miércoles, 13 de septiembre de 2023
LA LIBERTAD NO ES LO QUE PIENSAS
lunes, 11 de septiembre de 2023
¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?—CAPÍTULO 2
LA VIOLENCIA COMO ESCENARIO DE UNA EPIDEMIA ACTUAL
ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD, LA VIDA Y LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS TECNOLÓGICOS EN LOS COMPORTAMIENTOS HOSTILES
Por...MARK
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X
Tenemos que empezar a fijarnos que le estamos dejando como herencia a una generación que se consume en agresiones ¿No son acaso preocupantes los niveles tan altos de violencia en los jóvenes? Después nos preguntamos porque pasó lo de Báez Sosa, el caso de Morena o el de la adolescente asesinada en Uruguay.
No es novedad que con cada día que pasa, nos enteramos de un echo que estremece a la sociedad por su carácter violento, pero aún así solo se mantiene en primeras planas o en las noticias durante dos o tres días, para luego ser olvidado junto a la gran pila de cadáveres que se amontonan y que aún chorrean sangre. Pila de cuerpos que esperan a la próxima víctima para seguir engrosando sus filas.
Pareciera que no nos preocupara los niveles de agresividad que maneja la sociedad, pobre de nosotrxs que normalizamos la violencia, después pasará lo mismo que las drogodependencias, será tal el nivel de aceptación popular, que ya no habrá nada que pueda frenarlo, y cuando termine destruyendo por completo cada rastro de bondad que hay en los nuevos adultos del mañana, nos habremos dado cuenta que obramos mal; por no actuar terminamos no solo dándole vía libre sino también un lugar que no se merece.
Así como se le da visibilidad a los casos tan lamentables de violencia de género yendo directamente a la raíz del problema (aunque no se le ha encontrado una solución todavía), es necesario empezar por los cimientos de la sociedad futura. La conciencia de los jóvenes debe ser reeducada pero no desde un punto de vista adoctrinador -hippie- pacifista, sino como una respuesta positiva a un problema urgente.
No podemos aspirar a más como humanidad, si seguimos actuando como animales, esto no es una carrera para ver quién es más fuerte, el sentido común me indica que en vez de competir con el que tengo al lado, necesito unirme a él para lograr un objetivo concreto. Hoy, surge la necesidad de ser más productivo, de darlo todo, de seguir a pesar de los problemas, de afrontar la vida siempre con una actitud positiva, pero cuando salimos afuera y pisamos la calle, podemos ver lo cruda que es la realidad ¿Cómo puedo pensar en estar feliz si veo niños descalzos vendiendo bolsas de residuos para obtener algo de dinero, cuando en realidad deberían de estar estudiando? Díganme ¿cómo pudo manter una «mentalidad de tiburón» si mí trabajo no es seguro? Debemos empezar a escucharnos más y dejar de lado las ideas ridículamente positivistas, si bien es necesario un cambio hacia esa positividad, llegar a ella debe darse por un cambio radical en el corazón de la cultura y la vida social. Es domesticar el animal que tenemos adentro para que el humano centrado tome las riendas de su destino.
Renunciar al salvajismo sería un gran paso para la vida, un mejoramiento de los estilos de vida más sanos, pero siempre nos aferramos a ese instinto primitivo, y así seguimos, día tras día desperdigando odio sobre una otredad que no tiene la culpa de mis frustraciones, de mis enojos o de mis malas decisiones. Falta en esta nueva era de la hiperconectividad más autocontrol, más aceptación de los errores cometidos por cuenta propia, en suma, hace falta más responsabilidad. No podemos vivir cargando a los demás con nuestras irresponsabilidades, tenemos que aprender a hacernos cargo de lo que decimos y hacemos, y esto lo digo desde un punto de vista autocrítico ya que no soy diferente al resto de los humanos.
Degeneramos la vida y la convertimos en una tragedia griega, donde las peores historias son solo el bad ending de algunas pobres almas, pero que se puede esperar de un mundo que despilfarra toda su energía en bailes tontos, sexualización de los cuerpos y ahora le agrego la romantización del amor tóxico. Debemos dejar de copiar el ejemplo barato de humanidad que nos venden las redes sociales y aprender a ver la realidad tal cual es ¿Pero qué se puede esperar de una generación que se enoja por qué estuviste en líneas pero no contestaste? Priorizamos la idea de estar atentos a notificaciones antes que aprender a valorar el momento presente; déjenme decirles que la sociedad de las pantallas a veces cansa, y muchas veces ese cansancio lleva a la violencia misma, en donde las frustraciones por no tener la vida que me gustaría, nos empuja a desquitarnos con cualquier pobre víctima. La sociedad de hoy ha hecho de la violencia un espectáculo dantesco, glorificando lo negativo, empoderando y haciendo de la agresividad un hecho diario al cual permanecemos insensibles.
XI
La empatía es una delgada línea que nos saltamos cada vez que de hacerle daño al otro se trata. Estamos últimamente ligados al instinto primitivo de supervivencia, y por intentar asegurar mí «supervivencia», no tengo reparos a la hora de pisar cabezas. Los nuevos niveles de competitividad nos demuestran que tan desalmados podemos ser, por la simple necesidad de estar arriba en la escalera económica y social ¿Hace falta el estatus? ¿Hace falta desprestigiar a mis compañeros por obetner un rédito superior o en su defecto un ascenso? Los nuevos modelos económicos empujan y favorecen la competencia como un hecho necesario para asegurar nuestras posiciones—posiciones de poder claro está—, pero eso en el fondo nos quita humanidad; nacimos para ver en el otro un hermano no un rival.
Nuestra historia humana está plagada de violencia, y pareciera que esos vestigios de carniceros aún siguen en nosotros. La plena naturalización de la violencia hace ver cómo el mundo de la competencia favorece a la violencia; en un sentido más práctico de entender la competencia descarada favorece al crecimiento descarado de la desigualdad, donde las condiciones materiales y/o económicas no son equitatitvas, el resentimiento se hace presente y la justicia social se vuelve un elemento que en vez de favorecer a la causa, termina sellando todo con un tinte de resentimiento.
La ciudadanía resentida y cansada del no tener y ver que otros si tienen, hace que sea justificado matar para vivir, condición desfavorable para el curso de la naturaleza humana. Con esto no quiero decir que eliminando la desigualdad de puede cortar de raíz a la violencia, sino que puede ser una forma eficiente de atacar al problema de raíz. Es necesaria una introspección profunda hasta nuestro ser para captar que no estamos tomando el camino correcto, que las guerras y la destrucción a manos de movimientos fanático-político-social-religisos solo perpetúan el hundimiento del ser.
Salir de las situaciones violentas sería un gran cambio para la sociedad pero habría que pensar entonces un mundo nuevo, y sabemos muy bien que no se nos da salir de nuestra zona de confort, por eso tratamos de adaptarnos a lo que ya tenemos antes que volver a empezar, también hay que preguntarnos ¿Por qué nadie hace nada con las situaciones violentas? ¿Será a caso que alguien o algún poder se beneficia con esta situación? A ver, no nos podemos hacer los tontos, sabemos muy bien que los señores de la muerte obtenien lucro por la sangre tibia de las víctimas recién masacradas, y no es tan fácil bajarlos de esa poltrona en la cual cómodamente mueven los hilos de la sociedad, pero es esa misma sociedad la que debe actuar, «el pueblo no debería de temerle a los gobernantes, son los gobernantes los que deberían temerle al pueblo» (V for Vendetta).
Quien detenta el monopolio de la violencia puede estar contento por haber sumido a la sociedad global en una masa sanguinolenta que se mueve herida por el dolor de una madre que perdió a su hija/o, por el femicidio de una mujer descuartizada, o la muerte de un jubilado. Estos señores de la muerte acarrean a la sociedad como ganado, la dominan con el miedo, la explotan y la humillan; es evidente que una sociedad cansada necesita desahogarse.
XII
Se ha perdido el respeto hacia el espacio y el cuerpo del otro, es pues este último un objeto de mercantilización que en los mercados actuales quedó sobrevalorado, a tal punto que carece de un sentido propio fuera de los sexual. La falta de respeto hacia la integridad del ser humano queda en un total segundo plano, cuando su objetivización se devalúa, y de ser un objeto se placer pasa a ser un elemento a destruir.
Las redes sociales se han encargado de hacer del cuerpo un espectáculo que antes solo era predominante en revistas de moda/tendencias, en la televisión o el cine, pero la cercanía con la interacción que ofrecen las redes sociales reacae entonces sobre el cuerpo. Todos queremos postear la mejor foto, en donde se nos vea hermosos (el cuerpo se convierte en la obsesión por caerle bien al resto), nadie quiere salir mal en una foto, pero el problema no recide en lo bello o en lo hegemónico, sino en la interacción entre esa imagen y el otro que está allá afuera.
Las redes sociales revalorizaron tres cosas que antes no eran tan fáciles de acceder: a- democratización de la libertad de expresión b- apertura al mundo sin muchos intermediarios c- nuevas percepciones de la libre opinión. Es pues en el punto c donde quiero hacer más énfasis ya que es en la libertad de poder comentar lo que muchas veces demuestra violencia.
Todos nos sentimos con la libertad de poder hacer y decir dentro de una red social o del mismo internet, y este puede ser un punto que a pesar de aportar beneficios también puede llegar a ser contraproducente. Solo basta con mirar un poco los comentarios polarizados por el fanatismo que hay debajo de las publicaciones de cualquier diario, ni hablar del impacto negativo que puede generar en la mente de una personx que no se ajusta a los estándares de belleza; aquí cabría hablar también del acoso en internet o la compartida de material que puede ser perjudicial para la otra persona.
A donde quiero llegar con esto es a la idea de entender como los jóvenes—y no tan jóvenes—, utilizan las redes sociales. Los discursos de odio (fanáticos), la manipulación, y la vulnerabilidad de los cuerpos siempre ha existido, pero nunca se la vivió de una manera tan acelerada. No es de extrañar que las redes sociales sean generadoras de los altos niveles de ansiedad y depresión que tenemos hoy entre la juventud. Esto vas más allá de un comentario negativo sobre el cuerpo, es esa pequeña semilla que deja dando vueltas en nuestra consciencia la que nos daña, entonces ¿Debería cerrar todas mis redes sociales? Si y no, todo reacae en nosotros, cuanto podemos soportar y sobre todo cuáles son nuestros límites.
XIII
Un tópico que quiero tratar ahora, y que no lo hice en la primera parte, es la violencia que sufren los animales a manos de humanos ignorantes. Las agresiones a esos pobres seres debe ser reprimida con todo el peso de la ley, porque no solo se está cometiendo un acto violento, sino que se está maltratando a una vida y por ende a un ser sintiente.
El humano se cree en su delirio de grandeza un ser supremo, muchas veces a la altura de un Dios, pero no es más que un conjunto de factores naturales, físicos y químicos que lo componen, de todas fomas se cree dueño de la naturaleza, y solo el puede decidir cuando perdona o quita una vida. El animal en cambio es un ser inteligente, noble por naturaleza, sin mal alguno en su alma, una criatura pacífica que solo trata de sobrevivir al abrigo del cuidado humano, pero este último, repugnante en su esencia, muchas veces se limita agradecer la compañía de ese buen animal con violencia.
Me uno siempre a las luchas de liberación amimal aunque discrepo en algunos puntos con el veganismo (más que nada con el veganismo radical), aún así yo soy incapaz de maltratar a un animal, no tengo la protestad ni el derecho de arrebatarle la vida a alguien, humano o no. Pareciera que nuestra especie «ha hecho de la tierra un infierno para los animales» (Arthur Schopenhauer), y ni si quiera sentimos el más mínimo remodmiento. Si bien hay que aclarar que no todos somos así, aún pisan este suelo humanos con consciencia, pero de todas formas el maltrato animal es algo que sigue sucediendo.
Cuando se habla de frenar los actos violentos, no es solo a niveles huamanos sino también animales y naturales, hemos construido un paraíso de dolor para las pobres almas que solo quieren poder vivir. Hicimos de ellos un consumo deseado por sus pieles, carnes y cueros, terminamos por sellar su ataúd cuando sucesos sin sentido se empezaron a viralzar de personas maltratando porque sí. No quisiera imaginar aquellas personas que sienten placer con esa sensación, solo cabe decirles que su ignorancia será su condena.
No es necesario discutir si el animal es un ser sintiente o no, solo los humanos mononeuronales podrían decir semejante barbaridad, lo que hay que hacer es fomentar campañas que generen consciencia, transformar la educación y corregir conductas agresivas.
El maltrato animal me lleva a pensar lo bajo que podemos caer cuando el respeto a la vida ajena se pierde, de igual manera basta con ver cualquier noticiero y veremos que no hay piedad ni entre nosotros.
XIV
Entender porque hacemos lo que hacemos es la clave para empezar a cambiar, es el inicio de un entendimiento que nos puede ayudar a no autodestruirnos, es necesaria la acción para prevenir el violento ataque de una humanidad despiadada. La clave es la unidad en esta lucha, separados no se puede conseguir nada, unidos somos inquebrantables.
El accionar contra la No Violencia se desarrolla desde mucho tiempo, siempre existieron grupos con un entendimiento superior de la vida que intentaron erradicarla o por lo menos hacernos ver que esa manera de obrar no es la adecuada ¿Vale la pena entonces someternos a ella? ¿O es mejor destruirla para que no nos termine destruyendo a nosotros?.
XV
Quiero cerrar este capítulo y parte final de esta segunda y última parte, dejando un mensaje concreto sobre la crisis de la violencia en el mundo contemporáneo, es nuestra misión cortar de raíz el problema y empezar a visibilizar una sociedad mejor, menos autoritaria, más libre, y más inclusiva. Necesito dejar en claro que la violencia es el camino a la autodestrucción del ser en cuerpo, mente y espíritu, no somos animales salvajes, considero que somos mucho mejor que eso.
sábado, 9 de septiembre de 2023
FANZINES QUE ESTUVE LEYENDO ULTIMAMENTE -parte 1
¡LOS FANZINES SON ARTE EN RESISTENCIA!
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