítulos, siendo los primeros dedicados a estudiar las Constituciones de los países vecinos, y el resto está dedicado a la visión «alberdiana» en función a su idea liberal, y al hecho de hacer real su famosa declaración: «gobernar es poblar» había dicho, y como parte de ocupar territorio nacional que por aquellos tiempos era solo desierto, proponía abrir la Argentina al mundo, para que pudiera aquí el inmigrante encontrar posibilidades de crecimiento, donde pueda gozar de los derechos como cualquier ciudadano argentino, a saber: acceso al trabajo, tierras, viviendas, educación, libertad de culto. En sí, proponía abrir el puerto a cualquiera que viniera a hacer fecunda esta tierra.
    Entre algunas otras medidas, proponía la expansión de los ferrocarriles, con las famosas «rutas de hierro», esto permitiría unir a unas provincias con otras, porque estaban demasiado separadas. También tenía como idea darle poder a cada provincia, pero a su vez éstas debían obedecer a una sola autoridad (presidente), también decía abrirse paso a la inserción de la Confederación Argentina, más que nada a forjar una fuerte relación con la Europa.
   Para concluir, el libro es interesante por el planteo que se hace sobre la creación de una ley máxima que venga a dar valor a los derechos de todos, y a ordenar un país que había caído en una «anarquía» absoluta. La forma en la que está narrado es correcta, segura, precisa, no redunda en los mismos hechos y prevalece un espíritu de eterna libertad y un ánimo deseado de cambio.

IV

   El segundo libro del que quiero hablar es la continuación de las «Bases...» me estoy refiriendo a: «Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina», libro editado en 1853 después de la creación de la Carta Magna. En el decide centrarse en puntos importantes de crecimiento económico para la República Argentina, tratando de ejercer las mejores estrategias comerciales/económicas para eliminar problemáticas tan comunes en nuestro tiempo actual, como la pobreza.
   Posee el mismo ímpetu que las «Bases...», pero está realizado sin esa urgencia de la pluma por querer expedir rápido el mensaje. Alberdi se toma el tiempo necesario para explicar detenidamente los procedimientos para una economía nacional de base puramente liberal.



     Se maneja a partir de principios básicos que denomina «agentes»: el trabajo, el capital y la tierra, ahora la combinación de estos tres agentes generan tres tipos de de trabajo: fábricas, agricultura y comercio, a demás de que debe garantizarse: la libertad, la igualdad, la propiedad, la seguridad y la instrucción. 
    Sin lugar a dudas es un hecho necesario este libro, ya que aporta más datos que conformaron y enriquecieron a la Constitución Argentina. Tengo que decir que es de suma recomendación la lectura de éste y el anterior volumen, para aprender un poco más de nuestra historia.

V

   Sin dudas la memoria de Juan Bautista Alberdi permanece intacta en sus obras, las cuales se me haría imposible comentarlas todas aquí, ya que no quiero que la publicación se extienda más de lo esperado. Pero creo que la misión sobre este gran hombre de la literatura, la música y la política nacional, permanecerá por siempre en la memoria latente de ésta tierra, como alguien que contribuyó al desarrollo de la nación.
   Por supuesto que es más que recomendable leer sus textos para entender el contexto en el que se encontraba el país por aquellos años.
   Y claro, porque hay que decirlo, la figura de Alberdi recobró fuerzas en estos últimos años, gracias al resurgimiento de una nueva oleada de liberales como Javier Milei o José Luis Espert. De todas formas, más allá de las ideas que profesemos (donde podemos coincidir o no), es importante poder darle una ojeada a como éramos en el pasado, tal vez haya aciertos que si queramos volver a repetir.
 
        

La «Casita de Tucumán»
  




martes, 1 de agosto de 2023

REFLEXIONES: PARTE IV

 EL ORGULLO HERIDO DEL HOMBRE



1)-¿LA PÉRDIDA DE LA MASCULINIDAD?  2)-¿CUANTO VALE TU BELLEZA? 3)-¡SONRÍE, LA VIDA ES BELLA!


Por...MARK
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I

Estoy un poquito confundido con todo este tema de ser un hombre Beta, Alfa o un Sigma. Me desconcierta que existan estos estereotipos que solo se limitan a crear moldes que son la copia de la copia; casos como el «Giga Chad» o el «Sigma Male», como si ser hombre fuera acreditado por una tarjeta que dice que categoría eres.

Me dan gracia esas publicaciones de Facebook sobre el actor de «Peaky Blinders» (con mensajes para hombres), como el reflejo de un personaje que representa al verdadero «Macho Alfa», cuando por allá en el año 2006 interpretó de una manera impecable a Saint Kitty, un joven homosexual que decide transicionar a mujer, todo esto en la Irlanda de los años 70's, en medio del conflicto bélico con Inglaterra.

Me parece muy extremista recaer en estas cuestiones que tienen que ver con participar de ciertas categorías de hombres. De alguna u otra manera toma fragmentos del estoicismo que, a mí parecer, están mal interpretados, pues a Epicteto, a Seneca, a Marco Aurelio o a Zenón de Citio, les interesaba poco ser alfa, beta o sigma.

Aceptar estas ideas es perpetuar roles de género atribuidos en este caso al hombre, sobre como debe y tiene que comportarse (una clara señal de desesperación para atraer la atención femenina que tanto desean). En el estoicismo prevalecía la fortaleza interior, la rectitud moral, y la claridad en la mente, no ésta idea de ser un ideal imposible.

Últimamente resuena mucho en la internet el pensamiento de ser un «hombre de alto valor» o una «mujer de alto valor», pensamiento puramente estereotipado que desea moldear nuestra conducta de como debemos ser. Un hombre de alto valor debe ser: un hombre de familia, buen padre, buen esposo, un buen trabajador, tener valores que vayan de acuerdo a la norma social, respeto a las tradiciones, a la religión.

En suma, el valor radica en la preservación del rol social que se debe cumplir, no me extraña que este ideal de hombre sea reproducido por cierto sector de la derecha, que no tolera la deconstrucción de la figura del hombre. Femboys, gays, trans, son el lado marginado de la sociedad, el ideal de hombre no tolera esas «desviaciones».

Seamos sinceros, la comunidad LGBTIQ+ tampoco es que sea una santa, pero hay que tener en cuenta que muchos de estos ideales de hombre como el alfa o sigma, surgen por el miedo a perder el valor, le asusta al hombre perder su valor como tal en la sociedad... Es eso, o sienten envidia por no poder disfrutar en paz de usar una falda corta y orejas de gato.

Que se yo, a fin de cuentas el valor de cada persona debe ser asignado al aporte que hace desde el plano individual hacia el plano colectivo y que pueda ser beneficioso para la comunidad en la que vive. Más que a perpetuar los roles de género, e ideales tan vetustos como la religión o la familia, debería de enfocarse aún más en la cultura y la transformación hacia un mundo más justo.


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II

Desde las nefastas cirugías estéticas, hasta las operaciones más inútiles que buscan de alguna forma detener el paso del tiempo en el ser humano, podemos llegar a la conclusión de que vivimos con el miedo a envejecer. Nos da pánico encontrarnos algún día con los años acumulados, el cuerpo lleno de arrugas y perdiendo todo rastro de jovialidad.

Pero no se puede detener al tiempo, como así tampoco se puede detener a la muerte. Hoy, en la Cultura de la Imagen, nos vemos rodeados de aspectos y caras que parecen sacadas de una revista de moda, reproducción hegemónica de la belleza. Nadie quiere llegar a viejo, por eso las rutinas en el gimnasio, por eso el precio tan caro que se paga por ser simplemente joven por siempre.

El miedo a la vejez o al saber que, en algún momento de nuestras vidas, vamos a ver a nuestra figura desfallecer, nos aterra, deseamos con todas nuestras fuerzas ser jóvenes otra vez, recuperar el cuerpo de cuando teníamos 20 o la destreza de nuestros 18 años.

Lo mismo sucede con la muerte, quisiéramos ser inmortales ¿Pero eso a caso tiene algún beneficio?  A mis ojos ninguno. Si ya el vivir implica lidiar con los problemas de la vida, con personas que no entienden un posteo en Facebook, con impuestos que asfixian, con guerras, con violencia ¿se imaginan prolongar eso a la inmortalidad?.

La idea de la aceptación (de la que en ciertas ocasiones estoy a favor y a veces en contra) nos lleva a ver la vida tal cual es. Pobre los que viven de la imagen, vaya a saber uno cuantas veces en bisturí o la jeringa habrá entrado por su carne.

En este mundo posmoderno e hipermodeno, donde todo gira en base a lo superficial, es comprensible que se quiera hacer del cuerpo un elemento que se mantenga siempre vital, pero a ver seamos realistas, no se puede ir contra la naturaleza humana. 


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III

¡Eso es, exceso de positividad! una de las complicaciones que el mundo moderno enfrenta, dominado por una ola de «couchs», gurúes o maestros de lo positivo, en donde no importa que tan mal la estés pasando, que tan mal te esté yendo en la vida, siempre debes estar sonriendo. Siempre es necesario estar positivo para atraer cosas buenas... Tener un mal día y estar enojado es sinónimo de atraer lo negativo.

Siempre me mantuve escéptico ante las ideas hiper-positivistas de personas que hablan con grandilocuencia sobre los «dones mágicos del universo» y la idea absurda del «piensa siempre en positivo», de hecho discrepo muchas veces con el ideario «stay positive» del Straight Edge

En un mundo dominado por una sociedad narcisista e infantilizada, comandando por los aparatos tecnológicos de moda, en donde el conflicto de la masa joven humana se centra en no poder subir una historia o que no le respondan un WhatsApp, nos han convertido en todo un ideario de la presión social por medio del aparto tecnológico. 

Somos esclavos de todo, hasta de nuestros impulsos más oscuros.

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