sábado, 12 de noviembre de 2022

La ansiedad y las redes sociales

     Las Redes: bendición o maldición 


  Las redes sociales, esas herramientas que se presentan ante nuestras vidas como hacedoras de una verdad absoluta, en donde la conectividad con el mundo es tan abierta que produce un exceso de sobre-información en nuestras mentes. Las redes sociales, esas herramientas que ayudan a promocionar la nefasta cultura de la imagen, en donde no importa el mensaje, no importa lo que sos, sino como saliste o cuantos likes recibiste en tu última foto.
   Esto que están leyendo, va ligado con el ensayo que escribí titulado: «La Vida sin Redes Sociales», que está en el blog por si desean leerlo. 
  Tanto en el ensayo, como en esta entrada, trataré de contextualizar mí sentir con respecto a las redes sociales, ya que como persona que sufre ansiedad, esta herramienta muchas veces no me favorece, y que mejor que explicar todo mediante una serie de seis dibujos, que ilustran perfectamente como me siento.
 Esto no quiero que sea tomado como una campaña anti-redes sociales, al contrario, tiene que ser visto como una campaña en pro de un uso sano de las redes. 
   A decir verdad, la ansiedad que se llega a experimentar, muchas veces no es tomada en cuenta, a pesar de que psicólogos y psiquiatras de todo el mundo aseguran que no es bueno para la salud mental, permanecer largas horas frente a las pantallas. 
    Es obvia la influencia que las redes tienen sobre nosotrxs, pareciera que ellas nos controlan a nosotrxs, a pesar de que creamos que todo suceda al revés. Desde la violación consentida a nuestra privacidad, hasta la proliferación de discursos de odio o la creación de múltiples noticias falsas, son cosas que de verdad afectan a nuestra salud mental, pero a fin de cuentas el poder de decidir el efecto—positivo o negativo—que tendrán sobre nuestras mentes, depende de nosotros.

                     Las Ilustraciones 


   Ahora sí, pasemos finalmente a las Ilustraciones, que son la representación fiel de mí ansiedad. Cómo siempre, no busco la belleza o lo sublime, simplemente expresar todo ese malestar para poder sanarlo.
  
I

  
   La ansiedad no la vivimos todos de la misma forma, pero de alguna manera  todos los que la sentimos, la percibimos como una sensación tan opresora que nos detiene y nos pone en estado de alerta, como si fuera un shock que nos mantiene en un trance de temor constante, temiendo por algo que quizás nunca suceda.


II

  La cabeza muchas veces tiene el don de poder traicionarnos, y así como puede ser una aliada invencible, muchas veces, durante un ataque de ansiedad, se vuelve  el peor de los enemigos.


III

  El miedo a aquello que no esta, a aquello que no va suceder—o es poco probable que suceda— se hace tan real que terminamos creyendo o mejor dicho, reviviendo a viejos fantasmas que habían quedado olvidados. Es ahí cuando los traumas atacan.


IV

    
   Es evidente el vacío que deja en nosotros el uso constante de las redes, buscamos satisfacer una necesidad egoísta, que es la búsqueda de atención, arriesgándonos a poner nuestra cabeza como premio. Lo vacío de las redes se encuentra en lo más superficial, allí donde la apariencia emerge como un monstruo poderoso, que lo devora todo a su paso. Y yo lo sé, no hay peor sensación que la de estar incompleto, pero llenar un «algo» que falta con una aplicación que fomenta el vació, es igual que nada. Las redes facilitan la evasión, facilitan el desconectarse de la realidad, de tu realidad, porque es mejor soñar con lo que otros tienen y yo no puedo tener, porque estoy cegado y negado a no ver lo que si realmente poseo, y ese es otro síntoma del vacío.

V


    
     En toda esa bola de cosas y sensaciones, la falsa realidad de que las redes sociales te hacen estar más cerca de otros, genera después un flechazo de realidad, al ver que una presencia virtual de otras almas con las que pasas el rato, no son mas que un simple perfil, que una foto o un estado, que tu no puedes compartir esos momentos porque hay una distancia real entre unos y otros. Es en ese instante en donde se desarrolla la soledad, y no hay peor sentir que el de estar solo pero rodeado de gente. Muchas interacciones, muchos «me gusta», muchos comentarios, pero cuando nos vamos a dormir y apagamos la luz, nos damos cuenta que en el silencio de la casa estamos solos.


VI



    Pero tranquilo, que todo lo dicho arriba no te quite la diversión de ver sumergido el mundo en la miseria, a fin de cuentas evadirse de la realidad mirando reels no parece tan malo, que se yo, al menos es más entretenido que ver el sufrimiento que causa la guerra. A fin de cuentas las redes nos mantienen sí, adormecidos, siempre bobos ante la pantalla de nuestros celulares, creyendo en la libertad solo porque la plataforma no me censuró la ultima publicación por ser demasiado controversial. Vivimos como esos hámsteres, que están en su bola  de vidrio, y creemos que como es transparente podemos ver la realidad en su totalidad, pero no, las redes reflejan solo una parte del todo, porque si lo hicieran, la vida se reflejaría más cruel, miserable, terrible y dramática. Sigamos así pues, divirtiéndonos hasta morir. 

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   Conclusión en cinco puntos


  a)- Cómo primer punto, destaco la idea de proteger la salud mental, aunque muchos por ahí piensan que no es para tanto el tema de las redes, pero para quienes los sufrimos es algo que debe tomarse en serio.

  b)- Cómo segundo punto, es evidente el hecho de que muchas veces la hiperconectividad genera más problemas que soluciones, porque estamos mas expuestos a todo tipo de toxicidad, que puede provenir de diferentes tipos de contenidos. El hecho de que redes como Instagram, sean una fuente inagotable de publicaciones que parecen nunca tener fin, y muchas veces se pierde el verdaderos sentido o incluso los mensajes más importantes son tapados por noticias o cosas irrelevantes.

 c)- El tercer punto, revela la presión que uno puede llegar a tener siendo artista. Que es una presión que por su puesto es autoimpuesta, ya que uno se ve obligado a constantemente subir alguna obra, viéndose uno como si de una máquina se tratase. Yo de verdad admiro a aquellos dibujantes que pueden ir subiendo su material al ritmo que les conviene, pero por mí parte me veía envuelto en la idea de tener que estar dibujando constantemente, para subir material nuevo. Una presión absurda que generaba en mi mucha ansiedad, finalmente cuando estuve esos veinte días ausente—para escribir el ensayo — me volví mejor y mas productivo, porque no tenía la necesidad de publicar para que el resto lo viera.

  d)- En el cuarto punto, tengo que decir que la soledad se siente más cuando uno deambula por las redes, a fin de cuentas uno cree conocer a todos los que sigue, pero hasta en eso se falla.

  e)-Con el quinto y último punto tengo que decir que es increíble como uno mejora el autoestima, y como si fuera poco, da la sensación de que  tuviera más tiempo, ya que esas horas que antes tiraba mirando obnubilado la pantalla, ahora las puedo aprovechar en otra cosa.
 


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