martes, 9 de enero de 2024

EL SENTIDO DE LA VIDA

EL PROPOSITO DE LA EXISTENCIA ¿ES REAL?


LA IMPORTANCIA DEL PRESENTE EN LA COTIDIANEIDAD DE NUESTRAS VIDAS 

Por...MARK
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 ¿Qué entendemos por «el sentido de la vida»? ¿Existe realmente la posibilidad de darle a nuestra vida un sentido? Bueno, antes que nada esa una incógnita que rodea al ser humano desde que ha tenido consciencia. Siempre, en cada situación y momento histórico, el hombre ha atravesado múltiples crisis existenciales que le han orillado hacia las preguntas que nos formulamos al principio. Hay una necesidad en nuestro interior lógico por querer descubrir el «para qué» de nuestra vida por este mundo. Es como uno de esos acertijos que nos carcomen por dentro al no poder resolverlos ¿Será tal vez por que no hay ningún sentido? 

   La gran mayoría de pensadores que han atravesado la faz de la Tierra, han planteado un montón de teorías sobre el sentido; ya sea que el sentido no existe o por el otro lado, el hecho de uno mismo crear su propio sentido. 

   Lo que tenemos que dejar en claro antes de proseguir, es que como somos seres sociales, buscamos siempre un reconocimiento, un trascender en la vida. Nos importa mucho haber tenido una vida que haya valido la pena, pero, eso tal vez era antes, ahora todo ha cambiado rotundamente. Los intereses y los objetivos que mueven los hilos del mundo, buscan otros horizontes. Un sinfín de hombres y mujeres, plantean la búsqueda del sentido de la vida en otros placeres, en otras aventuras o en otras vivencias. Pues claro, los intereses cambian con el mundo.

   Pero todos lograremos coincidir en el hecho de que por más cambios o sucesos extraidionarios acontescan en este mundo de modernidad líquida, siempre nos va a preocupar ese «para qué». Nos desespera pensar que cada cosa que hacemos, y en la que estamos convencidos de que va a llevarnos a algún lado, pues al final no tiene ningún valor para el mundo. La pérdida total de sentido nos desestabiliza. Nos asusta creer que la vida es vacía, nos da miedo saber que todo el esfuerzo es en vano.

   Entonces ese es el punto de partida, para no caer en el foso de la locura, damos paso al florecimiento de ideas que según nuestro criterio nos harán más felices. Veamos algunos ejemplos:


a)- EL UNIVERSO

  No voy a referirme aquí al pensamiento Oriental y todo lo relacionado al Tao, puesto que no influye mucho en la cultura Occidental, pero es extraño como en la vida posmoderna, se desarrolla la idea del «Universo», como un ente supremo que nos vigila y guía nuestras acciones. Las nuevas tradiciones relacionadas a toda esta movida sobre la influencia de los astros en nuestro comportamiento o la incidencia del signo zodiacal en nuestra forma de ser, terminan dando por resultado, un desprendimiento del sujeto para con la realidad. Déjenme decirles que no hay ninguna fuerza en el universo para que podamos confiar nuestras vidas en sus manos. Al universo le somos completamente indiferentes, al horóscopo los escriben personas bajo un criterio poco serio. Pero estas creencias irregulares, y el hecho de que «tuve un mal día porque mercurio estaba retrógrado», no es más que una falacia para desligar mí relación real con el problema: «No fui yo, fue Patricia».

   Es en esa desesperada búsqueda por el sentido, donde nos aferramos a algo que nos brinde la más mínima sensación de esperanza, para no querer comprender que la vida es vacía, que vamos y venimos sin un orden aparente. Arrastramos con nosotros miles y miles de años de humanidad, que nació y murió sin ser reconocidos, sabiendo que ante la inmensidad del universo no somos nada. Lo importante es no ceder ante el impulso de la sofocación, y cuando antes aceptemos que estamos acá para vivir, lograremos hermanar nuestra existencia con todo aquello que nos rodea, hasta incluso la muerte parecerá insignificante ante las moléculas que palpitan dentro de tí, mientras te lanzas a la aventura de un nuevo día, a la búsqueda de un amor que le de, en lo cotidiano, el sentido justo para saber que aún estás vivo, presenciando el milagro de existir.




b)- LA RELIGIÓN

    Punto controvertido pero necesario. Aquí trataré de ser breve. Al igual que el universo, la religión funciona exactamente de la misma manera, es casi como un medicamento que realiza en el cerebro un efecto placebo, al darle al sujeto esa sensación de sentido. La diferencia entre el universo y la religión, radica en que la fe es inherente al hombre, pues en cierta medida moldea su pensamiento, sus acciones, le aporta valores y sobre todas la cosas, un sentido. 

    La ida de ser un guerrero de Dios o el premio de ir al Paraíso por llevar una vida buena y responsable, son en cierta forma, un sentido que toca lo más profundo del hombre creyente. Es decir sabe que su sentido es servir a Dios y a la sociedad (en nombre de la religión) con buenos actos, eso le otorga la sensación de que no está viviendo sin sentido. En otros términos: la da una sensación de utilidad a su existencia. 

*(A mí parecer los feligreses se vuelven unos esclavos de dicha fe, pero ese ya es otro análisis).


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   Ahora fíjese en la palabra que utilicé dentro del ejemplo a). Por si no la recuerda, hablé de lo cotidiano. Sí, puede sonar muchas veces monótono, aburrido, repetitivo, pero no deja de ser clave para la experiencia humana. Lo cotidiano es un vínculo con lo interno, no solo es rutina, trabajo y quehaceres, pueden ser también aquellas actividades que tal vez pasan desapercibidas o a las que no les prestamos demasiada atención, por el mismo hecho de ser comunes en nuestro diario vivir. Puede llegar el día en el que tomar un mate o café caliente en una mañana fría de invierno, nos revele más secretos que el hecho de vivir para experimentar. La mente sumergida en un libro puede revalorizar aún más el sentido de su vida, el artista que pinta con total soltura sobre el lienzo, puede ver el sentido de su existencia en su próxima obra. 

    Nótese entonces como lo cotidiano es fundamental en nuestra existencia, como lo es también el contacto humano. Personas atraviesan diariamente nuestras vidas, ya sea en el trabajo, en el kiosco o en el transporte público, pero se imagina usted lo poderoso que sería poder conocer todas esas consciencias, y saber el impacto positivo que nos podrían ofrecer el conocer más allá de la apariencia, la piel y los huesos. Ver el alma de la otra persona puede ser también un aliciente para la búsqueda de sentido. La mirada que la chica que te gusta te devolvió, mientras la profesora de matemáticas daba su discurso sobre el Teorema de Pitágoras, puede cambiar (en tan solo ese instante) la percepción de tu sentido, y la busqueda del mismo. Te vas a sentir más aliviado, de mejor humor, con esa sensación de que puedes comerte al mundo. Todo estaba en la atención a lo cotidiano, y la búsqueda del alma en las relaciones humanas.

    Podríamos concluir afirmando que la percepción humana del sentido de la vida, está ligada a sus propias vivencias, es decir todo aquello que nos ata a un presente, por lo tanto quizás (y solo quizás), pensar en el sentido de la vida sería adelantarnos a un futuro en donde no tenemos ni el más mínimo conocimiento de cómo será. La vida es el ahora, la experiencia del presente es el sentido de la vida, lo futuro es inestable. 

   La idea de una meta a la cual tenemos que llegar en un periodo de tiempo (vida) no es factible. No se puede tener una sola meta, siempre ambicionamos más de una cosa, ergo tenemos más de un sentido. Lo que puede pasar a futuro no tiene porque perturbarnos, si puede hacerlo el presente. Crecimos preocupándonos por lo que será en un futuro: ¿qué vamos a hacer cuando seamos grandes? ¿qué vamos a estudiar? ¿de qué vamos a trabajar?, etcétera, pero no estamos preparados para afrontar el hoy, en sí afrontar el sentido.

⭐⭐⭐⭐⭐


«Cuánta verdad (¡Cuánta verdad!) hay en vivir 
Solamente (Solamente) el momento en que estás
Sí, el presente 
El presente y nada más»

(VOX DEI- PRESENTE (EL MOMENTO EN EL QUE ESTÁS)-)

¡GRACIAS POR LEER!

  


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