miércoles, 18 de enero de 2023

Una Sociedad del No-pensamiento

  LA SOCIEDAD DORMIDA

El No-pensamiento y la virtualidad positiva



Por...MARK

************

A los jóvenes del mundo...

   Nos encontramos hoy en día con un mundo que pisa fuerte en los terrenos de mayor explotación industrial y por ende, humana. La vida actual se asemeja a una simulación de cualquier videojuego, somos seres que vivimos con el fin de crearnos nuestro propio camino y retar al destino, pero nadie nos explicó —y hablo de mí generación — lo difícil que es crear y mantenerse en ese camino. 

    Nací en el año 1997, y me tocó de muy chico relacionarme con el mundo tecnológico, creando mis primeros lazos con la internet, algo que parecía inocente, pero que terminó condenando a toda una generación, y lo sigue haciendo actualmente. Soy una de las tantas personas jóvenes que han experimentado la ansiedad y la depresión, pero que se agravó con el acceso ilimitado a las pantallas, y la cantidad de horas que pasaba junto al celular/computadora y no hablemos del impacto negativo del consumo desmedido de las redes sociales.

     Estamos atravesando lo que yo llamo una invasión de la virtualización «positiva», que al igual que un iceberg solo deja ver una parte de su rostro, la que sobresale del agua, allí está el rostro de su dudosa positividad, caemos ante ella porque la vemos amable, con un montón de buenas intenciones, pero obnubilados por ese primer contacto, es decir lo visible, ignoramos el resto, lo que hay debajo del agua, esa inmensidad densa que se abre ante nosotros una vez que hemos caído en su telaraña. Ese es el sentido de herramientas como las redes sociales, que nos atrapan y nos llevan hacía una percepción extraña del mundo, a tal punto que dejamos de sentir la realidad y solo vemos la vida a través de un celular.

    Las horas que pasamos conectados son el resultado de una vida sedentaria, ya se perdió el interés por cosas tan comunes como la lectura, ya no hay una reconexión del ser humano con su centro, con su mente, con su alma, hoy en día parece que la única forma de interactuar, de hacer amigos, de tener relaciones sociales es mediante una aplicación. Poco a poco el contacto cercano se va perdiendo, ahora todo se abrevia en un emoji o en un stiker.

   Desprenderse del mundo humano nos deshumanizó, nos volvimos espectadores que juzgan la vida de los demás, y que creen que la vida de la otros es más interesante que la propia. Estamos ante una juventud cuyo paso de acción es crear grupos de WhatsApp o hacer campaña por redes sociales, y no quiero que se me malinterprete, la tecnología ha traído grandes avances y ha traído progreso a nuestro la tiempos ¿Pero a qué costo? Perdimos el factor que nos hace ser quienes somos, la estética, los gustos, las aficiones, todo es presentado para que el ojo ajeno juzgue nuestra actitud, para dar que hablar, porque nos gusta aumentar nuestro ego recibiendo likes y comentarios, pero en el fondo eso es vacío, porque solo refleja que todo lo que hacemos es para agradar al otro ¿Y yo cuando? Cuando vamos a reconocer nuestra valía sin necesidad de recibir la aprobación del otro.

   Hoy en día veo jóvenes alejados del pensamiento y la reflexión. La juventud de hoy en día ya no tiene ganas de pensar, mejor dicho: ya no quiere pensar. Se perdió la capacidad de pensamiento crítico, a tal punto que todo se soluciona con una búsqueda en internet o viendo un video.  A nadie le interesa pensar, la reflexión ser perdió en medio de tanta distracción inútil, porque es más fácil dejar de cuestionar, que hacer algo para que esas cosas que cuestionamos cambien. 

   Nos separamos de lo que somos, nos convertimos en la caricatura de lo que alguna vez fuimos, nos infantilizamos a tal punto que llegamos a los extremos del ridículo. Ya no hay un sentido crítico, leemos pero no procesamos la información, leemos sin leer y luego comentamos lo que yo creo que interpreté.

   La sociedad de este nuevo mundo es un enjambre de zombis que caminan a la deriva, envueltos en sus celulares; las parejas ya no aman; los hijos ya no hablan con sus padres. Ésta generación será la que sentenciará la que viene. 

   Vivimos en la época de la corrección político, en donde hay que tener cuidado de lo que uno vaya a decir, cuando en realidad uno debe sentirse libre de lo decir lo piensa. Las redes sociales trabajan en moldear tu mente, y condicionan tu cerebro para que te prives a ti mismo de pensar lo que quieras. La corrección política solo lleva a una sola cosa, establecer un pensamiento único que no acepta discrepancias, hoy en día se habla de «discurso de odio» o oscurantismo del siglo XXI.

   Vivir conlleva vida, pero no es linda si se pasa tan rápido. La cantidad de horas que se pasan delante de la pantallas, solo producen un acelerado paso del tiempo. Da la sensación que los años son días, y vamos atravesando así año tras año, arrastrando los mismos errores, las mismas promesas,  creyendo que el nuevo comienzo vendrá a reemplazar al que se va, pero terminamos reprimiendo a un más el dolor que guardamos en el interior de nuestro pecho, parece casi una injusticia contra la humanidad el incansable paso del tiempo. Uno se centra tanto en lo banal, en lo superficial, que los detalles más puros de la misma vida son capturados para ser subidos a una red virtual en donde será examinado por seres a los cuales no les importamos. Vivimos la virtualidad «positiva» con el fin de alejarnos de la que tenemos, porque creemos que el estar «desconectado» (FOMO) significa perdernos de las experiencias de las redes, como si eso significara perderse de la vida.

   La vida se nos va, pero no tomamos consciencia como el incremento de la ansiedad y la depresión en jóvenes causa estragos a nivel mundial. Estamos más conectados pero lejos a la vez. Perdemos por completo la noción del tiempo, desperdiciando horas que jamás van a volver. Estamos atrapados en este mundo distópico en el cual no hay salida y todo apunta a una sola alternativa, la desintoxicación de las pantallas o la muerte.

  Crecer rodeado de tanto progreso tecnológico, en la sociedad hiperindustrializada, trae consigo un sinfín de malas interpretaciones y de consecuencias a nivel psicológico, en cuanto a las malas interpretaciones me refiero al uso casi sin limitaciones de las herramientas tecnológicas derivadas del progreso ininterrumpido, que acarrea con ella más presión sobre los individuos, que ahora son sujetos de prueba, moldeados por sus formas de pensar, observados por medios de dispositivos, es decir pasamos de la era de la disciplina, a la era de la vigilancia. Durante el período de niñez y adolescencia de nuestros padres, ellos eran sometidos a diferentes controles que quizás hayan sido imperceptibles ante sus ojos, pero que de alguna manera fueron moldeando sus pensamientos, arrastrando miedos, prejuicios. Hoy en día la disciplinaria sociedad cambió, ahora todo está más controlado, vigilado por medio de aparatos orwelleanos que al igual que el Gran Hermano, controlan cada movimiento. En pocas palabras, en los dos modelos sociales estaba la similitud del control, solamente que antes estaba más marcada por los padres y otros agentes externos, ahora se delimita por medio de la censura o eliminación de cuentas, pero sea como sea, en los dos modelos sociales, no hay libertad.

    Solemos pensar que el mundo de la internet vino a darnos libertad, lo cual no es algo equivocado, pero también vino a controlar, y es un sistema muy eficaz a la hora de evaluar como nos comportamos. Hemos perdido libertad a medida que la vamos ganando, y es esa falta de libertad, esa falta de autonomía para poder desprendernos de las pantallas, lo que nos causa ansiedad y depresión. Creímos que éramos nosotros los que controlábamos la tecnología, pero es ella la que nos domina.

     Con tanto conocimiento que hay navegando por las miles y  miles de páginas, foros y demás, estamos ante una sociedad cada vez menos sabia, menos cuestionadora, más de acatar órdenes y de dejarse dominar. Hoy en día con todo el poder que ofrece el conocimiento tendríamos que ser unas mentes brillantes, pero al contrario, nos vemos cada vez más envueltos con contenidos basuras, irónicos, que solo sirven para hipersexualizar a la mujer o al hombre, contenidos de desinformación propios de la era de la posverdad, publicaciones muy tercermundistas y miserias humanas. Estamos a la postre de una sociedad infantilizada por la cantidad de contenido sin sentido, que agradable sería ver a aplicaciones como la tan famosa plataforma china de videos cortos, enseñar y educar sobre el librepensamiento y diferentes valores que nutren la consciencia humana, en vez de solo dedicarse a permitir contenidos irrelevantes e hipersexualizados. "Mente sobre materia" decía el gran villano del universo Superman, Lex Luthor, y la verdad que verdad no le falta (valga la redundancia), el intelecto hoy en día dejó de ser lo fundamental, hoy la educación decayó, hoy estamos viendo las consecuencias de una sociedad hiperconectada, donde tenemos exceso de información, y donde ni siquiera la mitad de todo ese exceso informativo podría calificar de necesaria.

   Estamos ante una crisis de la humanidad más profunda de lo que pensamos, donde nos domina el ego, donde nos gusta ser juzgados, despertar comentarios, pero todos se olvidaron de la mente, todos se olvidaron del poder del intelecto, de la fuerza del pensamiento, de la filosofía aplicada a la vida personal de cada uno. Hoy vivimos tan rápido que nos cuesta encontrar ese momento en el que podamos sentarnos y reflexionar sobre que tal estuvo el día o porque me siento mal, eso se perdió. Nos damos cuenta que estamos en una sociedad infantilizada, cuando nos empezamos a pelear porque Pepe no te contestó el mensaje o porque Juanita estuvo en línea pero no te escribió, eso si que son problemas innecesarios, la responsabilidad sobre las pantallas nos lleva a cuestionar a aquel que no cumpla las reglas tácitas de esa determinada aplicación, como si fuera un deber cuasi nacional el responderte un mensaje. Problemas inventados en el mundo de plástico en el que vivimos.

     La sociedad es un gran semillero de ideas, pensamientos, pero muchas veces es injusta, muchas veces no da oportunidades, muchas veces nos frustra y nos demuestra su costado más cruel, pero es menester compenetrarse con esa realidad para cambiar las cosas, esto no es una cruzada anti-tecnología, es más bien una mirada real a ese mundo tan mágico, donde parece que todos la pasan bien y están felices.

   La idea de un mundo libre empieza por la emancipación de nosotros mismo, es decir de la liberación de nuestra propia esclavitud mental. En este mundo completamente acelerado, es deseable bajar un cambio, tomar aire y dedicar tiempo al autoconocimiento, a cultivar ideas y cosechar experiencias del propio mundo. Seamos jóvenes comprometidos con la realidad, actuemos con conocimiento de causa y estemos siempre firmes por este borde recto.

    

   

  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario