VIVERE VEL MORI
TODO TIENE UN PORQUE, EL PROBLEMA ES FUNDAMENTARLO
******
«Vale la pena vivir.
Vale la pena seguir viviendo.
Siempre hay un para qué»
(Viktor Frankl)
*
Las distracciones del mundo moderno, no son más que un escaparle a ese destino que irremediablemente va a suceder. De todas las cosas evitables de la vida, esta es completamente inevitable. Por eso para bajarnos un poco los humos, es necesario recordar que somos seres de paso, que aquí en la Tierra, no hay infinitud. Toda la materia, con o sin vida, está destinada a perecer. Cada cosa cumple su ciclo, pero somos los seres humanos los que tenemos esa consciencia de que mañana puede ser que no despertemos nunca.
El tan gastado memento mori, no es solo una frase ya prostituida por falsos maestros estoicos de la actual vida moderna, es más que eso, es un recordatorio ancestral de que tu tiempo es ahora, más tarde puede ser que el reloj se agote.
De ahí que busquemos el vínculo, de ahí nace esta necesidad de encontrar el amor, de toparnos con algo que sea más grande que nosotros para que toda nuestra existencia cobre sentido. Dependemos de la identidad que nos da saber que no estamos yendo por cualquier lado, sino que tenemos una meta. La idea del propósito viene a resignificar nuestra existencia, le damos el impulso, la motivación para la construcción de nuestros deseos más profundos.
Sin propósito no hay existencia. Si no llevamos la vida hacia la desembocadura de algún sentido, estamos malgastando el tiempo, estamos irremediablemente, cayendo en la total falta de trascendencia.
¿Cómo te gustaría ser recordado? Que pregunta tan fuerte, pero que no tiene una respuesta totalmente clara, si al final, una vez bajo tierra o puestos en una urna, ya de nosotros no hay ni rastros. Pero, si deseamos tener una vida después de muertos, es necesario entonces tener un propósito ¿Qué propósito es el que nos conviene? Yo no puedo decirlo por usted, debe ser su propio viaje interno el que lo lleve a encontrar su lugar, no en el mundo, sino en su propia vida.
Tampoco hay que irnos a la planificación de un propósito tremendamente superior como la paz mundial o la idea de cambiar al mundo. Tiremos más por esa simpleza que nos dan las pasiones, y encontremos el sentido en el arte, en el placer de la lectura, en el acto de tomar unos mates; o quizás para otros el sentido está en la imperiosa necesidad de pasar un buen momento con los amigos, de ir a pescar, jugar con sus hijos o en hacer el amor. Tenemos el sentido de la vida tan posado sobre nuestras narices que no nos damos cuenta a veces del valor de lo que nos rodea.
Saber disfrutar de aquello que nos proporciona placer, es ya encontrar un sentido. Así como una madre no puede llevar su vida con tranquilidad lejos de sus hijos, el artista no puede concebir la belleza de la existencia sin el lienzo y los pinceles.
Sin la incidencia de un propósito en la vida, no sentiremos otra cosa más que un vacío existencial, que pedirá a gritos ser llenado. Es nuestra responsabilidad poder hallar una respuesta a esa carencia de sentido.
Por eso me preocupa en exceso la falta de trascendencia en la vida de los jóvenes, que malgastan el tiempo en juegos de apuestas y diversiones funestas. Entiendo que la juventud busque en primera instancia el puro hedonismo, pero también debe buscar esa motivación, antes de que su cerebro se derrita.
El significado de aquello que te sucede es lo que hará de tu misión un suceso trascendental. Son tus metas, sueños y ocurrencias, las que te hacen ser único en la inmensidad cósmica. Un solo sueño puede hacer la diferencia entre padecer la vida y vivirla.
El memento mori es solo un recordatorio para impulsarte. Es una forma de decirte a tí mismo que no existen las excusas. Al final todo se resume en el hacer. Ahí también radica la felicidad, que es a su vez una forma noble de valorar que hoy estamos vivos.
Continuará...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario