ESCRITORES OLVIDADOS: JOSÉ RAFAEL HERNÁNDEZ
ARGENTINA, TIERRA DE LITERATROS
Por...MARK
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I
Como ya pudimos observar, la Argentina presenta un nutrido y variopinto número de estilos y formas narrativas, como así también un grupo grande de importantes literatos, tanto en las épocas pasadas, como en las presentas (eso sin dudas), pero dentro de todo este mundo, me tomo el tiempo de resaltar narradores que yo considero importantes por su influencia en la cultura popular, en una época ya lejana en el tiempo y de la cual solo quedan vestigios en alguno monumentos históricos o en lo libros de historia. Pero el deber aquí es resaltar este grupo de hombres de palabra, que han dejado huella en el pasado, y cuyos textos como así también sus vidas, han quedado enterradas entre las capas del tiempo, siendo ya desechados por los sistemas educativos modernos, pues la juventud en su mayoría, rechaza muchas veces el leer libros que ya no tienen nada que ver con sus contextos de vida, o con las cosas que los rodean, y lo se por experiencia propia. Pero curiosamente es José Hernández, un autor que suele resurgir (como ya lo vimos con Alberdi), en ciertos momentos o en una fecha puntual como es el 10 de Noviembre o Día de la Tradición, una celebración que busca recuperar o rememorar las viejas costumbres del gaucho argentino, ese hombre de trabajo rural, de jineteadas, mates, asado y guitarras. Pues una de las obras más importantes por las cueles destaca José Hernández, es por haber creado la leyenda de uno de los gauchos más famosos de toda la nación, y del cual hoy hablaremos.
Pero su calidad literaria engloba también otros escritos como: «Vida del Chacho» (1863), «El Gaucho Martín Fierro» (1872), «Los treinta y tres Orientales» (1878), «La vuelta de Martín Fierro» (1879) e «Instrucción del Estanciero» (1881).
II
Nacido en Buenos Aires un 10 de noviembre de 1834, fue un poeta, político, periodista y militar, que desde siempre demostró intereses hacia varias causas, como por ejemplo las ideas federales y el hecho de que el resto de provincias Argentinas vivan sin estar regidas por la autoridad que en ese momento poseía la ciudad de Buenos Aires.
Desde chico inició sus estudios en el Liceo Argentino de San Telmo, donde aprendió a leer y a escribir, recibía clases de catolicismo, a demás de la enseñanza de varios idiomas, dibujo, geometría. Después de un tiempo en la escuela, su madre fallece y decide abandonar el colegio para trasladarse a las desiertas pampas argentinas, donde sostuvo una larga unión con el campo, allí aprendió a montar a caballo, y a familiarizarse con el desgastante estilo de vida rural, más que nada empezaba a ver de cerca como era la arriesgada vida del gaucho.
Después de escribir un análisis biográfico sobre la vida del caudillo y militar argentino Ángel Vicente «Chacho» Peñaloza (1863) , se dedica a crear una de las obras más importantes de la cultura gauchesca, estamos hablando del intrépido, aventurero y bravo gaucho Martín Fierro. Un libro que sí o sí lo tengo que poner en el top uno dentro de ésta categoría, junto a otro ejemplar de la misma temática, que es «Don Segundo Sombra» de Ricardo Güiraldes (obra absolutamente recomendada).
Antes de empezar debo decir que no me quiero enredar tanto en otros materiales, ya que me interesa mucho más hablar sobre el Martín Fierro, un poco de su historia, su contexto y la importancia en la cultura popular, ya que de él se han hecho canciones, historietas y películas.
III
«Aquí me pongo a cantar, al compás de la vigüela...» así inicia el primer capítulo de esta obra que es Martín Fierro, en donde el protagonista nos irá narrando en formato de copla (versos cantados), toda su historia, desde lo malo hasta lo bueno. El libro es corto pero interesante, puede ser medio complicado de leer, ya que está escrito de manera un poco errática, con faltas graves de ortografía o palabras mal escritas, pero no hay que asustarse, pues recrea de manera clara la forma de hablar del gaucho, hombre de campo que se formaba casi sin darle importancia a los estudios, viviendo solo para trabajar la tierra, entre animales y mates, siempre acompañados de una guitarra que le pone música a sus penas.
Martin Fierro es el retrato fiel de un gaucho que no le teme a la muerte, de un hombre duro de las Pampas, que es llevado a la fuerza al ejército, en donde debe abandonar a su familia para servir a la patria y mantener a raya a los indios que sometían al desierto. Pero allí la pasó mal, no le pagaban y lo tenían como esclavo, finalmente decide desertar para volver a su pago, donde encuentra que sus hijos ya no estaban y su mujer se había marchado con otro hombre. Dolorido y solo, Fierro decide penar al abrigo de la naturaleza, andando de pueblo en pueblo, pero sin poder quedarse ya que lo estaban buscando por haber huido del ejército. A todo esto cabalga con la esperanza de volver a ver sus hijos, y le preocupa no saber que es de ellos, si pasan frío, calor o hambre.
En varios pagos tuvo conflictos que terminaron con la muerte de dos personas, la policía lo intenta buscar hasta que finalmente dan con su paradero, pero Martín Fierro no es gaucho que se entrega fácil y se arma la trifulca, acabando con la patrulla que lo rodeaba, en ese momento se hace amigo de otro oficial que decide ir con él. A partir de ahí Martín Fierro y Cruz (el policía) empiezan a vagar por el desierto, entregados a donde quiera que el destino los lleve.
La historia es sumamente interesante, me recuerda mucho a esas historias típicas del farwest norteamericano, donde se narran la grandes aventuras de los valientes cowboys, pero esta es diferente, es argentina, es nuestra historia, es la vida de un personaje que tranquilamente podría haber existido y recorrido las grandes tierras argentinas.
El hecho de que esté narrado en forma de copla, nos transporta a un típico fogón, en donde la gauchada, sentada al lado del fuego, se presta atenta a escuchar al cantor sacar de adentro sus dolores.
IV
En el año 1878 José Hernández escribe «Los treinta y tres orientales», una carta (poema) que el querido gaucho Martín Fierro, le escribe a su entrañable amigo Juan Manuel Blanes, para hablarle maravillas de un cuadro que éste último había pintado, retratando impecablemente la independencia de la Banda Oriental del Uruguay. Finalmente en 1879 edita la segunda parte del Martín Fierro, titulada: «La vuelta de Martín Fierro», continuando un poco con la historia del primer libro.
En este escrito, Hernández intentará despejar algunos detalles que quedaron en el aire durante el primer libro, como por ejemplo: el reencuentro del gaucho con sus hijos después de diez años sin verlos, nos enteramos que su esposa falleció, también después de tantos años el juez ya no lo buscaba, pues había sido perdonado por desertar de la milicia y por causar la muerte de un mulato y un guacho.
Si, tenemos que destacar que hay ciertas situaciones que reflejan lo peligrosa que era la vida en la Pampa (teniendo el libro algunas imágenes violentas), y como había que mantenerse alejado de la vista del indio, un ser despiadado y completamente salvaje que no tenía miedo a pelear. Cómo dato trágico y la parte más emotiva del libro (después del reencuentro con sus hijos), es la muerte de su buen amigo Cruz, luego de haberse contagiado de virgüela (viruela).
El texto nos introducirá en esta especie de fogón, en donde no solo escucharemos a Martín Fierro, sino también podremos saber que fue de la vida de sus hijos, que al compás de la vigüela nos introducen en sus respectivas historias, hasta conoceremos las pobres desventuras de Picardía el hijo de Cruz.
El libro transcurre hacia el final en un duelo de payada entre Fierro y un moreno, para después desembocar en el final, en donde Martín Fierro, sus hijos y Picardía se separan para cada cual seguir su camino y transitar cada uno su vida.
V
Así terminamos la revisión de hoy, sobre una historia apasionante de nuestra cultura. Cómo digo siempre me gusta traer estos escritores perdidos, ya que Martín Fierro está un poco olvidado por la juventud actual, y recomiendo de verdad leer un poco de estas joyas.
Es menester volver a decir que todos los diez de noviembre, en honor al nacimiento de José Hernández y al gaucho Martín Fierro, se celebra en la Argentina el día de la tradición, una festividad en donde se busca rescatar esas costumbres tan nuestras, heredadas del gaucho, como el folclore, la jineteada, la payada y el fogón. Es también hacer perdurar en el tiempo nuestra esencia, lo que nos hace ser Argentinos.
Foto de una jineteada
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