lunes, 7 de agosto de 2023

LA FRAGILIDAD DEL HOMBRE MODERNO

 UN FANTASMA SILENCIOSO: DILEMAS DE LA "SOCIEDAD DEL FUTURO" 



DEPRESIÓN, ANSIEDADES, EL VACÍO Y OTRAS YERBAS

Por...MARK
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    La vida actual involucra una vorágine dinámica y acelerada en donde el vivir se trata de malgastar nuestro tiempo en cadenas que nos atan a cosas que no nos permiten crecer. La mente humana, tan frágil y poderosa a la vez, sucumbe ante tanta inmensidad ofrecida por la sobreestimulación de la Era de las Pantallas. Desperdicio mi tiempo en el interés de la satisfacción constante, buscando siempre mantener en alza la dopamina que necesito para vivir, a tal punto que dependo de ella para casi cualquier cosa, y lo más devastador es que, si no la tengo, no puedo hacer nada. Si no subo mis niveles de estimulación, con imágenes, audios y videos, no logro nada. Llegué al punto en donde le quité espacio al aburrimiento para estar en una constante de entretenimiento, un estado peligrosísimo para mi salud mental. Al no darle un espacio de relajación de todos esos estímulos a mi cerebro, termino irremediablemente cayendo en el hastío más profundo, en donde lo tengo todo, pero ese todo ya no me satisface. Lo que antes era divertido, ahora solamente deja vacío, la dopamina comienza a bajar, y ya no hay nada que encienda esa chispa como antes. Estoy tan concentrado en todo, que termino por hartarme de cada cosa que hasta hace una semana me divertía. Son muchas las veces en donde los mensajes de Whatsapp terminan por asfixiarme, en muchas ocasiones entro a YouTube pero no puedo conectar con nada, todo me parece degradante, un contenido superficial y hueco, solo puede confortarme la música (que es para lo único que uso la plataforma, o para estar al tanto de videos que publican algunos youtubers de mi agrado). 
   Caigo entonces en el vacío, pero si yo analizo más a fondo mi interior, encuentro un sentimiento que es más profundo que estar cansado de las pantallas, y es el cansancio para con la vida misma, que se ha convertido en una agónica obra de teatro, que estoy deseando encontrar su fin. Soy visitado todas las noches por un fantasma silencioso, que no puedo notar, hasta que con sus manos frías me atraviesa el alma, a eso muchos expertos le llaman depresión, pero lo más triste de todo, y para mi desgracia, es que ese fantasma no viene solo, está acompañado de miedos, de ansiedades, de la negatividad plena, de la falta de motivación, de mi pésima autopercepción, de mi baja autoestima. 
    Si me pongo serio, cualquiera diría que no tengo un valor real (pero sin caer en el meme), ¿Y saben qué? tienen razón, soy una persona de carácter depresivo, que se ve limitado a reconfigurar su vida en base a sus padecimientos, soy alguien que le afecta la visión del otro sobre mi, soy alguien que padece las consecuencias traumáticas del acoso escolar, soy alguien que carga con un pasado de timidez y apartado de los afectos que puede brindar la buena amistad. Hasta el día de hoy carezco de amigos, considero que es un título muy grande para personas que no la valen, de todas formas así vivo, soy un solitario por naturaleza, siempre fui un egoísta que prefiere invertir tiempo en si mismo antes que ir desperdiciándolo en otras personas, pero eso no me limita, puedo vivir sin la necesidad de amistades, eso no me impide hoy en día gozar de mi pareja, pero mi personalidad introvertida me lleva a disfrutar más de una buena lectura antes que de una salida de fiesta. Si recaigo en la poética, puedo afirmar que la soledad es mi única gran amiga, y no pido nada más.  Disfruto de ella, soy un ser que odia los trabajos en equipo, me desempeño de manera especial y eficiente en lo individual, por eso elegí el arte, soy solo yo en mi propio mundo, a mi propio ritmo, sin presiones ni disgustos. Pero entonces viene el vacío ocasionado por una necesidad de poder hacer más de lo que tengo a mi alcance, crecí toda mi adolescencia con la sola idea de querer cambiar el mundo, pero eso es imposible ¿consecuencias del adoctrinamiento seudo-marxista propio de escuela pública? lo dudo, diría más bien proselitismo anarquista, necesidad de cambio, crítica fuerte al sistema, condena del existir a vivir trabajando sin poder hacer lo que amo, país injusto que siempre está en crisis y donde el mal corrupto triunfa, desesperanza, negación absoluta de la vida adulta. Miedo a vivir.

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   No hago nada pero igual me siento cansado, las semanas se pasan cada vez más rápido, el avance inescrupuloso del tiempo me lleva a pensar que en algún momento se agotará, tengo miedo de quedarme sin tiempo, de morir como alguien más del montón, un simple siervo más, pero a su vez se que tengo que intentar ir por lo que puedo, por lo que me sale, por lo que me motiva, pero es tan difícil poder hacer lo que a uno le gusta. Nací en un mundo dominado por la apariencia, donde el espectáculo es la base de todo; la imagen trae aparejada la apariencia y la apariencia lleva bajo sus alas al estatus, poder social, renombre, sin lugar a dudas falsedad artificial de un cámara sometida por los filtros de belleza. 
   Me decepciona esta vida tan acelerada, donde todo parece hacerse a las corridas, donde todo gira en torno a creencias baratas. Estamos parados en un mundo que solo te exige más y más, donde quedarse dormido es comparable a haber asesinado a alguien. En el mundo de la falsa empatía, donde todos dicen estar a favor de tal o cual causa, terminan condenando al cansancio, decir cosa semejante es como proferir los más impuros improperios. Lastimosamente no somos máquinas, no estamos programados para trabajar doce horas y dormir cuatro, necesitamos del descanso, necesitamos del reposo, aun así no hagas nada, ya el vivir es desgastante. 
    El mundo que se erige sobre nosotros castiga al cansado y premia al lame botas, aquel que se somete a jornadas infrahumanas de trabajo esclavo, y sacrifica horas vitales de sueño, de ocio, de momentos con su familia, es tomado como un ejemplo, como un modelo que tenemos que copiar y seguir hasta el fin de nuestros días. Que se puede esperar de una sociedad que piensa que la depresión se puede curar "poniéndole ganas a la vida". Escuchar eso me hace pensar que vivimos entre ignorantes, o personas que en su vida no han tenido que lidiar con ella, porque es simple hablar sin haberlo vivido, pero cuando se está en el barro, luchando contra tu propia alma, tus propios pensamientos, ahí pensamos distinto, nos damos cuenta que no tenemos el control de nuestras cosas, que nada es tan simple como lo hacen ver estos influencers que dicen que "la depresión se quita siendo más productivo" o que la padecemos por "tener tanto tiempo libre y no llenar la mente con más actividades". ¿En serio es tan fácil? ¡Entonces voy a deshacerme de mis pastillas ahora mismo!.

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    Sin lugar a dudas estamos ante una sociedad cansada, pero que en su afán de querer olvidarse que está enferma, finge demencia para no aceptar la verdad. "No se puede estar sano en una sociedad enferma", decía Krishnamurti, y es la pura verdad, pero solo los que aceptamos que también estamos contagiados dentro de un conglomerado infectado, somos tratados como restos desechables. Al sistema no le importa ni vos, ni yo, ni ellos, somos capital humano renovable, siempre habrá alguien que ocupe tu lugar, si es que no lo llega a tener una máquina. 
    Me pasa actualmente que no puedo conseguir trabajo, finalmente después de analizar mi interior, accedí a dejar de lado lo que me pasa, para poder tener algo que me permita llenar la panza, unirme pues al mercado laboral, vendiendo mi fuerza de trabajo para seguramente no llegar a fin de mes. Pero ahí estaba yo, mandando mi CV (curriculum vitae) y mil mensajes a diferentes lugares, cayendo en la urgencia de hacer cualquier cosa, abandonando incluso al arte, por obtener una moneda que me permita vivir dignamente, algo que todavía no conozco, ya que hay una contaminación, político-económica y político-cultural, que hace de la vida un pesado perno sobre nuestras espaldas. Pero de igual manera no me rindo ante el cruel motor. Lástima que el destino decide hacer lo contrario, y me lleva a pensar que el mundo de hoy en día se subyuga bajo una palabra que ahora me parece molesta, "experiencia". Esa simple palabra y que a su vez posee múltiples significados, es el elemento vital que se requiere para entrar al sistema laboral, si no la tienes quedas automáticamente excluido de cualquier acercamiento con un puesto de trabajo; puede ser que milagrosamente a alguien no le importe que no la tengas, pero en mi caso eso todavía no sucedió.  
     Me defiendo con mi arte y a la vez lidio con mis propios fantasmas, eso es algo que al mundo no le sirve "¿Cómo puede ser que te dejes someter a los designios de tu propia mente? solo piensa en otra cosa y listo" ¡que facilidad, que elocuencia en tus consejos, lo anotaré en mi máquina de escribir invisible!.
     Se hace muy complicado muchas veces seguir adelante, es como intentar remar en dulce de leche. La vida cobra otro sentido, se torna gris, y ya nada motiva, ese fue el primer punto que tuve en cuenta para apartarme de las redes sociales, luego llegó la negatividad, después la falta de compromiso, el desánimo, la falta de motivación para hacer las cosas que me gustan, apatía y necesidad de alejarme de la vida; pensamientos suicidas que concluyen en nada, ideas de cambio que no prosperan y el constante parloteo de una sociedad que se cree dueña de opinar sobre las vidas ajenas. 
    Nos consumimos en eso, horas vacías dedicadas a la expectación sin límites sobre lo que hace o deja de hacer el otro, generando presiones que no llegan a nada o consiguen quebrar a las pobre mentes. Convivimos con un compendio de ideas ultra-positivistas, en donde todo sea en pro hacer crecer el consumo, pero lo único que estoy logrando es frenar el vacío, desviando mi atención hacia cosas que después de un tiempo pasarán a ser otro vació. Ahora, ya todo marcha y pasa de moda tan rápido como una flecha, estamos en un mundo que no se puede adaptar a nada porque en dos segundos las cosas cambian y tenemos que tratar de encajar en ese nuevo molde, hasta que viene otra mucho mas novedoso. Miremos Instagram, miremos Tiktok, los trends no llegan ni a la semana, porque a los dos días nos cansamos de ello, y ya necesitamos otra cosa para tapar el vació; es es distracción por distracción, no hay satisfacción real, ¿Cómo entonces podemos terminar de adaptarnos a una sociedad que está en constante cambio, qué nunca está quieta? Es una respuesta un poco difícil de responder, creo también que no hay una respuesta, tratamos a nuestra forma de querer encajar, lo hacemos bien lo hacemos mal, a quien le importa. Estamos actuando, estamos jugando con un papel que ni si quiera nosotros escribirnos, "tienes la vida que te mereces", ni si quiera se si soy digno de merecer la vida. Pucha, hasta esa duda tengo.

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    Siento que entré en una doble personalidad, hay un Yo antes de la pandemia, y hay un Yo después de ella. La diferencia es abismal, siento que después de aquel encierro criminal, caí en un pozo sin fondo, de igual manera no quiero sonar a discurso político que basa sus ideas echándole la culpa al pasado, pero es que esto es real. Después del 2020 pase a ser otra cosa, ni siquiera un ser humano integro, otra "cosa", dominada por su propia mente, sumergido en el infierno de mis propios pensamientos, que aúnan fuerzas con la realidad tan brutal que nos toca vivir como nación. La sensación de vacío bebe con fuerza de la realidad, puesto que ella influye no solo en la cuestión mental, sino también en la cuestión económica, pero una cosa está ligada a la otra, las dos necesitan estar equilibradas, cualquier alteración las desestabiliza. 
     Crecimos en una sociedad en donde no entregarte a la productividad, terminan fomentando ese desequilibrio, y son muy pocos los privilegiados que pueden tener una suficiente estabilidad económica, el resto mientras, se dedica a intentar llenar el hambre con lo poco que tiene.
    La gravedad del asunto no termina ahí, ya que llegamos a un punto tal de locura, en donde se penaliza al cansancio, no es tolerable mencionarlo, es algo que deben evitar. La depresión es muchas veces cansancio mental, pero es un cansancio muy mal visto, tomando incluso muy a la ligera. Se le suma más gravedad al asunto si el sujeto no ha realizado ninguna actividad, y encima argumenta que está cansado, su osadía no será dejada pasar.           También es entendible la banalización de los hechos, hay personas que hacen de la depresión, del estrés, la ansiedad o cualquier otro trastorno mental, una frase cotidiana, algo del pasar, cuando en realidad es mucho más profundo que cerrar un ciclo haciéndote el flequillo, o tratando de tener la mentalidad de un Sigma male. Lastimosamente hay personas que terminan ridiculizando estos padecimientos tan graves, y por eso mucha gente no es tomada en serio, ni con el cuidado que deben de tener, porque de seguro deben pensar que está fingiendo o sobreactuando la situación.

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      El mundo es complejo, como así también bastante marginador, cualquier persona que se sepa fuera del sistema está excluido para siempre, vetado de por vida, privado a desarrollarse como un ser humano íntegro. Crecimos dándole mucha importancia al mérito, pero como se lo puede aplicar si no hay oportunidades claras, "es que a las oportunidades hay que crearlas", si fuera así de fácil, todos seríamos grandes generadores de oportunidades, increíbles empresarios, ricos mangantes que amasijan y acumulan grandes cantidades de capital. 
    Para el sistema, el que está afuera es tratado como un objeto sin valor alguno, es como un jubilado, que después de haberse partido la espalda trabajando, ahora no es más que un gasto para el estado. Aunque no lo quieran admitir, eso es lo que piensan los gobiernos, pero el otro sector, la masa joven e inexperta, sin una base educativa solida, es solo una herramienta más que puede traducirse en una pujante fuerza electoral. Hay quienes venden su dignidad por un voto, hay quienes aguantan el hambre antes que entregarse a la máquina de la corrupción.  
    Es evidente que en toda vida humana hay un factor determinante que es el contexto en el que nace, por lo que podríamos decir que nos encontramos con tres agentes que son fundamentales en al estabilidad, físico-mental del sujeto social: a)-la familia, b)-la educación, c)- el contexto político-económico. Las tres áreas influyen en la formación del individuo como ser funcional para la sociedad, un gobierno que garantice derechos básicos, que no vulnera libertades, que trae bajo su brazo un proyecto económico que permite crecimiento individual, da por consiguiente una familia con bases sólidas y una educación más efectiva.
Después de allí se perfilan otros sub-agentes que involucran más puntos a tener en cuenta; la visión anterior peca de reduccionista, por lo que podemos decir lo siguiente: 

a)- Familia:
-educación-
-seguridad-
-contención-
-apoyo mutuo-
-estabilidad económica-
-libertad responsable-

b)- Educación:
-escuelas-
-compromiso-
-libre pensamiento-
-libre de adoctrinamiento-
-libertad-
-cultura-
-desarrollo intelectual-

c)-Contexto político-económico:
-prosperidad-
-desarrollo individual-
-cultura-
-estabilidad económica-
-seguridad-
-salud-
-educación de calidad-
-alimentos-
-libertad-

     Cada punto en especial sirve de impulsor para el desarrollo del sujeto social, par poder actuar dese lo individual hacia lo colectivo, pudiendo valerse por si mismo, formar comunidades y vivir en armonía. Pero eso es solo en una sociedad idílica, que sucede únicamente en los libros o en muy pequeñas escalas al rededor del globo. Lo importante es entender porque nos afectan las cosas, y que no son solamente producto de un solo agente, se que hay más pero considero a esos tres como los más importantes.

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   Es entendible que nuestra condición de ser seres equilibrados, tiene que ver en su mayoría con el factor que desempeña la sociedad y cada integrante de ella. Es imposible querer reformar al individuo si la sociedad en la que vivimos está fragmentada en ideas y conceptos que dividen aún más a las personas, en lugar de contemplar una unidad positiva.
   También es muy importante conocer que rol ocupa cada uno, y a partir de allí, trabajar para crear un mejor funcionamiento del tejido social, que ahora está partido y sin rumbo aparente, anestesiado ante la mordedura certera de los medios de comunicación y las redes sociales. ¿Por qué es necesario actuar para el bien común? Porque esa fue siempre nuestra naturaleza. Desde los inicios del hombre, nos hemos agrupados en comunidades, en lugares adecuados con personas que piensan igual, parecido o diferente, pero siempre se ha logrado luchar por el mejor funcionamiento de la sociedad. Ahora solo somos meros espectadores pasivos, movidos por el hilo capitalista de hiper-consumo, dejando de lado el valor del ser, para pasar a darle valor al tener. Medimos nuestra vida en métricas de likes y seguidores, necesitamos la constante validación de un otro para sentirnos pleno ¿Dime qué compartes en tus redes y te diré quién eres?

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    Vamos desarrollando entonces una conducta depresiva, adoptando la idea de que lo único real es lo que afirma mí red social, solo porque el perfil tiene un verificado, pero no, no entendemos que la realidad es más, la vida es siempre más. Hay tantas cosas allá afuera que nos estamos perdiendo por desviar la atención, hay todo un mundo abajo de nuestros pies, ¿No es impresionante acaso ver a las hormigas trabajar o entablar épicas batallas con insectos más grandes que ellas? ¿No es acaso grandioso sentarse a ver el atardecer, mientras no se piensa más que en el momento presente? Vivimos proyectados siempre hacia el mundo virtual, creyendo que allí está la vida, pero lo que vemos en nuestras televisiones o en la computadora, no es más que el uno por ciento del mundo.
    Por su puesto que cualquier persona querría evadirse de esta realidad tan maldita, pero al igual que un drogodependiente, sabemos que la sensación está, por más dormidos o anestesiados que estamos, tarde o temprano—más temprano que tarde—nos daremos cuenta de cuanto tiempo valioso tiramos a la basura. 
     Entre tanto espectáculo, apariencias e imágenes, caemos en el vacío deprimente de no encontrar nada que nos llene, si a fin de cuentas todo termina siendo la copia de la copia. Creamos personalidades en base a un perfil, creamos contenido solo porque está de "moda", hacemos solo por hacer, sin preguntarnos siquiera por qué. 
   Nadie se detiene a pensar el peligro de ideas como el transhumanismo, los meta-versos o la irrupción devastadora de las AI (Inteligencia Artificial por sus siglas en inglés), todos asumimos que así es la modernidad, destruyendo a la posmodernidad, para abrirnos paso a la meta-humanidad. Pero eso no nos hará salvarnos de nuestra propia mente, ahora se suman nuevos dolores de cabeza, como por ejemplo el miedo a ser reemplazado por una máquina, ellas pueden ser cien por ciento más productivas y eficaces que un humano. Ellas llegan siempre a horario, no se quedan dormidas, no se cansan, y por sobre todas las cosas producen constantemente. El obrero, es como dijimos anteriormente, material descartable, que puede ser usado y tirado, porque después de él, vendrá una larga fila de nuevos esclavos dispuestos a darlo todo, un ejército de reserva constante que ignora los peligros de la nuevas tecnologías. 
   Un trabajador deprimido no sirve, un trabajador cansado no rinde, uno que se queja del sueldo es peligroso, pero aquel que no tiene la tan conocida experiencia hoy en día no es nadie.

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     Nuestra preocupación vital es luchar contra la insatisfacción, eso se vuelve una adicción tan incontrolable que nos consume por completo. Intentar evitar la conexión con la "realidad" de las pantallas, nos produce miedo, nos deprime y altera todos nuestros sentidos. Sufrimos el proceso de desintoxicación de las pantallas, porque no nos gusta caer en el vacío, pero no nos damos cuenta que estamos ya vacíos de igual forma.
    La redes sociales y la cultura de la imagen, vino a traer alteraciones psicológicas y cognitivas como el déficit de atención o la poca capacidad de los jóvenes para poder concentrarse. Estamos ante una debacle cultural, con los índices de depresión y de suicidio en jóvenes más altos que nunca, pero de igual maneras seguimos ignorando el problema que tenemos frente a nuestras narices. La vida se pierde navegando en la internet, y se nos olvidó el valor de leer un libro. 
    La reflexión invita a hacer una autocrítica y asumir que yo también soy parte del problema, pero por lo menos trato de buscar soluciones.

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BONUSTRACK

NOTAS AL PASO
 LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO


1- Guy Debord sentó las bases de lo que fue una mirada certera y justificada de una sociedad dominada por los medios masivos de comunicación, en donde el adormecimiento de la masa, se debe al constante bombardeo de información sobre nuestros cerebros. Vivimos regidos por la hegemonía mediática, por lo que se dice en las pantallas, pero si ya por el año 1967 Debord vaticinaba esta cuestión tan grave como peligrosa ¿Qué queda para nuestros tiempos modernos? La era de las pantallas vino a plantear la idea de sociedad del espectáculo de una manera más contundente, haciéndose evidente en nuestro diario vivir. 

2- Pasamos horas perdidas sumergidos en nuestros celulares o en las computadoras, tratando de entender la vida de alguien más, consumiendo el materialismo hueco de los amantes de las redes sociales, comparando nuestras vidas con aquel perfil que parece estar todo el año de vacaciones. Nos creemos más por estar conectados, por compartir la vida, por fomentar nada más que el espectáculo, alimentando así a esta maquina letal que vulnera cualquier indicio que antes se tuvo de privacidad. Ya nada queda en la esfera de lo confidencial o en la de lo personal, ahora toda acción, toda cosa posible que realicemos debe ser compartida para poder medirla en likes y compartidos, y sobre todo ser juzgada de manera severa por la audiencia que desea saber que es de la vida de tal o cual.

3- Estamos haciendo de nuestras vidas un espectáculo para el entrenamiento de unas compañías que muchas veces no benefician nuestra salud mental, estamos haciendo crecer un sistema impulsado para hacernos adictos a ese espectáculo, porque el ego humano no puede resistirse ante el hecho de querer ser más, de querer sobresalir, pues fomenta la insana idea de que tenemos que competir, es una larga batalla sin cuartel ni ganadores, en donde se discute quien traer el mejor físico, quien saca la mejor foto, quien come la comida más cara, rara y lujosa jamás hecha. Notarán que hasta las vidas más insignificantes y rutinarias cobran otro sentido cuando se las ve por una pantalla, o en un posteo.   

4- Las imágenes ya no se usan para capturar momentos inolvidables y guardarlos en el recuerdo, ahora la cultura de la imagen trae consigo la ida de apariencia. La foto o el video tiene la intención de aparentar ¿Aparentar qué? simplemente enaltecer algo que se posee por el mero echo de querer demostrar que tengo algo que el resto no. La apariencia destruye la idea de privacidad, pues es el consumismo y el materialismo lo que empuja a muchos por el camino de querer mostrarse, como un pavo real que agita al viento su colorido plumaje. 

5- Este nuevo capitalismo representa a una sociedad en donde el valor del individuo dentro de la misma, se basa en lo que posee y no en lo que es. Ser y tener son dos cosas completamente distintas, es mejor ser a tener, puesto que el tener no te hace un mejor ser. Validar a una persona por lo que tiene y no por lo que puede aportar o el valor que puede darle a la sociedad, es sumergirse en un concepto al que denomino la pérdida de valor; cualquier cosa material que esté por encima del valor o del sentido humano, se vuelve un elemento que despoja al hombre de toda concepción de ser pensante y racional, puesto que la vida es más que el tener en cantidad. Muchas veces se pasan las horas mirando y recorriendo los perfiles, buscando cosas que no necesitamos, pero por el simple echo de que otros las tengan ya significa que es una necesidad que debo satisfacer (necesidad irreal hay que decirlo).

6- Este tiempo hiper-capitalista, basado en el tener y que despojó al ser de todo sentido, se basa en el consumismo para rellenar vacíos, carencias, pero es solo un lujo que solamente las clases ricas y de poder pueden darse, mientras que el simple trabajador aun sigue vendiendo su único elemento todavía (y muy nuestro pesar) negociable: su fuerza de trabajo. Es para el capitalista un goce disfrutar del espectáculo, mientras que el pobre junta fuerzas para levantarse todas las mañanas. Para el trabajador, el espectáculo no es más que un momento de ocio, limitado por cierto, para despejar la mente de la agobiante jornada laboral.

7- El espectáculo está al alcance de todos, pero es solo el goce de algunos pocos privilegiados. Nos hemos convertido en seres que solo viven por y para el espectáculo, para la polémica y el conflicto, necesitamos llamar la atención, y de allí que los contenidos que este mundo nos genera segundo tras segundo sean de dudosa calidad, de falsa información, de fake news, contenido hiper-sexualizado, vida positiva y conspiraciones estúpidas. Estos tiempos modernos representan la idea de que ya no se interesa abrir la mente del internauta, ahora solo se trata de ver cuanto miden las métricas; no se busca hacer pensar, ahora se trata de pensar lo menos posible.

8- ¡Que siga el espectáculo! después de todo está en nosotros poder decidir que queremos ver y que no, que deseamos y que no, tratando siempre de poder zafar del voraz sinsentido de un mundo completamente corrompido por manos de titiriteros, que mueven los hilos de nuestras conductas y muchas veces hasta de lo que pensamos.  

 9- El espectáculo y las nuevas tecnologías dan paso a la creación de nuevos dispositivos de vigilancia que pesan sobre el individuo, y sobre todo aceptados por él mismo. Nosotros somos los siervos de empresas que buscan moldear nuestra conducta, deciden que tenemos que pensar, que podemos decir; conocen a la perfección nuestra psicología, capaz de elaborar un perfil psicológico con lujo de detalle sobre nuestros gustos, nuestras pasiones, nuestros deseos, nuestros miedos.

10- La imagen y la tecnología no solo se limitan a la creación de control, sino que benefician a empresas que manejan estos perfiles para inducir en nuestras mentes es necesidad (innecesaria), para consumir. Vivimos vigilados y sujetos al deseo de cosas que no necesitamos, pero esa es la función del marketing, crear necesidades donde no las hay, y esa vigilancia es el complemento vital, ya que gracias a ella pueden acceder a información específica para recomendar productos o publicaciones adecuadas a nuestro gusto. Lo más gracioso es que lo hemos naturalizado de tal forma que no nos molesta ser espiados o escuchados, no nos interesa entender porque accedimos voluntariamente a la vigilancia, y el castigo, muchas veces por desobedecer las normas de dichas redes, puede ser la exclusión o la suspensión, llegando incluso a perjudicar a las personas afectadas.

11- Llega un momento en donde el espectáculo aburre, es tanta su invasión sobre nuestro cerebros que terminamos por agotarnos psicológicamente, pero las reacciones que produce el intentar alejarnos del mundo espectacular de las pantallas, son similares al que sufre un adicto en su periodo de desintoxicación. Nos da miedo salir de esa burbuja falsa de realidades paralelas, porque a fin de cuentas es lo único que conocemos, porque preferimos la realidad cómoda que nos ofrecen los dispositivos antes que la verdadera realidad ¿por qué? porque la realidad es cruel, es dura, es sacrificada, las pantallas en cambio satisfacen nuestras comodidades, si algo no me interesa deja de aparecerme, si algo me gusta lo veo hasta el hartazgo.

12- Con la invasión tan presente de la tecnología hemos ido perdiendo espacios valiosos para el ser humano, se ha ridiculizado al hombre y a la mujer, se los ha vendido como objetos puramente mercantiles, como una imagen que cotiza en likes y followers, un error que nos cuesta caro.  




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