Acá si no te cortan la luz, te cortan el agua, o te cortan una ruta o en su defecto una calle. Que se yo, la Argentina es eso, todos los días un «bolonqui» nuevo, que te enseña a cada momento cosas nuevas, por ejemplo empezas a aprender que ya no vivís, sino que estás en una constante lucha por la supervivencia, tratando de buscar algo más o menos barato para comer; a la vez tenes que ir esquivando a la mala suerte, porque no vaya a ser que caigas presa de la delincuencia, como miles y miles de argentinos ya cayeron, y siguen cayendo.
Acá aprendés a lidiar con todo y con todos, tratas de hacerle «oso» a la burocracia, pero por otro lado un político te mete la mano en el bolsillo; tenes un trabajo que seguramente es en negro, ganas una miseria que se te va en un alquiler que está completamente por las nubes y tenes que alimentar a tu familia; por ahí sos de esos pocos afortunados que todavía no lo «rajaron» del laburo, pero que está contra las cuerdas porque tenes que ir al médico y te dan prácticamente turno para dentro de tres meses «¡hasta que me atiendan ya me morí!» se queja un señor mayor en el hospital; las mutuales no responden; los médicos están de joda, y si vas por que te quebraste una pierna, es posible que te hisopen.
Argentina es como un buen tango o una de esas viejas «milongas» que escuchaban nuestros abuelos, hay que saberlo bailar, hay que saber llevarla, «gambetearle» cada movida, dejarse llevar pero no arrastrar.
¡Ay Argentina! fuiste la patria de los «pibes» de Malvinas y ahora sos el territorio de «les pibis». Te dejaste seducir por el encanto de una nación más justa, pero te olvidaste que desde hace años la justicia ha abandonado a este país del Sur. Fuiste la cuna de grandes hombres de orgullo, próceres con todas las letras, hoy la tímida «boludez» del argentinito ha detenido todo progreso en vos. Sos el país del vino, el mate, las empanadas, el locro y el asado; fuiste la madre de Cortázar, Borges, Cerati, del «Flaco» Spinetta, Facundo Cabral, Fontanarrosa, Quino, Dante Quinterno, Mercedes Sosa; sos la promesa del campo argentino que vio nacer al gaucho que antes supo dominar este suelo; sos historia viviente de patagonias rebeldes, de la unión de trabajadores, de inmigrantes que forjaron la nación; sos la tierra del indio que venera sus raíces; sos la tierra de cualquiera que se precie de ser argentino.
Más de una vez estuviste a punto de desfallecer, pero el poder de resiliencia de los ciudadanos que habitan en ti, es tan grande que hacen hasta lo imposible por ponerte de pié. Nadie te quiere ver mal, pero pareciera que los que están al mando, tratan de enfermarte, pero vos sos fuerte, sos como el acero del alambre de San Martín, que alambró nuestros campos, sos implacable como un viento Zonda, pero hermosa como una tarde de lluvia.
Por último te digo: no importa a donde se vaya tu gente, si a Europa, China, o África, siempre se llevarán algo de vos, hay una magia en cada rincón del país que esconde cultura, luz, felicidad, por eso es difícil olvidarte; cuando desde bebés ya pisamos este suelo, nos damos cuenta al instante, que estamos en casa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario