EL EGOÍSMO DE LA INTELIGENCIA
LA EXPERIENCIA DE COMPARTIR CON LOS DEMÁS
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Caemos cotidianamente el andar por la vida arrastrando penas y pasiones, creemos que carecemos de todo, pero siempre hay un punto en el que somos fuertes. Es imposible que alguien que esté caminando por ésta vida, no posea un conocimiento que lo haga obtener alguna ventaja por sobre los demás, pero no hablo aquí de ideas o saberes ancestrales y milenarios, sino más bien de aquellas cosas que nos destacan, por más pequeñas que sean.
Escuché una vez— o capaz lo leí—, que no hay mejor manera de ayudar a otros que compartiendo lo que uno sabe, lo que uno tiene, porque si hay algo seguro en esta vida, es que todo sirve. Así fue como las grandes corrientes filosóficas se fueron gastando en la Grecia antigua, personas que compartían sus conocimientos con aquellos que tuvieran el interés de aprender a vivir, mejor, o a sobrellevar la vida que ya tenían.
Las tareas que constan de ofrecer un servicio, son el mejor bálsamo para la vida, y no hablo de crear una empresa o desarrollar algún tipo de trabajo especializado, para nada; a lo que voy es algo diferente, consiste en explotar tus habilidades innatas, promover la educación y salvar vidas en los casos más extremos. Mí experiencia me ha llevado a eso, he comprendido que mí vida necesitaba de otra motivación que fuera más allá del sentido capitalista del éxito y el ideal de vivir para trabajar. Comprendí que en aquellas áreas en las que me desempañaba y poseía manejo de forma natural, podrían servirme para darle a otros lo que no tienen, es ahí cuando, en un «llamado del alma», decidí compartir lo que yo sé, que aunque sea poco puede servir, y puede sobre todas las cosas, influenciar a que más personas se animen.
Compartir lo que uno sabe genera felicidad, da alegría, ensancha el alma; negarse a compartir lo que se sabe genera infelicidad, superioridad, en pocas palabras son personas egoístas de la inteligencia.
El egoísta de la inteligencia es aquel que sabiendo que tiene en sus manos un conocimiento útil, desea no compartirlo, negándose la posibilidad de atender a otros. Ya hace aproximadamente seis o siete años que me dedico a enseñar lo poco que yo sé en cuanto a dibujo y pintura, a niños y adultos, y últimamente a jóvenes que se encuentran en rehabilitación por drogas y alcohol ¿el motivo? es porque considero que cualquier persona puede dibujar. Pero esto va más allá del simple altruismo, mí visión se enfoca en ensañarle a otros la posibilidad de que con el arte logren expresarse, sacar sentimientos, sensaciones y emociones internas para sanar; es en toda la regla una forma de terapia, y puedo verlo en la sonrisa de los niños o en el disfrute de los adultos.
No me quedo pues en ese egoísmo de guardarme para mí las cosas que sé, eso no sirve, eso no suma a la sociedad, al contrario perjudica. El significado de la vida en sociedad reside en el compartir el tiempo, el conocimiento, los momentos con los demás seres humanos, no hay actividad creativa o lógica que puede ser denominada una pérdida de tiempo; lo podrá ser si es que no sabemos entender su esencia. Desde un taller literario, hasta como pintar macetas, todo es válido, hoy en día, en las situaciones en la que nos encontramos a nivel global, es necesario este tipo de actividades, es necesario ahora el pequeño taller del barrio en donde enseñan teatro, o ese rincón de la escuela para aprender a tocar algún instrumento, o porque no incurrir en las artes plásticas.
No hay que quedarse en esa posición de creerse superior por saber tal o cual cosa, no hay que subestimar al alumno, ya que para ser un gran maestro; lo confieso, he aprendido más de mis alumnos que de los libros.
Los que padecen ese egoísmo de la inteligencia, deben de alguna manera ser infelices, pues se pierden de la alegría de compartir algo valioso. La cuestión es animarse a poder saltar la barrera de dicho egoísmo, y darle a la inteligencia un toque más comunitario, y te aseguro que tu alma estará orgullosa.
Cuando entro al taller o llego al lugar en donde me toque enseñar, se me va toda ansiedad, olvido todo miedo, la inseguridad desaparece y sale en escena ese yo que durante los días normales está oculto. Gracias al dibujo y los diferentes lugares que me han abierto las puertas para enseñar, he conocido personas maravillosas, he ayudado a niños a mejorar en su arte, y a adultos a la hora de hacerles saber que están bien encaminados.
«Impresionarte» en parte surge como esa herramienta de compartir con otros lo que sé, porque no se puede vivir pensando que uno tiene que guardarse todo para sí, si me surge una idea, por más loca que sea, la pondré al alcance de todos para debatirla, puesto que así se nutre la vida, de ideas y experiencias entre unos y otros.
Descartar el egoísmo de la inteligencia, es suprimir ese costado más conservador, y abrazar la verdadera libertad. Amar el compartir sabiduría es un escalón más en la escalera de la vida. Pero ojo, no le hagas caso a las malas lenguas, no le temas al comentario imprudente de que lo haces solo para llamar la atención o porque necesitas atención, esas son solo palabras vacías de gente vacía ¿pero vacíos de qué? pues no generan ningún contenido con sus ideas, no aportan más que negatividad, son en su mayoría personas que le temen al fracaso (muchas veces sin conocerlo o porque es lo único que conocen), y pues no quieren saber nada con aquellos que se animan a dar el paso. En suma, ocúpate de intentar conformarte a ti mismo, cuando sientas que la sociedad te juzga pregúntate ¿esto me hace bien? ¿ésta actividad me da felicidad? ¿me siento bien conmigo mismo luego de realizadas dichas tareas? Si la respuesta es un sí, sigue entonces por el camino en el que vas, conformarte a ti mismo, y ten la seguridad de que estás haciendo lo correcto.
Continuado por la misma línea, no conozco a ninguna persona que le haya ido bien en la vida, tratando de conformar y caerle bien a todo el mundo, y si tal persona existiera, y esa persona de casualidad sos vos, te digo que así nunca serás feliz, porque vivirás poniendo a los demás en primera posición, descuidando por completo de vos mismo.
Quiero finalizar esto animándolos a ser ustedes mismos los que abandonen ese egoísmo intelectual, y llénense de ese regocijo que nos brinda el servir a otros en esas pequeñas actividades, que a posteriori se convertirán en grandes acciones.
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