LA VIOLENCIA COMO ESCENARIO DE UNA EPIDEMIA ACTUAL
ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD, LA VIDA Y LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS TECNOLÓGICOS EN LOS COMPORTAMIENTOS HOSTILES
Por...MARK
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INTRODUCCIÓN
Cuando alguien me pregunta intrigado (y con la intención de ofender), el porque pienso y expreso libremente que mi deseo en esta vida es no tener hijos, siempre respondo lo mismo: ¿para qué tener hijos? Si al final el mundo en el que vivimos ya no es un lugar seguro, si la humanidad misma se ha encargado de hacer de nuestra especie un ser completamente violento. Ante la lógica de mi argumento se quedan callados, y otros se apresuran a cambiar de tema. A fin de cuentas esa es la realidad cruda a la que nos tenemos que enfrentar, la crueldad humana está ahí, a la vuelta de la esquina, sin importarle nuestra edad, género o raza.
El lenguaje de la violencia se halla presente en nuestro entorno desde milenios, las civilizaciones más antiguas que la nuestra luchaban por comida, por agua, por territorio, por el dominio sobre una hembra, con el tiempo eso se ha trasladado a otros terrenos a medida que el hombre fue evolucionando, ahora se peleaba por la conquista, por reinar, por el poder, y así, arrastramos en nuestro ADN ese instinto primitivo que no nos diferencia del resto de los animales que predominan en la naturaleza. Quizá el único rasgo distintivo pueda ser nuestra capacidad de razonar y preguntarnos ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué nos matamos entre nosotros? Bueno, espero con este pequeño ensayo poder abordar a una conclusión medianamente aceptable sobre esta epidemia de violencia.
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I
La sociedad de hoy atraviesa procesos de cambios de una manera acelerada, lo que imposibilita de alguna forma el poder adaptarnos cómodamente a un sistema cuya base es cambiante. El rápido paso del tiempo, las distracciones y la inmadurez actual de los seres humanos, hace que el cansancio de la sobreproducción, y la autoexigencia se acumulen. Hemos comprado la falsa verdad de que la producción a escalas inmensas es el camino a un progreso soñado, pues aquí estamos, sacrificando cada gota de sudor, sangre y lágrimas para no ver ni el más mínimo resultado. Si, la humanidad de hoy posee más cosas y acumula mucho más que hace doscientos años atrás pero ¿Para qué? El sin sentido del tener lleva a la necesidad de verse uno envuelto en un sistema que abala y felicita a aquel que deja su vida en la fábrica, pero al final del día lo único que logra llevar el trabajador a su casa—a demás de los bolsillos vacíos—, es un profundo cansancio para con su vida y la de sus pares.
La presión avasallante de los gobiernos que empujan al sector proletario a dar más de lo que gana, genera hartazgo. Por otro lado la grotesca teatralización de los medios de comunicación y su manipulación en las mentes, termina dando como resultado bronca acumulada en la cabeza de los ciudadanos, y es obvio que el enojo reprimido no es bueno para la salud, por lo que, sin importar nada, tiene que ser exorcizado del cuerpo. Eso desencadena el movimiento de masas, la protesta, el fanatismo, la delincuencia y la muerte.
II
Cuando se vive bajo la presión de un sistema que está diseñado para oprimir y que al parecer no hay alternativas viables para poder zafar de sus sanguinarias garras, caemos entonces en el foco de las agresiones. Cuando es más fácil delinquir que conseguir un trabajo "honesto", ahí nos damos cuenta que estamos sumidos en la desesperanza.
El pobre que roba no es más que un ser víctima de una sociedad que implementa sistemas que no le benefician, que no le da oportunidades, sobre todo cuando se convierten en marionetas de los poderes políticos que los extorsionan con comida o un par de billetes. Esa sensación de sentirse utilizados y sobre todas las cosas defraudados por la política (porque tarde o temprano descubren que no fueron más que unos simples peones en este tablero de ajedrez que es la sociedad), y al verse desnudos ante la fragilidad de una maquinaria que se resiste a cambiar, terminan optando por la vía fácil, por el camino de matar para vivir. Pero ahí ya están jugando un doble papel, pasan de ser víctimas a victimarios, protagonistas de la más cruel violencia, experiencia de una realidad fragmentada.
Por otro lado tenemos a la ciudadanía "de bien" que pelea día a día contra los procesos sociales, que aguanta las decisiones erróneas de los políticos, pero que es víctima de la clase más pobre, tachada como "peligrosa", porque aunque no lo queramos ver esos dos mundos colisionan en sucesos altamente trágicos, aunque la violencia no es solo de un sector marginado, pues es parte de todos, porque cuando el hartazgo se hace insoportable y el insomnio nos perturba con sus macabros pensamientos, nos desquitamos con cualquier cosa, con un "otro" que funciona como mi bolsa de boxeo, y cuando queremos darnos cuenta de que lo que está frente a nosotros es un ser humano más, ya es tarde, pues se ha desangrado delante de nuestras narices.
III
Las nuevas tecnologías nos ofrecen hoy una nueva mirada del mundo, no solo por el hecho de que podemos estar conectados las veinticuatro horas del día, sino que además nos ofrecen un caudal inmenso de información. Pero esto también tiene su punto negativo, este nuevo caudal informativo tiene sus puntos malos, ya que una visión sesgada puede ser nociva para el bienestar social.
Al igual que los ya mencionados medios de comunicación, herramientas como las redes sociales, se han vuelto refugios perfectos para extremistas y fanáticos que, en su ceguera, terminan por hacer de algo tan noble como los ideales, un hecho que solo viene a traer violencia. Hoy la sociedad está más polarizada que nunca, se saltea (y a propósito) la escala de grises que hay del negro al blanco, es capaz de dañar a otros con tal de defender lo que considera "correcto".
Con esto no quiero decir que las redes sociales son elementos que generan legiones de violencia, sino que es interesante como los discursos fanatizados y muchas veces de odio están presentes en las redes sociales o en el internet.
IV
Pero las redes sociales son solo el reflejo de una sociedad que sucumbió ante el hartazgo, lo que más me preocupa es la violencia que guardan hoy en su interior los jóvenes. Desde el asesinato de Fernando Báez Sosa, hasta el femicidio de una adolescente en Uruguay a manos de su ex novio (también adolescente), me hace reflexionar bastante sobre el sentido al que nos estamos dirigiendo.
Los comportamientos violentos en grupos de jóvenes o en sucesos individuales es algo que en el fondo, y voy a ser totalmente sincero, me preocupa demasiado. En igual medida me afecta el congelamiento de una sociedad que no hace nada por cambiar esa realidad, y solo se limita a observar la pantalla y ver morir ciudadanos tras ciudadano.
Da la sensación que estos nuevos dispositivos de vigilancia e información fueran solamente un medio por el cual veo pasar la vida, limitándome a hacer comentarios o dar likes a las publicaciones que son de mi agrado. Pero ¿Qué influencia tienen las redes sociales en el incremento de la violencia en los jóvenes? Yo diría que son un elemento que nos permite medir el índice del nivel de agresión que carga la juventud en los comentarios y en acciones tan reprobables como los ciberataques. Lo importante no es medir todo en métricas, sino hacer de las redes sociales un uso responsable.
La nueva juventud se libera de toda responsabilidad y serán los nuevos adultos violentos, es necesario identificar patrones de conducta agresiva y tratar de cortarlos de raíz; la buena educación en los hogares es necesaria para el funcionamiento saludable de una persona en el rol social, pero en un lugar amortajado por la profundidad de la desigualdad, por el apriete político, la pobreza, el desempleo y la ausencia de un mal llamado "estado de bienestar", se crea entonces un caldo de cultivo donde se genera ante la necesidad una reacción muchas veces violenta.
V
El aumento de la delincuencia juvenil es algo que se está viendo y viviendo a grandes escalas en esta sociedad moderna, el fácil acceso a las drogas y la falta de educación, patrocinan el acto de salir a matar para comer. Pero también hay una violencia que surge del mal funcionamiento de un sistema constituido por burócratas, empresarios y magnates que manipulan al hombre para volverlo en contra de si mismo y de sus pares, en nombre del progreso en busca de la "supervivencia del más apto".
No podemos olvidarnos pues de otros actos violentos contra la sociedad, como pueden ser la violencia institucional, basada en mecanismos de represión y presión sobre la masa trabajadora que se manifiesta en busca de una solución a sus problemas y desea una respuesta al por qué de los privilegios de los poderosos. Para el poder, que es la mano que da de comer, es necesario reprimir a los disconformes, para de alguna manera exterminar el germen de la revolución social, algo a lo que temen todos los políticos, ya que el poder del pueblo es mucho mayor que la fuerza represora.
Por otro lado podemos encontrar una forma de violencia que podríamos denominar pasivo-agresiva, y es la que inyectan en pequeñas dosis de odio los medios hegemónicos de comunicación, sobre todo por la tan marcada división entre las empresas a favor de los gobiernos oficialistas (simples prostitutas de los gobernantes) y los periodistas de la supuesta "oposición" (serviles a quien ponga más dinero sobre la mesa). Los medios de comunicación ejercieron y hasta el día de hoy ejercen un manipulación violenta sobre las mentes, proponiendo odio de ambos lados de la grieta. No podemos olvidarnos de las campañas del miedo con la situación vivida por el COVID-19, o la falta de información sobre temas centrales que involucran abusos sexuales por parte del poder dominante, femicidios, corrupción y negligencia. El periodista hoy en día no es más que un muñeco que viste de traje y cobra su buen dinero, mientras en su consciencia no hay ni el más mínimo ápice de remordimiento. La violencia mediática es mucho más peligrosa que una represión, es la concepción de la manipulación de las psiques de los sujetos sociales.
VI
La violencia es un acontecimiento que acompaña al hombre desde que es hombre. Siempre ha luchado por algo, ya sea por conquista o por poder, y nadie está exento de ese virus que mora en nuestro ADN, incluso hasta las religiones tuvieron sus atrocidades y guerras cometidas en el supuesto nombre de Dios.
Lo más doloroso de las conductas violentas es que se acentúan y perpetúan en el tiempo de formas cada vez más grotescas. Ya no hay misericordia hacia los niños o ancianos, cuando ante la vista del violento se presenta el instinto animal que lo enceguece.
¿Se puede terminar con la violencia? Bueno sería una meta necesaria pero inalcanzable, aunque es válido soñar con una sociedad que finalmente logre emanciparse de la agresión, empezando de arriba hacia abajo, y de izquierda a derecha.
VII
Las múltiples facetas del fanatismo y los ideales fanáticos favorecen el nacimiento de nuevos sistemas de violencia que, siendo mostrados de forma despiadada, impiden el natural recorrido de los seres humanos por un mundo más justo.
Otro tipo de violencia que cabe destacar es la que se ejerce a través del miedo, este es un buen sistema de control con el cual se logra ejercer una presión coercitiva sobre el hombre y la mujer, denegando en ellxs la capacidades de poder expresarse, de poder mostrarse en disconformidad. El miedo tensa los músculos, paraliza y nos pone siempre en ese estado de alerta, que sostenido durante un largo periodo de tiempo desencadena ansiedades; es el miedo entonces un mecanismo eficaz de violencia psicológica.
Ante el alzamiento del miedo sobre nuestras cabezas y cuerpos, es normal que tendamos a la inacción, pues en un estado de completo estrés y bombardeo autoritario, preferimos el no hacer en vez que el enfrentar el peligro. El miedo muchas veces nos quita la capacidad de reaccionar ante las cosas, "¿qué van a decir si digo lo que pienso?", "no me animo a decir lo que siento", es mejor no decir y no hacer, antes que enfrentar y crecer.
VIII
Por otro lado tenemos a las estructuras de microviolencia que se ven reflejadas en las escuelas (bullying), en la calle (robos, homicidios), en las casas (violencia contra la mujer, contra los niñxs, violencia intrafamiliar, violencia de género), en la discriminación constante (racismo, lgbtifobia, marginalización de clases sociales), violencia en el trabajo (acoso laboral), en la internet (acoso en redes, grooming, sexting, doxeo, filtración de material sensible, viralización tóxica). Estas estructuras de violencia se reproducen a pequeña escala en cualquier área en la que nosotros estemos, podríamos profundizar en cada una de ellas y dar ejemplos interminables sobre experiencias vividas o vistas, pero no deseo extender mucho esto. Lo importante es poder identificar esos actos de microviolencia para tratar de cambiarlos, o hacer que el violento se de cuenta de su grave error.
Muchos de esos patrones de conducta agresiva, terminan por ser escenas repetidas de vidas mal digeridas en entornos nocivos, por eso es necesario un cambio consciente y presente en una acción antiviolencia. Tenemos que exponer al violento, ridiculizarlo, hacerlo ver cómo un sujeto no deseado para que el shock de su mal accionar lo termine de destruir, para volverse a construir en un nuevo ser.
IX
La violencia hoy en día no solamente está presente en lo físico, ahora en la vida digital las palabras también son generadores de violencia, y suelen ser más hirientes que un golpe. La violencia siempre busca nuevas formas de poder expresarse, ahora se ve obligada a trasladarse a un comentario o una nota en algún diario digital. El lenguaje se rediseña para formar parte de una nueva institucionalidad violenta por medio de la imposición y el libre uso de la crítica. Todos creemos tener la verdad pero en el fondo lo que buscamos es imponerla sobre otras, tratando de hacer entrar a la fuerza mi verdad, y muchas veces se recurre a la agresividad de la verborragia, como la descalificación o la posibilidad gratuita que ofrece una red social para comentar; de igual manera no es esa la responsabilidad de la red social sino del usuario consciente, que escribe para herir o porque se cree libre argumentando que está avalado por la "libertad de expresión", dejando de lado el hecho de que toda libertad conlleva responsabilidad.
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CONCLUSIÓN
Revertir las actitudes violentas y los actos violentos debe ser un trabajo social que nos lleve no solo a combatir la violencia (aunque esto suena muy utópico), sino a tratar de revertir el destino trágico de la sociedad moderna y futura. La violencia que estamos viviendo en el día a día aunque no lo queramos ver nos termina afectando y se convierte en una ruleta rusa que en cualquier momento puede poner una bala sobre nuestra sien.
Luchar en contra de la violencia es una acción que se debe tomar de manera colectiva, es el camino al mejoramiento del mundo, pero ¿estamos preparados para eso? Yo creo que sí.
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