domingo, 20 de agosto de 2023
NUESTRO METAL (PARTE 4)
sábado, 19 de agosto de 2023
NUESTRO METAL (PARTE 3)
PENURIA 44
GRITANDO METAL
viernes, 18 de agosto de 2023
LA CAÍDA: AUGE Y DECADENCIA DE LA CIVILIZACIÓN (PARTE IV - FINAL: CAPITULOS IX, X)
PARTE IV: LEJOS DE CASA
CAPÍTULO IX
SOBREVIVIENDO
Bien, y ya sabes como son las cosas, el mundo como tal ya no existe, ni tampoco persona alguna que pueda validar todo lo que te estoy contando. A veces quisiera que fueras una persona real en vez de una grabadora electrónica que solo puede emitir un par de palabras básicas, por lo menos podríamos hablar, pasar un buen rato, reírnos de nosotros mismos, pero no sé, no sé si quisiera volver a mirar a otro humano a la cara, no los odio, solamente siento que no somos buenos, que no hacemos nada bueno, que tuvimos todas las opciones, todas las oportunidades, y al final aquí me ves, sola, varada en esta nave. Me siento bien, hace muchos años que estoy aquí, no se cuantos, pero muchos, lo sé porque me guio con el calendario electrónico que trae ésta nave, ni me avisa en que día estamos, pero si en el año en el que estoy.
No creo que me vuelva loca, lo dudo, si no me he puesto loca mucho antes con todas las cosas que tuve que pasar, ahora menos. La muerte siempre me ha rodeado, desde que llegué al mundo, suena raro nombrar el planeta, es como hablar de algo que parece tan lejano en el tiempo. No tengo que pensar en eso, me hace sentir vieja, aunque lo soy, pero me siento como una sobreviviente de un planeta perdido, como en esas antiguas y clásicas películas en donde los astronautas atravesaban galaxias desconocidas. Creo que, si alguno de esos artistas hubiera podido vivir lo suficiente como para presenciar este momento, se hubieran quedado fascinados... la realidad supera a la ficción en todas sus formas.
Recuerdo como me encantaban aquellas películas, soñaba con viajar por el espacio, y ahora lo estoy haciendo realidad, pero no de la forma que me gustaría, quizás hubiera preferido estar con mi marido, con mi hijo, viviendo aventuras increíbles, viajando por el espacio, visitando mundos desconocidos, y viviendo fantásticas aventuras, luego regresar a lo que era nuestro planeta y contarle al mundo las historias increíbles de nuestros viajes. Todo eso se queda en los sueños claro, siempre me pasa eso, vivo soñando, vivo imaginando lo que pudo o no puede ser, y de la nada, como un experimentado boxeador, la vida me golpea de lleno en la cara, obligándome a mirar la realidad, y que las cosas no son bellas, que las vida no es linda, que vivir es sufrir, es aprender a arrastrarte en pro de lo que digan los otros, es ser esclavo de tu trabajo, es ser esclavo de lo que no nunca serás, y ese «Yo» futuro, pasa a ser una frustración, el fantasma de una vida que solo verás si cierras los ojos o si recuestas tu cabeza en la almohada.
Para no aburrirte con mis relatos de lo que pudo ser y no fue, déjame contarte cómo son las cosas aquí en la nave. Primero, es demasiado grande para mí sola, lo que me brinda mucho espacio, está compuesta por varias salas: la sala de baño, la sala cocina/comedor, un dormitorio dividido en tres, una sala de lecturas, y un salón apartado que funcionaba como depósito, donde se alojaban algunas cosas como herramientas, y la zona en donde se podía regular la calefacción, o el aire en caso de que tuvieras calor. Todo siempre está tranquilo, todo siempre está calma. En el depósito encontré una pila de viejos pendrives de música de los años pasados, digamos de la era anterior, nunca me gusto ese tipo de música, me parecía absurda, a veces obscena, o muy vacía, la música de la segunda era, estaba más de acuerdo a los tiempos que corrían y ese estilo me gustaba más; digamos que en la segunda era del mundo, la música clásica se mezclaba con toques modernos, de estilo electrónico, pero no tenía relación con la música electrónica de antes, tan ruidoso y muy acelerada. La música de esta segunda era logra el equilibrio justo entre los instrumentos clásicos de toda la vida, que sonaban de una manera más suave, y algunos arreglos electrónicos que le deban más sentido a la pieza, y sobre todo en las largas duraciones de las obras, llegando un disco a durar veinticuatro horas. Siempre amé esos discos, pero por desgracia quedaron en la tierra, calculo que ya no regresaremos, y dicho sea de paso ya no deberían ni existir, así que para mí sorpresa, solo tenía música pasada, horrible e incompresible música del pasado.
Los libros que allí había eran solamente textos de la segunda era, los que fueron, podemos decir traducidos, aunque la palabra correcta sería reescritos, pero la gente, y los negocios que se dedicaba especialmente a la venta de materiales de literatura, los llamaban «libros traducidos», creo que porque se trataba de una cuestión de marketing. Daba la sensación que estuvieras leyendo un libro de una sociedad pasada (a fin de cuenta eran los mismos que nosotros, solamente que menos civilizados). Esta traducción, o reescritura se llevaba mucho del alma del libro, le sacaba lo mejor, le sacaba la acción, lo mismo que con las películas, esa carencia de violencia o de un lenguaje más áspero, las hacían ver cómo un producto que solo era utilizado con un fin comercial, estaban hechas para ser vendidas, aunque al igual que los libros, éstas por ahí proponían historias increíbles, y dignas a de recibir un premio. En general las películas que fracasaban era aquellas que eran readaptadas a la vida y los tiempos que corrían, y se sentía como que habían destruido a un clásico para siempre.
La lectura y la música eran aquellas cosas que más ocupaban mí tiempo, leía por horas uno o dos libros del tirón, sin importarme su extensión, además me servían de maravilla para despejarme, y mantener la mente ocupada, tengo sesenta años, lo que menos quiero es tener alzhéimer, o algún trastorno de demencia senil. Luego de leer me voy directo a la ducha, una bañadera espectacular en donde podía estar ahí horas, y horas, mientras ponía música, o disfrutaba alguna película porno, ese si estaban completamente libres, mientras no contuvieran escenas de sexo violentas. Solía masturbarme una vez al día, o a veces no lo hacía, todo mientras estaba en aquella bañadera...el agua caliente, la comodidad, es todo tan relajante.
Luego de la ducha cruzo hacia mi habitación, y decido que ropa voy a usar, no tengo tantos vestidos y cosas así, solamente trajes espaciales, eso era lo que venía ya incluido en la nave, no me molesta, después de todo me ofrecen una comodidad única, una mayor libertad de movimientos, y lo mejor de todo, puedo estar desnuda debajo del traje.
Nunca me lamenté por no haber traído un poco de ropa de mí antigua casa, si lo hubiera hecho no sé si la hubiera usado, el traje espacial me da una especie de seguridad extra, me previene de no sé, si algún día la nave decide romperse o explotar, estoy siendo dramática sí, pero la experiencia me enseñó que siempre hay que estar preparado para lo peor, por eso siempre estamos con una visión más pesimista sobre las cosas, y por eso cuando algo bueno nos llega lo celebramos tanto, porque sabemos también que dura muy poco, y lo malo no tardara en golpear nuestra puerta. Pero a decir verdad no ha pasado nada en estos años de viaje, la nave se viene comportando de una forma excelente, siempre está en piloto automático, ni si quiera necesito pilotearla, no tengo problemas en hacerlo, pero lo otro es más cómodo.
Aprovecho también para decirte que desde que puse mis pies en ésta nave, siento que no tengo una misión alguna, siento que no sé qué me deparará el destino, que sorpresas tendrá para mí el universo. No sé a dónde voy, y no sé si quiero llegar a algún lugar, ahora viéndolo desde esa forma, me daría mucho miedo aterrizar en algún paraje desconocido, y no se si soportaría abandonar este lugar. No piso tierra firme desde hace muchísimos años, me gustaría volver a sentir la sensación del pasto entre los dedos, del viento en mí cara, el abrazo de un ser querido, tantas cosas que tengo ganas de sentir. Ojalá tu pudieras sentir, ojalá tu pudieras darme un abrazo, me siento una tonta hablando contigo, contándote mis problemas, mí historia, no sé si tu me entiendes, si tu cerebro de computadora logra procesar lo que siento, y todas las emociones por las que he ido pasando a medida que iba avanzando con mí relato. Lo sé, solamente puedes escuchar, y grabar cosas, pero ¿sabes qué? Te amo, y te abrazo fría computadora de metal y cables, cuya memoria sabe cada detalle de mí vida.
Perdona esto, los humanos somos así, a veces tan intensos como un fuego joven, y a veces fríos como un glaciar, sinceramente les agradezco a tus oídos electrónicos, no sé si esto se enviara a algún lado, o quedará aquí. El detector de señales de la nave no ha avisado de ningún punto seguro, o en algún lugar donde poder aterrizar, todavía me quedan algunos barriles de combustible, y ya use los repuesto de la nave, lo que cargué en la Tierra me sirvió para tirar un tiempo importante, pareciera que una nave de esta envergadura tragara mucho combustible, pero no es así, su consumo es medido, y además del modo piloto automático, está el modo ahorro de combustible, este consiste en la desaceleración de la nave, y además deja de enviarle combustible a aquellas partes que nos las requiere.
Para que te sea más fácil de entender, la nave utiliza combustible para todo, no solo para moverse, por ejemplo, el combustible se usa para mantener prendidas las luces, para abrir las puertas, pero no es el combustible puro, una parte del mismo se divide, una se conserva pura que es para que la nave logre avanzar, y en la otra parte se convierte en energía eléctrica mediante los diversos procesos que están en funcionamiento gracias al segundo motor de este vehículo espacial. Suerte que la tecnología ha avanzado mucho.
Para cargar el combustible lo único que hago es mediante una computadora, mandar las órdenes para que los galones del combustible se conecten a la manguera principal y a partir de allí empiecen a volcar su contenido. El consumo promedio es más o menos dos mil litros, pero con menos de eso puede funcionar tranquilamente. Un barril trae aproximando tres mil litros, son bastante pesados, por suerte los mecanismos de brazos robóticos se encargan de llévalo hacía el punto en donde serán vaciados, gracias a la computadora que te mencioné anteriormente.
Las computadoras y controles por aquí abundan demasiado, las puertas de cada salón tienen su propio código, una clave secreta elegida por mí, que solo le permite el acceso a aquel que la escriba correctamente. Ahora por ejemplo estoy hablando contigo en la sala principal, mientas bebo un poco de café, este si es delicioso, me parece aún más rico que en la Tierra, para cualquier fanático de este brebaje, ha de resultarle una sensación hermosa en su interior, la verdad que la comida que aquí hay tampoco es tan mala. Tengo cajas de pastas, arroz, y diversas legumbres en modo de barras y en sus respectivas cajas, con solo ponerlas un poco de agua, y mándalas al horno por unos veinte minutos puedes disfrutar de un exquisito plato, lo mismo que las bebidas, hay un centenar de botellas de agua, de Magic Cola y Bluewater, además ¿A qué no sabes que encontré en un rincón del salón almacén? Una botella de una bebida alcohólica llamada vino. Vaya uno a saber que hacia allí, me divierte imaginar que fue oculta por algún operador de la nave, que la escondió antes que desaparecieran, y se olvidó de que su secreto estaba guardado.
El sabor del vino me pareció antiguo, para ser más sofisticada vamos a decir añejo, un poco fuerte, y algo dulzón, eso fue lo que me sedujo, de vez en cuando suelo tomar algún vaso, pero creo que el alcohol me hace doler mucho la cabeza, y no me quiero ponerme agresiva, por eso el Ente en aquel momento lo prohibió.
Ahora ¿Qué será del Ente? Llevo muchos años sin pensar en él y ahora me surgió esta duda ¿Dónde estará? ¿Se habrán salvado las buenas personas? Eso nunca lo sabré, solo espero que sí. Los únicos recuerdos que tengo de la Tierra es un vistazo general que le di sobre las alturas, me dio tanta pena verla así, lo que había sido un mundo verde, y tan lleno de vida, se había convertido en un planeta destruido, marchito, muerto, donde la vida nunca más volvería a nacer.
Tengo sentimientos encontrados, sabes, no sé porque, será que extraño, o será también quiero no extrañar nada, no sabría decírtelo con total seguridad, pero creí que teníamos esperanzas, sé que te conté que nadie nos escucha, sé que te conté que a nadie le importó un comino lo que podía pasar. Pero en el fondo creo que algo bueno pudo haber pasado. No quiero irme de esta nave, ni morir aquí tampoco, pero siento en el fondo que tengo que poder continuar con la humanidad, te parecerá extraño, pero creo que si estoy aquí es por algo. Nunca creí en el destino, nuca fui de esas personas que buscan a esas gitanas, o pitonisas (como les digan), para saber cuál es el futuro de sus vidas, pero muy en el fondo, más bien dentro de mí corazón, siento ese presentimiento de que estoy viva por algo.
Algo grande me espera, no sé qué será, pero esperaré a que el tiempo lo diga, ¿Cómo siempre no? El tiempo es un factor clave en todo esto, en toda la vida humana nos regimos por las leyes del tiempo, él es el único que puede decir que va a ser de nosotros.
Me olvidé de mencionar algo curioso que me pasó durante un sueño, un momento… ¿Escuchas eso? Es el radar, ha detectado algo, solo debo ver las coordenadas. Si, ha detectado vida, es algo grande, se mueve hacía aquí, pero en paralelo. Mira es una nave de personal científico, seguramente partió hace muchos años de la Tierra, en busca de algunos estudios sobre el espacio, eso era algo muy común, seguro van de vuelta a sus hogares, pobres personas, no saben lo que les espera. Trataré de darles alguna señal, están en posición, en la misma línea que la nuestra. Ya mandé la señal, voy a esperar que respondan, mira se están comunicando con nosotros.
—Hola, alguien nos escucha, recibimos una señal de parte de ustedes— Dice un hombre muy preocupado
—Así es, yo mande la señal— Les respondí.
—Cuál es su mensaje tripulante— Quiere saber el hombre.
—No vayan a la Tierra, repito no vaya al planeta Tierra—Espero que me hagan caso
—¿Cuál es el problema con la tierra?— Quiere saber aquel científico.
—Ya no existe— Le respondo entre lágrimas.
—¿Qué está diciendo?—Me vuelve a preguntar, no lo cree.
—¡Que ya no existe maldición!—Digo entre lágrimas
Del otro lado solo oigo silencio, y algún que otro sollozo, no puedo evitar llorar, lamento que me hayas tenido que escuchar de esta manera, no quiero que alguien más me escuche así, soy una mujer fuerte, quiero dejar ese ejemplo. La nave científica al parecer no me hizo caso, y debió haber seguido rumbo a la Tierra, yo se los dije, vos lo sabes. Ya no me voy a hacer responsable nunca más de lo que hagan los demás.
Aquella nave de a poco se fue alejando de mí radar, que idiotas son, ya lo sabes máquina, desconfiamos entre nosotros, y a veces no creemos en la verdad ni aunque la tengamos frente a nuestros ojos. El Ente tuvo razón todo este tiempo.
Perdona si me notas un poco alterada, hace mucho que no hablo con otro ser humano, estaba desacostumbrada a escuchar sus voces, y sobre todo a la interacción verbal, fue una experiencia horrible. Vos por suerte no me respondes, solo te quedas ahí y de vez en cuando tu procesador lanza alguna pregunta básica, y esos me gusta, no soportaría escucharte todos los días, perdona, dame un abrazo máquina.
Te he estado abrazando mucho últimamente, debe ser que ando con ganas de algo afectivo, no de índole sexual, ni erótico, sino un abrazo, un te quiero, un beso, no sé, algo de lo que se hacía antes, o no si quiera eso, deseo con muchas ganas poder ver el sol entrar por mí ventana, y que acaricie mí piel, eso me reconfortaría mucho, y no esa lámpara de luz artificial que me avisa que ya es hora de levantarse. Extraño tantas cosas que no sé qué quiero.
Perdona por hacer esto, pero lo vengo pensado desde hace mucho, voy a desconectarte, voy a apagarte, ya sabes todo lo que pasó, ya sabes muchas cosas de mí, y ya creo que es momento de terminar con esto, espero que alguien en alguna parte del cosmos, llegue a estas grabaciones, quizás para que algunos habitantes de otros mundos aprendan a no cometer los mismos errores, o por casualidad si algún ser humano queda todavía dando vueltas por ahí, sepa que tiene en sus manos la oportunidad de volver a empezar, pero que está prohibido volver atrás, volver a arruinar la vida de miles de personas, y yo llorando digo, mejor dicho, yo decreto esto:
«Por favor prométanme que no dejarán de recordar estas palabras, que harán lo posible por mantener la vida, y para que cada día tengan una razón por la cual seguir viviendo. No vale rendirse a la primera, y renunciar porque las cosas se pusieron muy difícil, hay que demostrar de que estamos hechos, demostrar la fortaleza de nuestros huesos, y la destreza de nuestro intelecto. No nos arrodillaremos nunca más ante los que proponen la muerte, y responderemos con paz ante el odio, digo yo en nombre de toda la humanidad, en nombre de todas las mujeres, de todos los niños. Esta grabación, que contiene mí historia y la historia del mundo, será enviada a aquellos que la quieran escuchar o que la quieran recibir.
«Habló Samanta Lawrence, la única tripulante de la nave Horizon 1095JL, y la única ser humana viva hasta el momento. Gracias por escuchar. Fin de la transmisión».
Dos mil años más allá en el futuro, la Tierra volvía a su estado natural, las plantas verdes brillaban tan fuertes, los animales convivían en paz, y las personas se saludaban muy cordialmente, compartían amistosas charlas, disfrutando algún vaso de una bebida cualquiera, y en el centro de la plaza, allí donde los niños salían a correr y a jugar, se erigía altiva la estatua de una mujer, de una guerrera que había dado la vida por el cambio hacia la paz, en la placa de oro que brillaba bajo el sol tibio de una mañana de verano se leía: «En memoria de Samanta, para que su nombre no sea olvidado».
Por fin el mundo podía vivir en paz, por fin la gente había olvidado la violencia, y por fin se podía volver a comenzar con el pie derecho, haciéndole un gran bien a la sociedad. Era una nueva oportunidad otorgada por la gracia de quien sabe quién, para que, por primera vez en la historia de la humanidad, todo fuera realmente diferente, pero diferente de verdad. Ya no había falsas promesas, ya no había falsas actitudes, la paz se olía en el ambiente, la felicidad les daba gozo, o mejor dicho daba gusto estar vivo.
Y aquí termina esta historia impresionante, un final feliz para un hecho tan trágico, después de todo, una buena historia debe contar siempre de un final feliz, una terminación adecuada hace que la tragedia acontecida parezca menos fatídica, nos alcanza entonces una muestra de que al mal tiempo buena cara, la esperanza es lo último que se pierde, y que siempre se puede volver a intentar. Un buen final renueva las esperanzas y nos saca ese gustito amargo, porque todavía el mundo no se ha acabado, aun continúa girando, y cada nuevo día es una aventura más para hacer de este planeta un lugar feliz, cómodo y seguro, en donde dejemos de autodestruimos, en donde dejemos de matarnos, y de una vez por todas seamos capaces de vivir en paz.
Que las vivencias de Samanta sean el ejemplo claro de lo que no hay que hacer, celebremos la vida, para que cada año nuevo que venga sea mejor que el anterior.
INTRODUCCIÓN
Lo que está a punto de leer no es más que una exageración de la vida cotidiana, pero que si no se toman en serio los resultados qué aquí se muestran, podrían quien sabe… Acabar con nuestra existencia antes de que nos demos cuenta, y para evitar eso que mejor que empezar a actuar ahora mismo. «Es mejor prevenir que curar» dicen los que saben, una frase demasiado acertada, pero muy poco tomada en cuenta. En mis años de vida en este planeta, me he dedicado a investigar como vive el ser humano, como vivimos nosotros, como nos las arreglamos para sobrevivir, a veces robando, a veces trabajando duro, otras veces sin trabajo, muchas veces aprovechándome de la ignorancia de los demás ¿A qué eso te suena parecido verdad? La pantalla que engloba a todos aquellos que se llaman “políticos”. Bueno a lo mejor soy un poco injusto con ellos, quizás no son tan malos como parecen, porque también están las personas comunes que hacemos eso, por otro lado tenemos las guerras, las bombas, el hambre, la pobreza, la posible extinción del agua potable, la marginalización, la falta de empatía, la religión, en fin un compendio de cosas que no le aportan nada bueno a la sociedad, que solo causan división, que solo hacen empobrecer a esta tierra.
Todo eso y un poco más tiene este «libro», lo pongo entre comillas porque es la primera vez que algo así me lo tomo en serio, es la primera vez que aquella vocecita interior me dice que tengo que mostrar lo que yo veo, que tengo que presentar mi visión del mundo, por más aburrida, catastrófica o distópica que sea. Y si, la verdad es que el material que ahora les entrego hará que sus ojos y sus mentes degusten no algo positivo y alentador, o quizás sí ¿Quién sabe?.
Lo que me interesa de esto es que si a ti, estimado lector, o estimada lectora, este libro te genera algo, que lo demuestres, quizás suena un poco descabellada la idea de querer cambiar a mundo, pero les digo que no dejemos de perder las esperanzas. Podemos volver crear un mundo más amable, seguro, libre de contaminación, con generaciones que puedan vivir felices. No dejemos de perseguir aquellas utopías que nos alimentan el alma y nos dan el valor de poder hacer algo por nuestra realidad, y la de todos.
Desde ya muchas gracias por leer, muchas gracias a todos lo que lo compartan, y todos lo que se han tomado un cachito de su tiempo en leer esto, de verdad estoy muy agradecido con la gente que me apoyó a poder realizar tal empresa, que verlo ahora convertido en lo que es, me hace emocionar y sentir que logré algo un poco impensado, o que solo podía conseguir tan solo en mis sueños.